CAPÍTULO 28: ENCUENTROS, DECEPCIONES Y CONFESIONES

En başından başla
                                    

Amy se fue tranquila e incluso feliz porque había logrado solucionar sus problemas con Reece. Aunque estaba tan preocupada por otro inconveniente que había olvidado un pequeño detalle sobre él. Reece Wood decía siempre conseguir lo que tanto quería. Y después de casi media hora más caminando logró dar con la casa de Hunter. Aunque no tuvo que acercarse ni tocar la puerta porque lo había encontrado para entonces. Frente al auto rojo que yacía frente a la grande casa grisácea de los Nowell, sintió su corazón detenerse bruscamente al verlo tan entretenido con alguien más. Su respiración de detuvo abruptamente y sintió su mano temblar al verlo sujetando las muñecas de Anne. No podía ver sus rostros, pero era suficiente con ver cómo la mantenía fija y quieta contra aquel desastroso auto. No corrió ni huyo hacia su casa, Amy, tan furiosa como nunca, acortó la distancia hacia ellos. No podía asimilar la idea de que, días después de haberla besado, estaba ahora jugando con otra. No podía mucho menos creerlo de él, de Hunter Nowell.

—Eres mío, cuando yo quiera y donde yo quiera —bramó la muchacha con furor, luchando por liberarse.

Y sólo entonces notó qué sucedía realmente, cuando estuvo a escasos pasos de distancia.

—Vete a joder a otro, a mí déjame en paz y... ¿Amy?

Se quedó a metros de él con los brazos cruzados y mirándolos tan confundida como furiosa. Y solo entonces, Hunter soltó bruscamente a Anne y se alejó de ella como si su contacto lo quemara. Claro que una situación así podía mal interpretarse, pero Nowell lucía demasiado furioso y escaso de paciencia, con los ojos llameando de ira, como para que se tratara de algo romántico.

—No hemos terminado de hablar —bufó Anne con molestia al notar la fija mirada que Hunter tenía en Donovan—. Amy, estás interrumpiendo, sé educada y vete de aquí —ordenó alterada al ver que, de pronto, perdía el control de la situación.

La suave y fría risa de Hunter se oyó en todo el lugar, pero sólo necesitó dirigirle una de sus miradas serias y severas para que Anne retrocediera.

—Me has colmado la paciencia, Anne, desaparece de mi vista y deja de meterte conmigo. No soy tu juguete.

Cuando el silencio la abrumó por completo, se acercó a él con tanta firmeza que pudo ver en Hunter una sonrisa cargada de diversión asomándose en la comisura de los labios. A un par de pasos de él, levantó el rostro y lo enfrentó no muy segura de cómo iba a terminar a aquello o, peor aún, qué era lo que debía decirle.

—Necesito hablar contigo —dijeron al unísono.

Amy soltó un bufido de impaciencia y tragó en grueso al verlo darle la palabra con un gesto de mano.

—Escucha, Hunter... —suspiró nerviosa, aún más al ver lo divertido que él lucía con cada palabra que decía—. Tú eres mi mejor amigo, te quiero, ¿sabes? Pero... no quiero ser tu amiga con derechos, ni nada más que implique jugar con mis sentimientos. Si quieres algo así, entonces busca a Anne, yo no puedo volver a repetir lo mismo, yo... —rehuyó la mirada cuando supo que aquello le dolería—. Pensé que eras diferente, que todo contigo era sincero, que no me buscabas para pasar el tiempo porque estoy cansada de ser el segundo plato de todos. Parece que me equivoqué otra vez, y es una pena porque creí tanto en ti, Hunter.

Aunque no lucía más que con una larga sonrisa en el rostro que la hizo desesperar. Había sido muy clara en sus palabras pero a él de pronto parecía no importarle mucho cuando invadió su espacio personal hasta ponerla demasiado inquieta. Amy sintió sus mejillas sonrojarse cuando Hunter acortó la distancia entre ellos. Se sentía de pronto torpe y nerviosa, el calor azotando su rostro cuando el aliento del muchacho se coló entre sus dientes.

—Eres muy graciosa —dijo él con tanta burla que sintió el enfado carcomerla por dentro. Pero no podía moverse, no importaba cuánto se retorcía, estaba quieta e imposibilitada bajo el fuerte cuerpo de Hunter—. ¿Crees que dejaré a una chica como Anee por una...? —suspiró él pesadamente, rozándole la suave piel de su cuello con la punta de la nariz—. ¿Por una nena como tú? ¿Eh? —soltó con la voz enronquecida—. Claro que sí, joder.

