Capítulo 6.- Adiós Lena

58 8 7
                                    

Ahora debo levantarme de este suelo gris y sacudirme con las manos la ropa, recubierta de aquella bestia que intentó arrebatarme el alma con un simple bocado. Ahora ya estoy levantado. A pesar de haberme quitado la ceniza de mi vestimenta, siento una pequeña molestia en la cara. Una molestia que se concentra sobretodo en la... En la mejilla. No quiero ensuciar el suave y azul pañuelo de mi madre, Lena Egea. Ya sé Elliot, límpiate la cara con la camiseta. No creo que importe que se manche un poco después de estar llena de jugos procedentes de las frutas que suelo tomar cada mañana al desayunar, y un poco de sangre de animales que cazaba para tener una comida y cena más  o menos decente. 

Ya puedo tomar mi partida de regreso. No creo que sea complicado. Solo debo seguir el rastro de huellas que esa bestia había dejado detrás de mí al perseguirme. Siento algo de miedo al pisar estas huellas, que representan la enorme zarpa del gigantesco animal. Se muestra claramente, como este lobo acuífero ha hincado las uñas profundamente en la tierra. 

¿Yo me llegaré a convertir en este tipo de criatura? No me refiero en el sentido de un hombre lobo enorme que persiga a pobres adolescentes, si no, en una especie de asesino, que no sabrás controlarse, y que estará conjurando todo el rato el poder "Exitium", y se cargará media ciudad. Pero que importa eso. Nunca habrá una ciudad a la que pueda ir. Nunca habrá gente a la que pueda conocer. No. ¡¡¡NO!!! Elliot no puedes ser alguien tan pesimista. No solo tienes chistes malos, un cuchillo, una cuerda, una grabadora y una doble personalidad un tanto extraña que no te hace caso en ocasiones. También tienes un pozo de esperanza. Un pozo, del que debes sacar siempre un cubo cada día al despertar. Tienes que ser alguien positivo, pero, teniendo una doble personalidad que me contradice hasta a mí, ¿Cómo voy a serlo? Meh, siempre que Elliot no te de la razón Elliot, no te ralles. Simplemente cuando no te lleve la razón ignóralo. No creo que sea algo tan complicado.

"Menudo chico. Se piensa que puede controlarme. Se las va a ver canutas ese niñato. Aunque, saca fuerzas y esperanza de donde no las hay. Pero no deja de ser un niñato con esperanza."

Vuelvo a notar el fuerte olor humedad, y puedo ver como las huellas de aquel monstruo se estás haciendo cada vez más inexistentes. Ya vuelvo a ver el río. Me pregunto si el río será lo que otorgue propiedades mágicas. Creo que es fácil comprobarlo. Coge ramas y piedras a multitud. Ahora tíralas todas al río, una a una.

-¡¡¡Qué pasa río!!! ¿Ahora no va a surgir ninguna bestia mágica compuesta de palos, que dispare piedras? Pues que pena. Yo tenía de ganas de realizar de nuevo un "Exitium". Por si acaso no sabes lo que es, es el poder de la destrucción. Y que sepas que no lo uso contigo porque me darás mucha agua. O si no te convertiría en polvo, como a esa bestia que gracias a ti se ha "despertado". Y ahora, que te den mucho por el culo, dónde sea que lo tengas.-

Termino mi breve discursito con un escupitajo para el río.

Venga Elliot, solo debes seguir ahora la cuerda, y llegarás a algo parecido a tu ¿¿casa?? Sí, algo así. ¡Oh dios mío Elliot". Casi lo olvidas. Ya estás tardando en sacar la grabadora. Papá, tengo déficit de atención y no puedo dormir por las noches. Pues hijo mío, cuenta ovejas. De acuerdo papi: una oveja, dos ovejas, gato, camión, dale a tu cuerpo alegría macarena... Je, je, je. Este, creo que es uno de los mejores chiste de este maldito libro. Que gracioso, aunque no sé quien será esa tal Macarena...  

Ya puedo divisar el trozo de cuerda que se encuentra atado a mi querido roble, a Len... Espera. Elliot corre. Llamaste a este árbol Lena, y ese es el nombre de tu madre. No puede ser. Ya he dejado la cuerda tirada sobre el suelo. Ahora me concentro en no tropezarme con ella mientras corro hacia este roble. Este roble, al que bauticé con el mismo nombre de mi madre. Estoy a dos metros, a un solo metro, a cincuenta centímetros. Ya lo puedo rozar y toc...

*Elliot se encuentra tocando con las palmas de ambas manos, la húmeda corteza del roble Lena. Mientras él restriega sus manos. Su cabeza se convierte de nuevo en un faro. Su cabeza se ve invadida de un nuevo recuerdo. Es él, que se encuentra junto a su madre. Grabando en un gigantesco roble, semejante al árbol que acompañaba a Elliot en todos sus sueños, el nombre de su madre. A la que ahora veía Elliot con claridad. Pero Elliot ya era mucho más mayor. Podría tener unos doce o trece años. Mientras Lena besaba la tersa mejilla de su dulce hijo. Su padre aparecía a lo lejos gritando ¡LENA, LENA!*

Son mi madre y mi padre de nuevo.

"¡ELLIOT gira tu mano ya!"

-¿Por qué? O no, ¡EL EXITIUM!- Giré la mano bruscamente, y destroce unos pocos árboles que había frente a mí, pero no al roble. 

"Elliot, parece que avanzas. Has concentrado la magia para causar un daño mucho menor al que causaste al lobo acuífero. Sigue así y es posible que deje de llevarte la contraria en casi todo. JE, JE, JE."

-Serás imbécil. ¡Idiota!- 

Mi gesto facial se encogía prácticamente en un único punto de mi cara. 

Elliot, tú grabaste Lena en este árbol hace mucho tiempo. A los pocos días de despertar en el bosque. Esto tiene que decir algo. Lo sé. Pienso encontrar a mi madre y a mi padre. Pero para hacer eso, debo moverme mucho más por este inmenso bosque, y dejar a este roble. Recuerda Elliot, recoge la cuerda. Ya está. Quiero llevarme algo que me recuerde a este árbol. Me llevaré un par de estas hojas, y unas cuantas bellotas. Juguemos al tiro al plato. Perdóname Lena por si te golpeo fuerte. Con la primera piedra doy a una bellota que cae. Pero está oscura, negra como el carbón, así que me dispongo a por otra. Tiro una segunda piedra con éxito, que hace caer dos bellotas a la vez. Espera, están, ¿pegadas? Que curioso, me las voy a llevar. 

Creo que con lo que me voy es lo necesario. Solo me queda hacer una cosa. Buscar con la palma de mis ensuciadas manos, la inscripción que hace tiempo realicé. La que encuentro rápido.

-Mamá, pienso encontrarte. Y dejaré que me limpies las mejillas, dejaré que me beses. Lo prometo.- Mientras estas palabras yo recitaba, no podía evitar el llanto. Un llanto amargo. Pero, pienso salir de aquí, de este infierno de bosque, y el primer paso que debo tomar para hacerlo, es decirle adiós a Lena.

 Pero, pienso salir de aquí, de este infierno de bosque, y el primer paso que debo tomar para hacerlo, es decirle adiós a Lena

ओह! यह छवि हमारे सामग्री दिशानिर्देशों का पालन नहीं करती है। प्रकाशन जारी रखने के लिए, कृपया इसे हटा दें या कोई भिन्न छवि अपलोड करें।
Elliot y el poder oculto.जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें