Annie

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                                                Ella.

Luego de eso, vi en sus ojos dolor, pero rápidamente sonrió. Como tratando de ocultar sus sentimientos.

- Lo siento no quise sonar tan dura.

- Descuida, yo ni siquiera me sabia tu nombre-

Ok, no esperaba esa respuesta.

- Y ¿Que hacemos ahora?

-Supongo que buscar más gente… Si te encontré a ti ¿por qué no a más?

- No lo creo, es todo tan extraño ¿dónde has buscado?

- En la plaza y cerca de mi departamento

–hizo una pausa y dio un supiro – no creo que haya nadie más

- Bueno no sacamos nada con buscar

- No lo sé, quizás gastaríamos energías que luego nos harían falta

-¿Falta para qué?

– dije algo enojada y continué- no creo que aparesca alguna fuerza sobrenatural y se trate de apoderar de nosotros…

- Lo sé, lo sé, pero todavía no lo entiendo ¿qué está pasando?

¿Qué está pasando? Yo también me he planteado esa pregunta, desde esta mañana, no lo entiendo ayer estaba todo tan normal y hoy… esto… las calles desiertas, ni rastros de vida humana, si no lo hubiese encontrado a él, quizás en algún momento me volvería loca de tanta soledad.

-¿Sabes? Tienes razón no sacamos nada con buscar personas. Si lo hacemos quizás con qué nos encontremos, es preferible que nos quedemos ambos y nos protejamos. Nadie sabe que nos espera

– ni siquiera había pensado en mis palabras me salieron tan naturales, resfalando por mi voz-

-Venga ya. Comamos algo y luego vemos de que trata toda esta estupidez.

Calentamos unas pizzas ya preparadas y nos sentamos a comer, no hubo mucha charla ya que ambos estábamos preocupados de qué nos metíamos a la boca y qué otras cosas podíamos comer, pasamos a otros locales y extraer un poco más de comida de ellos.

Si estamos realmente sólos debemos aprovecharlo de alguna manera ¿no?

Nos decidimos por visitar unas cuantas tiendas y sacar algunas cosas que nos parecieran necesarias en caso que pasara algo, cosas como ropa (la que yo siempre desee y nunca pude acceder a ella por temas de dinero), suministros escenciales, algo de medicinas, unas cuantas botellas de alcohol y algunas otras cosas que creyéramos importantes.

No estábamos robando. Bueno en el fondo sí, sacábamos cosas como si fueran nuestras ¿pero qué más podíamos hacer si todos se habían ido?

Nos costó un poco abrír las puertas de las tiendas, realmente parecíamos verdaderos criminales. Pero no había quien nos arrestara, así que éramos libres de hacer lo que nos apeteciera hacer.

En algunos lugares para entrar rompíamos vidrios. Al principio dudamos si romperlo o no por miedo de que sonaran las alarmas y algo apareciera.

Pero al final decidimos romperlos. Había recordado en la mañana que no había corriente eléctrica por mi fallido intento de usar el microondas, por lo que no nos preocupamos de las alarmas, ni de las cámaras.

-¿Crees que nos arrestarán por esto?

– le digo entre risitas cómplices, sobre lo que estamos haciendo-

- No nos pueden ver y mientras no tengan pruebas no nos pueden inculpar por nada.

Terminamos de tomar todo lo que podíamos a excepción de aparatos tecnológicos ya que por el tema de la luz no nos servirían en nada. Aunque la tentación de tomar algunos a veces me jugaban una mala pasada he intentaba tomar algunos.

Lamentablemente no pude, porque estaban rodeados de una serie de cables que los protegían de los robos… Claro yo estaba robando. Muy efectivo su sistema de seguridad, sólo comprobaba que funcionara.

-Suelta esos aparatos, sin corriente no hay nada que hacer.-me retó entre risas- déjalo ahí y vayamos no vaya a aparecer un policía y te arreste por intento de robo.

Esto me provocó risa porque él tenía una mochila (robada) llena de ropa y artefactos que según el podrían servir en algún momento.

Miré hacia su mochila y le dije:

-No seré la única a la que arresten… -no pude evitar soltar una carcajada-

-Bueno, iremos a la cárcel juntos. Aunque tú fuiste la de la idea

-¡Eres un mentiroso! Tú eras el encantado de aprovecharnos de nuestra situación, ladronsuelo

-Temo que deberé arrestarla señorita

–miró hacia el lado en busca de algo, tomó una corbata y continuó - Esto me servirá para atarla y dirigirla a la prisión por sus múltiples robos

-No si no me atrapas.

Al terminar de decir esto salí corriendo hacia el sector de deporte, mientras él me seguía.

Tomé algunos balones y se los empecé a lanzar. Creo que no tengo muy buena puntería porque todos le pasaban por los lados.

Seguí corriendo hasta llegar a un sector lleno de alfombras y muebles.

Fue ahí donde me logró alcanzar y apareció por mi espalda, me tomó los brazos en un intento de atarlos pero yo fui más rápida me di media vuelta quedando al frente de él, logrando zafarme y quitarle la carbata con la que pensaba amarrarme.

-Ya no tiene con qué esposarme oficial.

-Temo que tendré que utilizar la fuerza, bella damisela.

No me di ni cuenta cuando estaba sobre sus brazos y en un intento por librarme de ellos, él tropezó con una pelota de las que había lanzado anteriormente.

Al fin alguna logró tocarlo. Perdió el equilibrio y ambos caímos sobre una alfombra. Muy suave la alfombra, cabe mencionar. Amortiguó muy bien nuestra caída.

Quede arriba de el, levante la mirada y estabamos muy cerca.

Demaciado.

ExperimentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora