Capitulo 6.

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Daba gracias a dios de que aquel cuarto donde nos encontramos estuviera desocupado ante la gran fiesta que se desataba afuera de este, y tan solo nos encontráramos, el castaño, la pequeña chica, la compañía de una joven cuyo nombre no sabía y yo.

Aquella chica cuyo nombre era anónimo se encontraba curando nuestras heridas mientras insultaba a la chica que estaba tumbada en la cama observando mientras comía patatas de un gran tazón.

—Odio las patatas—dijo introduciendo otra a su boca.

— ¡Eres un desastre, ¿sabes a caso lo que has hecho? Tienes suerte de que la policía no apareciera ¡Maldita loca! Un día me dará un infarto y me terminare de morir.

—Ay ya cálmate quieres, mala hierba nunca muere, y no me refiero a la marihuana.

— ¡Estos no son momentos para bromear!

— ¿Quién lo dice?

— ¿Ah? Se supone que yo—dijo indignada.

—'' ¿Ah? Se supone que yo''—se burlo—Te saldrán arrugas en el rabo, cálmate.

—Eres tan inmadura.

— ¡Oh, gracias!

—Siento interrumpí, pero estas apretando mucho la venda en mi mano—señale, la chica se puso colorada como un gran cerezo y soltó mi mano de un tirón. Miro a su alrededor y sonreí ante la avergonzada chica ante mí.

— ¿Quieres su número?—di un respingón al sentir la voz de Beezus Greer Lowell repicar en mi oreja, estaba tan sorprendido de verla sentada a mi lado, ni siquiera había notado cuando cambio de lugar. Introdujo otra patata a su boca y saco la lengua mostrándome la clase de puré que se había formado, negué ante ella y le di un pequeño golpe en la frente al momento en que suspire con fuerza. La pequeña soltó un resoplido y camino hacia la puerta.

— ¿A dónde vas?—pregunte.

—A buscar una manzana

— ¿En esta casa?

—No, dentro de tus bolas... Se supone que la buscare en esta casa a menos que vaya a otro lugar y dudo mucho en hacer eso—asintió dubitativa y cerró la puerta tras ella.

— ¡A veces me gustaría que no fueras tan tosca!—grite hacia la puerta con fuerza—. ¿Te encuentras bien?—le pregunte a Gibb quien se encontraba husmeando todo a su alrededor con un pañuelo entre las manos.

—La nariz ya no me sangra tanto—dijo haciendo presión sobre ella con el pañuelo—. Pero me gustaría saber el nombre de quien nos acompaña ahora—fije mi mirada en la castaña a mi lado.

La chica bajo la mirada y note como Gibb me hacía señas sin sentido.

—Me llamo Sam—dijo con pena.

—Y dime Samantha... ¿Tienes novio?

— ¡Angus!

—Lo que la soledad me obliga—susurro apenado—, solo es una pregunta hermano, no es como si le estuviera preguntando que talla de calzón usa. ¿Sabes? Muchas personas suelen conocerse mediante preguntas extrañas...Y esta es la más normal a la semejanza de otras. No me gusta alardear muñeca pero soy muy bueno explicando—le guiño un ojo.

—No le hagas caso, la radiografía que le hicieron cuando tenía ocho muestra que tiene una fractura en el cráneo.

— ¡Hey! ¿Y de quien es la culpa?—vocifero.

—Ustedes me dan risa—negó.

La puerta fue abierta de golpe dejando a la vista a dos adolecentes que se devoraban con hambre, los tres quedamos paralizados ante la escena, hasta que la chica cuya peluca era Roja rompió el silencio y el chasqueo que se escuchaba entre esos dos adolecentes. Los miro con gracia y señalo con su mano libre la puerta.

¡Hey Poppy! Fucked, fucked Poppy |H•S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora