Vida 2

2K 255 39
                                    

El trato

Tras haber descansado como era necesario, Yuri se levantó con energía, algo bastante extraño. Se cambió, se peinó su cabellera rubia y salió de su casa, la aún casa de Lilia y Yakov.
Estaba listo para otro arduo día de entrenamiento a pesar de que anoche había bebido y fumado, prometió al kazajo dejarlo, pero realmente no lo hizo, sólo había omitido detalles.
En la pista de hielo, ya se había puesto sus patines y había calentado lo necesario para poder entrar y practicar ambas rutinas a su modo antes de que su entrenadora llegara para picarle la cresta como todos los días.

—No quiero que me estés molestando —dijo el rubio cuando pasó a su lado para advertirle de una vez que no estaba de buen humor ahora que la había visto, ni siquiera recordaba que en la noche había hablado con su amigo kazajo. —Ya sé lo que debo de hacer.

—Pues no parece, Plisetsky, cada vez que haces un salto se ve sucio, no es hermoso, no puedes competir en el próximo Prix con ese tipo de estética. ¿Crees que vas a ganar el oro así? No, nunca vas a lograrlo, no llegarás a ser la mitad de lo que fue Viktor Nikiforov.

Claro que eso molestó al rubio de una manera sobre humana. Traía el celular en su mano y de no ser por qué la ex prima ballerina era su coach y sobre todo, una mujer, le habría reventado la cara con este y de paso la tiraría al hielo para seguirla martirizando ahí mismo. Pero todo lucía hermoso en su cabeza y lo único que hizo fue arrojar el celular al piso saliendo por todos lados pedazos de la carcasa, la tapa por un lado, el resto por otro, astillas y bueno... sería un milagro si podía seguir funcionando al menos para recibir una llamada normal.

—¿Crees que con berrinches vas a mejorar tu estética? —se cruzó de brazos la mujer, estaba molesta y eso le iba a costar— ¿Crees que con berrinches vas a ganar el oro? Así de mediocre no me sirves

La rusa, así, sin más se dió la vuelta y salió tan pronto pudo de la arena. No quería saber nada más del mocoso aquel que desafío su autoridad.
Por otro lado, Yuri se quedó hecho un mar de bilis, no sentía ni el frío del hielo. Empezó a patinar pero sus movimientos no tenían ritmo ni belleza, eran brutos, agresivos, lo mas que quería era descargar esa energía y derretir todo para no sentir aquello.

—¡Claro que soy perfecto, soy la perfección, mi rutina es hermosa!

Grito a lo largo y ancho y a todo pulmón. En su regreso, quiso dar un triple Axel pero no salió nada bien. Cayó Abruptamente y de momento se pudo levantar.
¿Que rayos había pasado? Ese salto siempre lo clavaba bien, nunca había tenido desperfectos y ahora... Una caída.
Volvió a hacer ese mismo salto tomando impulso. Él era perfecto y por lo tanto no podía perdonarse una falta.
Salto tras salto... Se llevo toda la mañana cayendo, repitiendo el mismo salto una y otra vez con el mismo resultado.
Las gotas de sudor estaban resbalando por su cara, sus piernas temblaban pero no podía irse si aquello no salía como esperaba.

Desde lo lejos y con el alma pendiendo de un hilo, estaba ahí Mila. No podía seguir viendo aquello, seguro tendría los pies hechos picadillo, sus tobillos... Un desastre. Yuri era un patinador joven y tenía todavía un futuro por delante pero, si seguía así, no tendría más que dos años, no, uno al menos por seguir triunfando.

—¡¡Yuri!! —Grito la pelirroja entrando al hielo para poder detenerlo —Calma, debes calmarte, debes salir ya, no puedes seguir esforzándote así ¿Cuantas horas llevas así ? ¿No estás cansado? -lo abrazo para retenerlo, quería ya sacarlo de ahi y ayudarlo y curarlo. Mila no pudo controlarse, el niño enojón que le gustaba el animal print, aquel penoso de las mujeres, aquel que bociferaba por que Yakov lo regañaba cada que se escapaba... ¿Donde había quedado ese niño?

