Dar todo

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Capítulo dedicado a: @KarinaRosarioRiosQue 
Muchas gracias por comentar y apoyar esta historia. Saludos y cuídate :)

Yuta

Han pasado varios días, incluso puede que haya transcurrido una semana desde la huida de Haru. No hemos asistido a clases, está muy deprimido. Al menos he logrado que comiera, pero aun así lo encuentro débil, más triste.

—Yuta, ¿podrías abrazarme un rato?

Lo abrazaría días seguidos sin quejarme.

No deja de hablarme sobre lo deprimido que se encuentra por el rechazo de sus padres, pero más el haberlos abandonado.

—Tranquilo—le decía besando su frente—, todo mejorara. Podremos salir de esta, y de muchas más. Te amo.

—Yo también te amo—contestaba en un hilo de voz.

Creo haber visto más de cincuenta llamadas entrantes en el celular de él. Claramente, no ha contestado ninguna. Lo ignora totalmente. Muy pocas veces lo revisa, debe ser para hablar con Miyuki o algún otro amigo.

Mis padres han conseguido entender la gravedad del caso y accedieron a cuidar de Haru por un tiempo, no será para siempre, pero lo necesario para darle el tiempo que él necesita.

— ¿Quieres comer algo? —pregunté, ladeando la cabeza.

—No—negó—, no tengo hambre.

No se ha despegado de mi pecho desde que despertamos. Habían empezado a subir los grados y el calor no tardaba en llegar, pero aun así, nunca nos separamos. Puede que en parte sea malo, pero como buen novio debo estar al lado de mi pareja cuando se sienta mal. No, debo estar a su lado en todo momento sin ser asfixiante.

Le avise a Haru que me daría una ducha, por lo que me levante de la cama y me encamine al baño. Una vez ya bajo el chorro de agua tibia tuve un breve lapso para seguir pensando en lo que podría hacer para arreglar, aunque sea un poco, todo este desastre. No puedo seguir soportando el hecho de que Haru esté tan triste y no poder hacer nada. Lo consuelo, intento hacerlo reír, pero nada funciona. Si quiero arreglar esto debo empezar desde la raíz. ¿Pero cómo? Ahora mismo sus padres me odian y si me vuelvo a acercar a su casa me matarían seguramente.

Entonces, ¿qué?

Al salir del baño Haru entró. Escuché nuevamente el sonido del chorro de agua y procedí a secar mi cabello con la toalla que traía en mi cuello. Observé la pantalla del celular de Haru como se iluminaba al recibir la llamada del día.

Era su madre.

Mordí mi labio inferior sin quitarle la mirada de encima.

¿Y si contesto?

Quiero hacer algo por Haru. Quiero que él esté bien.

—Hola—conteste indiferente. Intente mantener una voz baja, pero clara para que su madre escuchara y no Haru. No tengo mucho tiempo.

— ¿¡Haru!? —dijo su madre entre aliviada y sorprendida.

—No, soy Yuta—dije. Ella suspiro.

— ¿Cómo está Haru?

—Físicamente se encuentra bien. Psicológicamente, ah, creo que lo he perdido. Está muy deprimido desde que se fue de casa.

— ¿Me dejarías hablar con él? —preguntó, esperanzada.

—Él no quiere hablar con ustedes—dije.

Todo por un nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora