Capitulo 2

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—No me gusta estar aquí. Estoy aburrido. —Se quejó el rubio mientras caminaba en zancadas— ¿Dónde está el mocoso ese?

JJ ya estaba al borde del límite si la gente lo consideraba que su actitud era pesada, entonces no sabía que palabra usar para describir la del rubio.

—Deja de quejarte cada dos pozos. Prometiese no quejarte así que cállate. — Apunto una zona del aeropuerto y prosiguió. — Otabek debe de estar por haya.

—Me dejare de quejar cuando me compres algo de comer.

—Te dije que lo haría después que recojamos a Otabek. Así que aguántate que no eres un niño.

Yuri solo lanzo un bufido mientras caminaba atrás del capitán del equipo de Hockey. Si JJ era el capitán, pero eso de algún modo no le enfada. Después de todo el siempre él era el centro de atención.

Conformen caminaban a la zona indicada por el canadiense. El menor percibió un aroma en el aire, este era sumamente refrescante era como un olor a eucalipto y no era tan hostigante a decir verdad. Poco a poco sintió que este se volvía más potente, al parecer se estaban acercando al origen de ese singular aroma el cual logro que el ruso se olvidara todo a su alrededor y buscase la fuente de este.

De pronto sintió como alguien le agarro el brazo trayéndole devuelta a la realidad.

—Yuri lo encontré. Vamos

El pelinegro no espero a que el rubio le contestara y se apresuró a correr en dirección a su hermano. El cual se encontraba parado junto a una columna y al lado sus maletas. Yuri sintió que el olor había vuelto y este era más potente, pero sin llegar a lo hostigante. Tuvo miedo porque creía saber lo que eso se significaba y no le agradaba para nada la idea.

— ¡Otabek!

El pequeño voltio en la dirección de aquel grito, encontrándose una escena bastante cómica. Su hermano venia corriendo mientras arrastraba a un chico rubio el cual a su parecer peleaba con el otro alfa para que lo soltase.

—Me alegra verte sano y salvo. — sin esperar a que respondiera se abalanzo a abrazarlo, a lo cual el omega trato de zafarse, la gente los estaba mirando y eso le incomodaba.

—Hola Jean

—Eh. Por qué un simple hola, deberías tratarme con más cariño soy tu hermano.

—No me gusta. — oyeron eso fue el corazón y las esperanzas de JJ rompiéndose en pedazos. — ¿Quién es él?

El pequeño, el cual permaneció serio todo el tiempo, apunto al alfa rubio que se encontraba agarrándose la nariz a las espaldas de su hermano.

—Ah. Cierto donde quedaron mis modales. Otabek él es Yuri Plisetsky mi amigo y la estrella de nuestro equipo de Hockey.

Yuri dudo en darle la mano al pequeño. Se sentía aterrado pues al parecer el aroma que percibió provenía de aquel niño que estaba al frente suyo. ¿Esto no era posible no? ¡Es que debe haber un error! Aquel niño no podía ser su pareja destinada, no era posible. Yuri no se dio cuenta que el omega tenia alzada su mano hacia él. No quería tocarla, sentía que si la tomaba no haría más que confirmarle lo que era muy obvio. Pero también quería hacerlo es que su alfa se estaba volviendo loco y le rogaba que tomara al niño y lo marcara en esos momentos. Joder él no era un maldito pederasta.

— ¿Vas a corresponder a mi saludo o no?

Mierda pensó— Ah. Lo siento. — Joder es que su mano es realmente suave. — Como el idiota lo dijo soy Yuri Plisetsky me da mucho gusto conocerte...

—Soy Otabek Altin.

Si en esos momentos no estuviera JJ mirándolo con una cara de querer matarlo ya hubiera secuestrado a su pareja y tomado el primer avión hacia Rusia.

—Bueno como ya se presentaron no veo la necesidad que nos encontremos aquí. Vamos Otabek tenemos que ir a casa.

Mientras Otabek asintió se dispuso a caminar hacia las afueras del aeropuerto ignorando el hecho de que Jean se encontraba discutiendo con Plisetsky.

— ¿Qué es lo que estabas pensando hacer con mi hermano? Maldito pervertido.

—De que esta-s hablando. Y a quien crees que le llamas pervertido

—A ti maldita sea. Que crees que no me di cuenta. Joder Yuri todo el maldito aeropuerto se dio cuenta. ¡HUELES A EXCITADO!

—de acuerdo pero no grites. Joder te lo contare llegando a tu casa.

—Nunca creí que fueras pederasta. De saberlo no te hubiera traído soy un tonto estoy arriesgando la integridad de mi pobre hermanito...

— ¡QUE NO SOY UN MALDITO PEDERASTA!

En esos momentos ambos sintieron como todas las miradas se posaban sobre ellos, haciéndoles sentir incómodos por lo cual se apresuraron a alcanzar al omega el cual para su suerte no había escuchado nada pues en esos momentos se encontraba escuchando música con el volumen a tope.


Pequeño kazajo [PAUSADA]Where stories live. Discover now