"Pequeño Cuervo"

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Inicio de semana y shouyo lo pasaba con Kageyama. Era raro pero cálido, singular y familiar, era como recibir el cariño diferencial al fraternal.

Sus ojos reposaban la vista en su desayuno, sus manos jugueteaban con los utencilios y sus piernas columpiaban bajo la mesa. Era extraño de contar para él, pasar el fin de semana con Kageyama no le molestaba, al contrario parecía nacer de sí un gusto por el amor que este le ofrecía; tener mimos y cumplidos, ser querido y apreciado, tener todo aquello que perdemos cuando dejamos de ser pequeños. Valla que debía ser un tonto  al no darse cuenta con los ojos que le veía su armador.

Cogió un pedazo de sus panqueques, saboreando cada segundo la estancia del alimento en su interior.

—Delicioso

No había mejor palabra para definir lo, y si existiera sería remplazada por el sabor, aquel que Hinata degustaba con la mirada encima del mayor.

—Es bueno que los disfrutes— Salió de la cocina tomando asiento frente a su pareja—¿Tienes planes para hoy?

—A demás de pasar por ropa a mi casa, no lo creo— Ironizó el chico ingiriendo un nuevo trozo de la comida.

—Te puedo prestar ropa, no es necesario que vallas— Intervino caminando a espaldas del muchacho— No quiero que te vallas.

Aquellos detalles comenzó a notarlos, pequeños gestos que desde la mañana Hinata se había grabado. Ver que necesitaba de su presencia lo hizo feliz, el porque quien sabe. Se sonrojo poco después de las palabras del setter, terminó su desayuno listo para lavar los platos que sostuvieron sus alimentos.

Una vez en el la cocina limpiando y secando los utensilios sintió unos brazos alrededor de su cintura acompañados del respirar de su amigo contra su piel. Los nervios nuevamente presentes.

 — ¿K..Kage..

  — ¿Te gustaría ir al cine? — Ignorando la evidente inquietud del pequeño cuervo en resultado de su tacto apretó su cuerpo contra el ajeno tratando de tranquilizar al menor.

— P..pero m..mi ropa...

— Ya te dije que te prestaría algunas prendas mías idiota — Dio vuelta al cuerpo del chico —  O si quieres podemos ver los vídeos de los partidos que hemos jugado.

Sonrojado asintió en su respuesta, era volleibol no podría ignorarlo.





Los chicos, armador y carnada miraban fijos los vídeos con un toque de nostalgia y admiración; Kageyama acariciando los cabellos del pequeño cuervo mientras lo abrazaba encima suyo y Hinata muerto de la vergüenza disfrutando de las caricias del armador.

Creyó que si evitaba una situación en la cual pudiera haber un acercamiento mayor entre ambos se ahorraría los momentos incómodos y vergonzosos pero no, su suerte no era tan buena. Kageyama si que se esforzaba en esto, en la relación que sin intención de querer aceptó; acurrucó su rostro en el pecho de Tobio, ni atención prestaba al vídeo que habían colocado la pena y los nervios nunca de irían si seguía así con Kageyama.

Miro de reojo el rostro del chico, estaba dormido; suspiro apenas eran las 5 de la tarde, habían visto 4 partidos completos un equivalente a 6 u 8 horas pegados al televisor. Intentó moverse con la intención de no despertar al pelinegro colocándose a su lado aun en brazos del mismo.

La Loca Obsesión de Kageyama || KageHina ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora