Capítulo 10 Nictohilofobia I

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—Bueno, John, llorar es un acto que el ser humano realiza. El producto de llorar surge de muchas maneras como, por ejemplo, en situaciones llenas de emotividad o...

—Sherlock —interrumpió—, no me evadas. ¿Por qué Bell estaba llorando?

Sherlock suspiró con amargura y volteó con John.

—Me hizo una promesa, ¿de acuerdo?

Al escuchar esa respuesta John quedó sorprendido.

—¿Una...? —calló y sacudió su cabeza—. ¿Una promesa?

—Lo que oíste —declaró hastiado

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—Lo que oíste —declaró hastiado.

John quedó confundido.

—Sherlock... ¿Qué tipo de promesa te puede hacer una niña de diez años?

—Hacer cualquier cosa, con tal de descubrir quien mato a su madre.

El Doctor Watson, al escuchar aquellas palabras tan frívolas de su amigo, sintió como un nudo se forjaba en su garganta y se deslizaba con lentitud hasta su estómago. Que sensación tan horrible tenía John Watson en esos momentos.

—¿Sabes Sherlock? —habló entrecortado—, una pequeña no puede hacer una promesa. Ella no sabe la magnitud de esa palabra, y también, no tiene la edad para comprender y realizar una —El detective desvió su mirada y se mostró pensativo ante esas palabras—. 

Bueno —continuó con un enorme suspiro al no obtener respuesta—, creo que lo mejor es que le pidas una disculpa a Bell por lo que paso o por lo que la haya hecho llorar y olvidarnos de este asunto, ¿de acuerdo? —Sherlock cambio la seriedad por extr...

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Bueno —continuó con un enorme suspiro al no obtener respuesta—, creo que lo mejor es que le pidas una disculpa a Bell por lo que paso o por lo que la haya hecho llorar y olvidarnos de este asunto, ¿de acuerdo? —Sherlock cambio la seriedad por extrañez. No había procesado aquellas palabras. ¿Pedir disculpas? ¿Acaso John sabía a quién le decía esas palabras?—. Es lo mejor, Sherlock. ¡Claro! Si quieres que se quede aquí. También sé que no evitaré que la vuelvas a introducir en el palacio mental, sin embargo, pídele perdón por el shock que le hiciste pasar hoy.

—No estaba en shock —molesto insistió.

—Bueno, por el simple hecho de hacerla llorar.

Fastidiado Sherlock Holmes hizo una mueca y le pasó de lado al Doctor Watson, quien le vio atónito ante tan rápida reacción. Normalmente le tomaría unos cinco o seis intentos en los cuales él se mostrará como un ser humano compasivo, pero ahora todo había sido muy repentino. Se dio la media vuelta para ir detrás de su amigo y saber cómo le pedía disculpas a la niña, era muy seguro que tendría que medir las palabras que salieran de aquella desconsiderada boca.

La Niña que llegó al 221B de Baker Street. 【E D I T A N D O】Where stories live. Discover now