Capitulo 7

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- Hola Shin Hye, bienvenida. ¿Sigues siendo una rompe corazones?
- ¿Te estás ofreciendo?
Su sonrisa se amplió.
- Un día de estos saldremos y lo descubriremos. Si puedes deshacerte de tu condicional.
Siguió caminando, y lo miré de forma admirable. Yeri y sus amigas me miraron incrédulas. Yo no sería una diosa al estilo Yong Hwa, pero en este grupo, Krystal y yo éramos diosas - o por lo menos ex-diosas – de una forma diferente.
- ¡Oh Dios Mío! - exclamó una chica. No recordaba su nombre - Aquel era Geun Suk.
- Sí - le dije, sonriendo - Sin duda lo era.
- Lamento no ser como tú - dijo con un suspiro.
Sus ojos se fijaron en mí. Técnicamente, era media Moroi, pero tenía apariencia humana. Me mezclé bien entre los humanos en nuestro tiempo de fugitivas, tan bien que rara vez pensaba en mi apariencia. Aquí, entre las delgadas chicas Moroi y sin pechos, determinadas características - es decir, mis pechos eran mayores y mis caderas más definidas – si destacaban. Sabía que era guapa, pero para los chicos Moroi, mi cuerpo era algo más que hermoso, era sexy de una manera obscena. Las Dhampirs eran una conquista exótica, una novedad que todos los chicos Moroi querían "probar".
Es irónico que las Dhampirs causásemos tal fascinación, porque las delgadas chicas Moroi se parecían mucho a las modelos de pasarela súper delgadas tan famosas en el mundo humano. La mayoría de los seres humanos nunca podría alcanzar este objetivo "ideal" de delgadez, como las chicas Moroi nunca se parecerían a mí. Todo el mundo quiere lo que no puede tener.
Krystal y yo nos sentamos juntas en las clases que compartíamos por la tarde, pero no hablamos mucho.
Las miradas que había mencionado sin duda nos seguían, pero descubrí que cuanto más hablaba con la gente, más se abrían. Poco a poco, gradualmente, parecía que empezaban a recordar quienes éramos, y la novedad - pero no la intriga - de nuestra loca hazaña estaba desapareciendo.
Tal vez, debería decir, que recordaban quién era yo. Porque era la única que hablaba.
Krystal miraba fijamente hacia delante, escuchando pero sin responder o participar en mis intentos de establecer una conversación. Podía sentir su ansiedad y tristeza desbordante.
- Bien - le dije cuando terminó la clase. Estábamos de pie fuera de la academia, y yo era totalmente consciente de que haciendo esto, estaba rompiendo uno de los términos de mi acuerdo con Tae Hee.
- No nos quedaremos aquí - le dije, observando el campus - Encontraré la forma de salir de aquí.
- ¿Crees que podríamos hacerlo por segunda vez? - Preguntó Krystal muy bajito - Absolutamente - Hablé con certeza, una vez más aliviada de que no pudiese leer mis sentimientos. La primera ve que escapamos había sido muy difícil. Hacerlo de nuevo sería un verdadero infierno, pero no es que no pensase en una salida.
- Realmente lo harías, ¿no? - Sonrió, más a sí misma que a mí, como si estuviese pensado en algo divertido.
- Por supuesto que sí. Lo que ocurre es que, bueno... - Suspiró - No creo que deberíamos marcharnos. Tal vez... tal vez deberíamos quedarnos aquí.
Parpadeé asombrada.
- ¿Qué? - No fue una de mis respuestas más elocuentes, pero fue la mejor que pude hacer. Nunca había esperado esto de ella.
- Te vi, Shin Hye. Te vi hablando con los otros estudiantes en clase, hablando de la formación. Lo echaste de menos.
- Esto no vale la pena - le discutí - No... no si tu... - no puedo terminar, pero tenía razón. Ella me había leído. Había echado de menos a los otros aprendices. Hasta a algunos de los Moroi. Pero había algo más que eso. El peso de mi inexperiencia, lo atrasada que me había quedado, había estado creciendo en mí a lo largo del día.
- Tal vez sea lo mejor - respondió ella - No he tenido tantas... ya sabes. No he sentido como si alguien nos estuviese siguiendo u observando.
No dije nada al respecto. Antes de abandonar la Academia, ella siempre sentía como si alguien la estuviese siguiendo, como si la estuviesen persiguiendo. Nunca encontré evidencias para apoyar eso, pero una vez escuché a una de nuestros profesores hablar y hablar sobre lo mismo. La Sra. Lee Hyorin. Había sido una hermosa Moroi, con un pelo de un color marrón profundo y altos pómulos. Yo estaba casi segura de que estaba loca.
- Nunca se sabe quien podría estar observando - acostumbraba a decir ella, andando con brío por el aula mientras cerraba todas las cortinas - O quien te podría estar siguiendo. Es mejor ser precavido. Es mejor estar siempre alerta - Hablábamos entre nosotros sofocando las risas porque eso es lo que los estudiantes hacen cuando tienen profesores paranoicos y excéntricos. Pensar que Krystal actuaba como ella me preocupaba.
- ¿Cuál es el problema? - preguntó Krystal, al notar que estaba perdida en mis pensamientos.
- ¿Eh? Nada. Sólo estaba pensando - Suspiré, tratando de equilibrar mis propios deseos con lo que era mejor para ella - Krystal, podemos quedarnos, creo... pero con algunas condiciones.
Esto hizo que ella riese.
- Un Ultimátum Shin Hye, ¿eh?
- Lo digo en serio - Las palabras que no utilizaba a menudo - Quiero que te mantengas alejada de la realeza. No como Yeri o así, pero ya sabes a quien me refiero, a los otros. Aquellos que juegan con poder. ChoA. Naeun. Ese grupo.
Su diversión se trasformó en sorpresa.
- ¿Hablas en serio?
- Claro. De todas formas nunca te gustaron.
-A ti te gustaban.
- No. No realmente. Me gustaba lo que podían ofrecer. Las fiestas y otras cosas.
- ¿Y ahora puedes estar sin eso? - Parecía escéptica.
- Claro. En Portland lo hicimos.
- Sí, pero allí era diferente - Sus ojos miraban a la nada sin centrarse en algo concreto.
- Aquí... Aquí tengo que ser parte de eso. No puedo evitarlo.
- Si que puedes. Yeri está fuera de todo eso.
- Yeri no va a heredar el título de la familia - respondió ella - Yo ya la tengo. Tengo que implicarme, comenzar a hacer conexiones. Min Ho...
- Krystal - Gemí - No eres Min Ho - No podía creer que aún se comparase con su hermano.
- Siempre estaba involucrado en esas cosas.
- Sí, bueno - Vociferé en respuesta - Ahora él está muerto.
Su rostro se endureció.
- Sabes, a veces ni siquiera eres un poco agradable.
- No me mantienes cerca por ser gentil. Si quieres bondad, aquí hay una docena de corderitos que rasgarían la garganta de los demás simplemente por tener el favor de la princesa Jung. Me mantienes cerca por que te digo la verdad, y aquí está: Min Ho está muerto. Ahora tú eres la heredera, y tendrás que lidiar con eso de la mejor forma posible. Pero, por ahora, eso significa mantenerse alejada de la realeza. Vamos a ser discretas. Actuar con normalidad. Si te dejas llevar por esas cosas nuevamente, Krystal, te vas a volver...
- ¿Loca? - Añadió cuando no terminé.
Ahora era yo quien miraba a la nada.
- No quise decir...
- Está todo bien - dijo, después de un tiempo. Suspiró y tocó mi brazo - Está bien. Nos quedaremos y me mantendré alejada de todo eso. Actuaré tal y como quieres. Creo, que andaré con Yeri.
Para ser completamente honesta, yo no quería nada de eso. Yo quería ir a todas las fiestas de la realeza y a las fiestas salvajes llenas de bebidas alcohólicas como hacíamos antes. Habíamos estado alejadas de esa vida durante años hasta que los padres y el hermano de Krystal murieron. Min Ho debería haber sido el que heredase el título de la familia, y sin duda había actuado como tal. Guapo y extrovertido, era encantador con cada persona que conocía y había sido el líder de todos los clubes y grupos de la realeza que había en el campus.
Después de su muerte, Krystal consideró que era su deber familiar ocupar su lugar.
Pude disfrutar de ese mundo con ella. Era fácil para mí, porque realmente no tenía que lidiar con la parte de la política. Yo era una guapa dhampir, una a la cual no le importaba meterse en problemas y hacer locuras. Me convertí en la novedad, les gustaba tenerme cerca por la diversión que representaba.
Krystal tuvo que ocuparse de otros asuntos. Los Jung eran una de las doce familias gobernantes. Tenía una posición muy poderosa en la sociedad Moroi, y los otros jóvenes de la realeza querían tener su favor. Falsos amigos la querían de su lado y así ponerla en contra de otras personas. Los de la realeza te podían sobornar y apuñalarte por la espalda al mismo tiempo - era un todos contra todos. Para los dhampirs y los plebeyos, ellos eran completamente imprevisibles.
Esa actitud cruel poco a poco había desgastado a Krystal. Ella era de naturaleza buena y gentil que a mi me gustaba y odiaba verla molesta y estresada por los juegos de la realeza. Ella había estado muy débil desde el accidente, y todas las fiestas del mundo no valían la pena si ella sufría.
- Vale - le dije finalmente - Vamos a ver cómo son las cosas. Si algo sucede - cualquier cosa pequeña - nos vamos. Sin discusión.
Asintió con la cabeza.
- ¿Shin Hye?
Nos fijamos en la figura de Yong Hwa. Esperaba que no hubiese oído la parte de la marcha.
- Llegas tarde al entrenamiento - dijo tranquilamente. Al ver a Krystal la saludó cortésmente - Princesa.
Mientras él y yo nos íbamos, me quedé preocupada por Krystal y me pregunté si quedarnos aquí era lo correcto. No sentí nada alarmante a través de la conexión, pero sus emociones inundaban todo el lugar. Confusión. Nostalgia. Miedo. Esperanza. De una forma muy fuerte y poderosa, me inundaron.
Sentí la conexión justo antes de que sucediese. Fue exactamente como había ocurrido en el avión: sus emociones habían sido tan fuertes que ellas me habían "aspirado" a su mente antes de que pudiese detenerlas. Ahora podía ver y sentir lo que ella hacia.
Caminaba lentamente por la zona común, en dirección a la capilla ortodoxa rusa que se utilizaba para la mayoría de las necesidades religiosas de la academia. Krystal asistía a misa regularmente. Yo no.
Yo tenía un acuerdo sólido con Dios: yo creía en el - solamente – si el me dejaba dormir los domingos.
Pero cuando ella entró, pude sentir que ella no estaba allí para rezar. Ella tenía otro propósito, uno que yo desconocía. Mirando alrededor, miró que ni el sacerdote o algún orador estuviesen cerca. El lugar estaba vacío.
Deslizándose por una puerta en la parte posterior de la capilla, pasó por una estrecha escalera que conducía al ático. Aquí estaba oscuro y polvoriento. La única luz que había provenía de una enorme vidriera sucia que rompía la débil luz del alba y la transformaba en pequeños puntos multicolores que cubrían el suelo.
No supe hasta ese momento que ese lugar era el refugio de Krystal. Pero ahora podía sentir los recuerdos de cómo ella solía escaparse al ático para estar sola y pensar. Su ansiedad empezaba a calmarse en cuanto ella estuvo rodeada de ese ambiente familiar. Se sentó junto a la ventana y se inclinó hacia atrás apoyando la cabeza en la pared, disfrutando momentáneamente de la luz y el silencio.
Los Moroi podían soportar la luz, a diferencia de los Strigoi, pero aún así tenían que limitar su exposición. Sentada ahí, siendo protegida por el cristal que diluía los rayos, ella casi podía fingir que estaba bajo el sol.
Respira, sólo respira, se dijo a sí misma. Todo estará bien. Shin Hye se encargará de todo.
Ella creía eso apasionadamente, como siempre, y aún se relajó más.
Una voz baja habló en la oscuridad.
- Puedes quedarte con la Academia, pero no con el asiento de la ventana.
Dio un salto, su corazón latiendo fuertemente. Compartía su inquietud, y mi propio pulso se aceleró.
- ¿Quién está ahí?
Un momento después, una figura salió de detrás de una pila de cajas, un poco fuera de su campo de visión. La figura dio un paso adelante, y en la luz, las expresiones familiares se materializaron. Cabello negro despeinado. Ojos color café pálido. Una sonrisa satisfecha y burlona.
Kang Min Hyuk.
- No te preocupes - dijo - No te voy a morder. Bueno, al menos no de la manera que temes - Dijo sonriendo ante su propia broma.
Ella no le había encontrado la gracia. Había olvidado completamente a Min Hyuk. Yo también.
No importaba lo que ocurría en nuestro mundo, algunas verdades básicas acerca de los vampiros seguían siendo verdad. Los Moroi estaban vivos; Los Strigoi eran muertos vivientes. Los Moroi eran mortales; los Strigoi eran inmortales. Los Moroi nacían; Los Strigoi eran convertidos.
Hay dos formas de convertirse en un Strigoi. Los Strigoi podían transformar humanos, dhampirs, y Morois con una sola mordida. Y Moroi tentados por la promesa de la inmortalidad podían convertirse en Strigoi por su propia elección si intencionalmente mataban a una persona mientras se alimentaban. Hacer eso, era considerado siniestro y retorcido, el mayor de todos los pecados, tanto en contra del modo de vida de los Moroi, y de la naturaleza. Los Moroi, que elegían el camino oscuro perdían su habilidad de conexión con la magia elemental y con las otras fuerzas del universo. Por ese motivo, no podían estar bajo el sol.
Eso fue lo que sucedió con los padres de Min Hyuk. Ellos eran Strigoi.

Amor fuera de regla  (Adaptación)Where stories live. Discover now