✧ ཻུ۪۪ ˗ˏˋ 𝐇𝐀𝐑𝐑𝐘 𝐏𝐎𝐓𝐓𝐄𝐑

🧡... 𝒓𝒆𝒎𝒖𝒔 𝒍𝒖𝒑𝒊𝒏

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓

Cuatro años de relacion. Cuatro años con Remus de mucho amor pero nunca pasa de besos y caricias.
En las rondas de Prefectos se encontraban ______ y Remus, los dos son prefectos y les toca juntos hacer la guardia.

Remus se acercó a un armario pues parecia curioso, la escena que encontro ahi no fue muy agradable que digamos; Sirius Orion Black se encontraba en una situacion incomoda con una chica de Revenclaw en el armario.

-¿Encerio canuto?... ¿Por que en mis rondas?- Preguntó asquedo con la situacion, aunque siempre le tocaban.

-Por que es divertido si tu nos encuentras- contesto acomodando su pantalon.

-¡Ahgg Que Asco! Esta es la quinta vez Sirius... ademas vengo con ____, ten mas respeto- la nombrada no sabias que decir, solo se encontraba mirando la conversacion.

-Hablando de ustedes dos... ¿ya lo hicieron?- preguntó con una sonrisa picara.

Las mejillas se encendieron, nunca se lo habian ni imaginado pero aun así la respuesta seria nergativa.

-Largo de aqui Canuto, esta sera la ultima, la siguiente va con Mcgonagall-

-Si, si adios Lunatico, ahh... no quiero ser tio tan pronto~ dijo cantando lo ultimo. La chica miraba un punto fijo en el suelo con las mejillas rojas.

-Lo si-siento, por eso, a veces Canuto puedes ser muy... ya sabes-.

-No-No te preocupes- Remus la notaba diferente esta vez.

-¿Te encuentras bien?- la tomo de la mano. Ella no eras capas de responder por lo que querias, le daba verguenza.
Pero Remus le conocia bastante bien como para saber que es lo que te pasaba.

-Escucha...- la tomo de la cintura y la sento en el barandal de piedra que unian a los pilares del arco de la estructura (espero y entiendan) -No he intentado nada por... por miedo, miedo a hacerte daño y eso jamas me lo perdonaria... tu sabes... yo soy un... un mounstro- balbuceó.

-Remus, no eres un mounstro y tengo la confianza de que tu nunca me harias daño por que me amas y yo te amo- los dos sonrieron y se besaron, despues de eso juntaron sus frentes.

-Si tu quieres y me concedes...-

-Claro, Remus te amo-.

-Vamos a un lugar mas privado-.

Llegaron a la casa de los gritos por aquel arbol boxeador, la cama que habia alli no se encontraba en buenas condiciones que digamos, nada que la magia no pudiera resolver.

-Es el unico lugar que pensé... si no te gusta... podemos buscar otro- comento timido.

-Es perfecto- la joven proporcionó un beso en los labios.

Entre beso y beso, Remus decidio bajarlos a su cuello, con pasos torpes llegaron a la cama, él se sento en la orilla y ella parada enfrente de el.
La capa, corbata, camisa, zapatos, calcetines, falda y pantalones terminaron por alguna esquina de la habitacion.

El joven recostó a la femina y junto de nuevo sus labios con los tuyos, pequeños besos humedos fueron pasando a labios, cuello y tus pechos por encima de la tela, sus manos viajaron por la espalda hasta llegar a broche del sosten.

-Estas a tiempo de decir que no- dio una mirada dulce y comprensiva.

-Si quiero, Remus- Desabrochó la molesta tela, dejandote al decubierto, el calor se acumulo en tus mejillas tornandolas de un rosa coral.

-Eres hermosa- beso, lamio, succiono tu pechos, sus labios pasaron por el vientre hasta llegar con el resorte de los calzonsillos, lentamente los bajo hasta quedar por algun lugar de la habitacion.

La joven logró incorporaste besando sus labios y cuello hasta su torso, el soltaba pequeños suspiros y al igual que él, se deshizo de su ropa interior, al parecer la situacion le parecio bastante incomoda asi que la volvio a recostar en la cama y se acerco a ella.

-¿Estas lista?- ambos eran inexpertos, Remus se fue adentrando en ella tratando de ser gentil, pero aun así dolia.

La joven se aferró a su espalda y la resguñó con la llema de sus dedos, ambos se tomaron una pausa, con la esperanza de que el dolor desapareciera un poco, hasta que la femina movió las caderas contra las suyas en respuesta de seguir con lo que hacia. Empezo lento y suave para no lastimarla, pero despues fueron rapidas y profundas, asi juntos llegaron al climax gritando el nombre del contrario, claro sin dejar su semilla dentro de ella, no querian que Sirius o James fueran tios tan pronto.

Puso su cabeza en el pecho de la joven agotado, con sudor en la frente y las respiraciones agitadas.

Al siguente dia inventaran alguna escusa a la profesora Mcgonagall por su ausencia pero sin duda no se arrepentian de nada.

Es la primera vez que escribo algo asi y no se ni como me quedo.