De pronto la voz era cada vez más baja y ronca, lenta y acompasada con los furiosos latidos que no dejaban de golpear frenéticos contra su pecho. Él estaba haciendo aquello que tanto detestaba. No iba a dejar que nadie, ni siquiera él, pasara por encima suyo.

—Tú... —Cerró los ojos, sintiéndose ridícula por encontrarse en la misma situación, pero ahora, con Hunter Nowell—. Puedes hacer lo que quieras con quién quieras. Después de todo no soy nadie para detenerte.

Entonces lo empujó. Lo alejó tanto de ella que Hunter tropezó con su propio pie, sorprendido y confundido por aquel arrebato. La miró extrañado cuando intentó acercarse nuevamente. Y ella se alejó. Sus ojos escocieron de furia, de enfado al saber que nunca sería suficiente para nadie. Que querían que ella fuera diferente y nunca la aceptaban tal y como era. Que deseaban a una chica hermosa y sensual, no a una joven que todos creían insignificante. Pues que se jodiera el mundo entero, Amy sabía que era mejor que todo eso. No era eso lo que ella merecía ni necesitaba.

—Amy... —rió amargo él cuando la espalda de la joven chocó contra un auto—. Deja de alejarme de ti, por dios.

—¡¿Qué diablos quieres que haga cuando me dices esas cosas?! Vete con ella entonces, yo no te necesito —soltó firme y, cruzada de brazos, se dispuesto a irse de ahí y dejarlo solo. No necesitaba más sufrimientos amorosos por culpa de nadie. Es más, iba a alejarse de todo desde ya.

Los brazos de Nowell se enrollaron alrededor de su cintura, haciéndola soltar un jadeo al sentir sus pechos chocar. Las manos se apoyaron en él, los dedos quemando sobre los anchos hombros de Hunter cuando un suave beso fue depositado en su mejilla, en la comisura de sus labios.

—Es que no lo entiendes y eso me vuelve loco, quiero que te metas en esa cabecita tuya que no me interesa Anne. Me pones tan... mal, Amy, que no entiendo cómo jodidos eres la única que no lo ha notado —Le dijo tan frustrado que una corriente eléctrica la recorrió de pies a cabeza—. ¡Te quiero solo a ti, joder! —exclamó desesperado—. Y no sé qué hiciste para traerme tan tonto pero me encanta —rió en su cuello, dándole suaves besos por doquier, mimándola y abrazándola con firmeza—. Joder, me encantas, hermosa, toda tú... eres... uf, Amy —rugió en su oído.

Sus ojos se cerraron con fuerza y su corazón empezó a latir veloz, furioso al pensar en lo bien que se sentía estando entre aquellos brazos. Se sentía cómoda, protegida, toda ella relajada y en calma, dejándose llevar y permitiendo que la abrazara como si deseara no soltarla jamás.

—No te creo nada. ¿Cómo puedes decir eso cuando sabes que me duele tanto?

—No tenía idea de que ibas a creerte esa mierda con lo enamorado que me traes. Todo el mundo entero lo ha notado menos tú, muy conveniente, pequeña.

Se alejó de él rápidamente al oírlo decir aquello, sus latidos deteniéndose con dolor contra su pecho. La mantuvo alejado, las manos puestas en el pecho de Nowell cuando lo oyó quejarse entre ronquidos.

—¿Qué? —Sus mejillas se sonrojaron violentas y entreabrió los labios sorprendida hacia él. Tan anonadada y nerviosa que pasó por alto cuando Hunter, con una sonrisa traviesa, empezó a juguetear con ellos suavemente con la yema de los dedos—. ¿Eso es verdad? ¿En serio lo es?

Sus ojos brillaban expectantes y felices hacia él, se sentía completa por una sensación calurosa que la embargó al instante, que nunca antes había tenido.

—Estoy completa y perdidamente enamorado de ti, Amy Donovan —murmuró ronco, la voz baja y la mierda perdida en ella—. Y de haber sabido que ponías esa preciosa carita te lo decía mucho antes.

Había un pequeño problema con eso, por muy dulce que había sonado.

—Hunter, yo... —Los ojos de Amy relampaguearon y un nudo atoró su garganta, luchando por no derramar ni una lágrima más. No podía simplemente asimilar la idea de que había alguien que realmente la quería tal y como era, como algo puro y sincero.

Su dulce debilidad ©Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin