Capitulo 4

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Culpabilidad, tristeza, melancolía...esos sentimientos se mezclaron, aún así acabaron siendo opacados por el odio y el deseo de venganza.

        "-Mataré a aquellos que me han llevado a esto...  me han convertido en un monstruo al que temer, solo si hago esto podré morir."

Me levanté, cogí la pistola y avancé hacia el ascensor, pulsé el botón y las puertas se abrieron, no fue necesario que pulsara ningún botón, pues el ascensor comenzó a moverse, ellos me deben de estar observando.

         "-Si me quieren ver lo harán..."

El ascensor llegó a la planta 50, las puertas se abieron y aparecí en un elegante pasillo con una única puerta, fui hacia ella, cuando llegué a la puerta apreté bien la pistola y la abrí.

Una habitación con otra pantalla y una mesa, en la que habían dos frascos que conteníam un líquido blanco, salió otra persona del suelo esta vez un anciano.

La tele se encendió y la robótica voz habló.

        -Bienvenida de nuevo, uno de los frascos tiene veneno elige bien, tienes la opotunidad de morir y salvar a un viejo decrépito o vivir y disfrutarla en nombre de aquellos que no han podido.

Agarré la pistola, apunté a la pantalla y disparé, la televisión murió.

        -Usted es joven déjeme tomar ambos vasos. -dijo el anciano cogiendo los dos, le paré.

        -Puede que sea joven, pero desprecio mi existencia.

        -¿Por qué?

        -Por que me he convertido en un monstruo.

        -Si fueras un monstruo me obligarías a tomar ambos vasos.

Le miré y negué con la cabeza

        -No lo entiende, me doy tanto asco que la vida para mí ya no vale nada.

        -¿Puedo preguntar por qué?

Comencé a gimotear mientras negaba con la cabeza.

        -Venga niña no puede ser tan malo, ni que hubieras matado a alguien.

Lloré todavía más fuerte.

        -Lo has hecho...

        -No tuve elección era mi hermana o ella...

Me tapé la cara con las manos, lo que provocó que no me diera cuenta de que el viejo había cogido los vasos y se los había bebido.

         -¿¡Qué haces viejo estúpido, yo debía morir?!

         -No, yo tengo cáncer terminal iba a morir de todas formas. Además, mi mujer murió el año pasado y mis hijos tuvieron un accidente y también murieron, al ser hijo único no tengo hermanos y mis padres fallecieron cuando yo tenía 7años. Estoy solo, en cambio tú tienes alguien por quién vivir e incluso matar, no mueras, lucha...

Había muerto, y yo seguía viva, un humo blanco salió de alguna parte, no podía moverme, y poco a poco me quedé dormida con la esperanza de no volver a despertar nunca

Cuando abrí los ojos me encontraba atada a una silla, a mis lados había más personas en mi misma situación y justo en frente de mí aquellos a los que salvé una vez, vi en seguida a Kevin y a Erika, que solamente me miraron por un momento.

Al poco rato en una pantalla aparecieron diferentes vídeos de diferentes personas haciendo cosas normales, yo no los conocía, pero el resto a cada secuencia reaccionaba alguien. Tras un momento lo entendí, vi a mi madre haciendo la compra, a mi hermana con sus amigas y a mi padre con el ordenador.

Gruñí.

      "-¿Y ahora qué?, ¡joder! -pensé."

Las imágenes pararon y la jodida voz robótica comenzó a hablar.

       -Bienvenidos, a pesar de que habéis visto estas imágenes, algunos nos habéis decepcionado, no habéis pasado la prueba y por lo tanto no podéis estar aquí, comenzaré de izquierda a derecha, Kevin ¿me haces los honores?

Kevin se movió sin decir nada, se puso delante del chico que estaba a la izquierda, sacó su arma y apuntó a la cabeza.

        -Sí. -dijo la voz

Kevin disparó, muchos empezaron a gritar y suplicar por su vida, otros al igual que yo, nos mantuvimos en silencio, quizás esta sea mi oportunidad de morir, por lo tanto yo no suplicaré.

       -No.

Pasó al siguiente, y así fue disparando y salvando, hasta que llegó a mí, le miré fijamente a los ojos, el corazón me latía a mil, mis latidos me golpeabn como los palos lo hacían a la batería.

       -No

Pasó al siguiente, mis pulsaciones fueron normales y aunque tendría que alegrarme de seguir viva, de alguna forma me sentía decepcionada.

Miré a mis pies, manchados de la sangre de la chica de al lado, sonreí amargamente.

       "-¿Es que mi vida iba a ser ahora así? -pensé."

       -De los 15 que érais, ahora sois 10, vuestra vida ahora nos pertenece si nos desobedecéis o traicionáis vuestros familiares adoptivos pagaran las consecuencias.

       -¿Familias adoptivas? -dijo un chico.

       -Eso os lo explicaran ellos, bienvenidos a vuestro nuevo hogar.

       -Gilipollas. -mascullé.

La televisión se apagó.

Todos nos quedamos en silencio, nadie sabía exactamente qué hacer o decir, pero estaba segura de que todos pensábamos en las mismas palabras: "Familias Adoptivas."

      -¿Qué quería decir con familia adoptiva?- preguntó una chica.

      -Exactamente eso, que sois adoptados.

      -Ya claro, como que nos lo vamos a creer. -respondió un chico.

      -¿Entonces qué pasa con vuestra apariencia? -preguntó una de ellos.

      -Operación estética. -contestó alguien.

      -No, os lo explicaré: El gobierno ha desarrollado un organismo que inactiva los genes que están relacionados con la apariencia original y además actúa como gen copiador, es decir, cada uno de vosotros tenía un organismo único, ya que vosotros llevábais en esa creación el ADN de vuestros padres adoptivos, de tal forma que tenías una apariencia física similar a la de vuestros padres de mentira. -dijo un chico.

      -¿Puedo contarles lo mejor? -preguntó Erika.

El otro asintó.

      -Vuestros padres os vendieron por una pastilla. -todos la miramos atónitos- vuestros padres accedieron a un programa gubernamental, en el que a cambio de una pastilla que les permitiese quedarse embarazados de forma natural,  debían cuidaros con amor hasta que el gobierno os reclamase.

      -Mi madre no haría eso. -dijo una llorando.

Tras esto todos empezaron a gritar, menos yo, lo que no quita que creyera que mi madre no sería capaz de algo.
Alguien disparó, lo que provocó el silencio absoluto, nuestra atención se fijó en Kevin, el causante del estruendo.

      -Reclamarnos para qué. -hablé.

      -Para matar. -contestó.

Palidecí.

      -No te pongas así, no es la primera vez que lo haces, ¿verdad?

      -No tenía elección.

      -Te equivocas, la tenías para bien o para mal, y tú la tomaste, asúmelo o muere.

Miré al suelo, solo veía sangre y creo que es lo único que veré de ahora en adelante.

Sin Identidad.Where stories live. Discover now