—Sueltame Mila

—¡No Yuri! Debes descansar, te vas a morir si sigues así

—¡Que me sueltes! -grito tan fuerte al momento de forcejear que perdió el equilibrio y ambos cayeron al hielo.

La pelirroja se puso de rodillas sobre de él, lloraba, quería recuperar al antiguo Yuri.

Empezando sus diecisiete años, Yuri fue invitado a una fiesta de clausura que al acabar seguía un 'ligero' after party. Ya estaba para ese entonces solo, ni Viktor ni Yuuri se habían vuelto a aparecer. Otabek, su amigo no había podido asistir tampoco por lo que soportar a la gente había sido una pesadez.
Los otros jóvenes eran al menos tres a cinco años mayores de él ruso y no dudaron en invitarlo a la ronda de bebidas que estaban a punto de hacer, casi como competencias por ver quien ganaba y terminaba más pronto los shots. Yuri al principio se quiso rehusar a todo eso, ya tenía suficiente con su falta de apetito resagado como para meter alcohol en su sistema, sabía bien que le vendría peor la ebriedad cuando no había comido nada.
Al final de cuentas se dejó llevar.
No recuerda mucho de ese día ni tampoco el como llego a otro sitio en medio de la noche, ni cuánto bebió, ni si hizo algo más... Pero lo que si sabe es que, de ahi en más, el alcohol fue un buen acompañante.

Después de caer, Yuri quedó en una etapa de shock, no se pudo mover del hielo. Mila trato de hacerlo reaccionar gritando y sacudiendolo, pero apenas y parpadeaba.

Cuando logro despertar de su letargo, no dijo nada y con ayuda de la pelirroja llegó a los vestidores. Se tallo la cara y no hubo reacción alguno ni de gesto ni de palabra solo cuando la pelirroja le quitó sus patines y ella, aguantando su dolor, trataba de ser gentil, aquellas calcetas que llevaba el rubio estaban húmedas en sudor y sangre. Temió quitarlas pero, el darle tratamiento era aún más importante.
Yuri gimoteo sacudiendo la cabeza, el dolor fue creciendo en cada segundo y cuando su mirada se fijó en sus pies... Estaban hechos mierda.

—Mila... Mila para -la aparto con dificultad, las piernas las tenía entumecidas —¡Que te alejes!

—¡No me voy a ir! -era la primera vez que la rusa se alteraba tanto.

En todos esos años, Mila siempre molesto a Yuri pero fue su manera de hacerle saber que ella estaba para él, era una amiga en quien confiar y aunque nada importante sucedió, ella seguía ahí, justo como ahora.
El rubio se llevó una mano al rostro ocultando su patético gesto.

Quizás duraron una hora ahí, mientras Mila hizo lo que pudo con Yuri, había gasas sucias por todos lados, el botiquín de primeros auxilios casi consumido en su totalidad, pero al menos, estaba todo mejor.

—Apoyate de mi, Yuri, te llevaré a con Yakov y Lilia, no puedes estar tu solo al menos no hoy.

—No quiero -sentenció al instante.

—Es que no te pregunté, te voy a llevar quieras o no - dió gracias al cielo de que por ahí estuviera pasando Georgi y este le ayudó a llevar a Yuri fuera, en lo que ella limpiaba el desastre que quedó y recoger las cosas del rubio. Exhaló pesado cuando en el hielo encontró pedazos de su celular... Alguien iba a estar muy enojado y no precisamente el rubio.
Recogió y guardo todo en una mochila para irse junto con sus otros dos compañeros. Ahora, más que nada debía dar aviso de lo ocurrido, alguien debía poner en su lugar al inestable de Yuri.



—————————————————




Hola!
Este capítulo duro un poco más de lo esperado y también me tarde mucho en escribirlo, pero tenía que tomar fuerza para poder describir el dolor de Yuri y su frustración.
No me odien, no mucho(?).

Los gatos no tienen nueve vidas Where stories live. Discover now