II: ¿Se preocupó?

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Siento, un calor horrible. Abro mis ojos y veo como los rayos del sol traspasan las hojas y me da en el rostro. Escucho como una brisa débil mueve las hojas de los árboles.

—Es... — me estiro, en realidad he perdido la noción del tiempo en estos últimos tres días.

—Tarde. — responde Luz apareciendo en mi vista. —Estas no son horas de levantarte Iris. Los animales se levantan temprano a trabajar y tú de... — Soplo y esta se desbalancea por completo. — ¡Oye!

Me levanto con dolor en las patas por seguir a Arco todo el tiempo y bostezo. Escucho como mi estómago gruñe y yo solo chillo.

—Tengo hambre. — digo aullando débilmente del hambre.

Luz se levanta del suelo y se ríe volando alrededor de algo.

—Mira lo que te trajeron. —observo que hay manzanas en el suelo. —¿Quién habrá sido? ¿Ah? — pregunta esta divertida y riendo.

—¿Un mono? — pregunto, ocultando que si se quien fue. Esta se calla y cuando la miro esta esta seria.

—¿En serio? — me contesta con otra pregunta decepcionada.

—No importa. — digo y como de las manzanas.

Por lo menos ahora me da de comer, estamos progresando. Tal vez se dio cuenta que no he comido nada desde que Carl me cazo algo. Estos días lo he seguido como de costumbre y me he hecho más fuerte por ese ejercicio. Al terminar miro por todos lados y no lo encuentro.

—Está haciendo su rutina de territorio. — me contesta Luz, al verme buscarlo.

Me estiro y empiezo a caminar por los mismos sitios que hemos caminado en estos tres días. En realidad, este es su ciclo, no hace nada más. Solo camina... No se comunica con nadie o hace algo por alguien.

—Como siempre caminando. —comento y me detengo.

Observo lo gigantesco que es, es una cosa descomunal para nada normal en el mundo de los lobos. Más grande que todos los alfas que he viso en toda mi vida. Me entra una idea, muevo mi cola emocionada. Me arrastro por el suelo sigilosamente hasta llegar cerca de él. Cuando estoy lo suficientemente cerca me preparo para saltarle encima.

—Sal de ahí, eres pésima haces mucho ruido. — dice este sin girarse. Me quedo congelada a ver si se lo dice a alguien más —Es a ti Iris. — mi corazón late fuerte al escuchar como dice mi nombre, me levanto del suelo.

—Necesito sincronizarme contigo. — le informo y me acerco a él.

Tengo que subir mi cabeza para verlo, pero este baja la suya. Aunque he crecido bastante rápido, sigo siendo una cachorra.

—Mm y ¿para qué? — pregunta, bueno... ni yo misma se. Lo pienso por varios segundos.

—Mi deber es juntar a todos los guardianes... — no termino de hablar ya que este se muere de la risa.

Me le quedo mirando seria mientras este se restriega por el suelo de la risa. Me dan ganas de arrancarle la garganta. Observo como sigue riéndose sentada sobre mis patas traseras.

—Tiene que ser un chiste, nadie, pero nadie ha podido hacer eso. — me mira y se pone serio. –Ni Iris pudo hacerlo ¿Por qué tu si podrías? — otra vez con lo misma me levanto y lo miro a los ojos.

— ¡Yo no soy esa Iris! —le grito ya cansada de lo mismo. —Tal vez por eso yo pueda lograrlo, porque no soy ella. — Este se sacude sacándose el polvo de encima.

—Pues hazlo sola. — contesta siguiendo su camino como si nada.

—Eres un... — empiezo a gruñir, Luz me interrumpe.

Alfa Iris: ConexionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora