XVIII: Alfa Arco

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Iris

Observo como el fuego danza en la superficie, sigo aguantando la respiración lo más que pueda debajo del agua. Siento que han pasado meses desde que entreno, aunque en realidad no se si hayan pasado días ya que esta sala es especial. No he dormido nada, ya que hasta estando dormida uno tiene pesadillas que te entrenar para tu fuerza mental. De verdad es un infierno...

Noto como algo se acerca a mí, Nilo junto a una lanza. Trato de no sacar mi energía, pero si utilizo el agua a mi favor. Hago una corriente que trata de alejarla, pero la muy maldita es fuerte. Siento algo punzante en mi abdomen haciendo que grite y salga mi aire. Subo lo más rápido que puedo a la superficie, pero al tomar un poco de aire Nilo me toma de la pierna y hace que me enfrente a ella.

El agua empieza a tomar temperatura gracias a mi poder. Nilo sigue atacándome con la lanza mientras yo trato de esquivarla con dificultad. El agua toma un color claro y empiezan a subir burbujas por la alta temperatura, gracias a mi energía puedo protegerme. Logro que Nilo suba a la superficie dejándome como la ganadora. Nado con tranquilidad a la superficie, al salir Nilo se queja.

—Odio que solo esperes que haga efecto tu plan, tienes que atacar Iris. — aconseja enojada buscando aire. —¡Como ahora!

Esta me vuelve a atacar, pero tomo la lanza de madera y uso eso a mi favor. Sale de la laza raíces tomando dirección hacia mi compañera. Esta suelta la lanza y empieza a atacarme con sus puños. Ataca a mi abdomen, mi punto débil ahora y luego me encuentro lanzada contra la pared cayendo al suelo.

—¡Basta! — grito dándome por vencida, toso escupiendo sangre totalmente adolorida.

—Puedes usar tantas cosas a tu favor estando ahí. — Nilo señala el fuego, el agua, la madera y le da al suelo.

—Hemos entrenado por días. — me quejo cansada.

—Entrenaremos meses sin descansar si es necesario. Puedes tener roto cada hueso, pero si quieres ganar eso no importaría solo ataca y mata. — mira el techo de la sala. —Dale gracias a Dios que te recuperas pronto, porque si no ya estuvieras muerta. — comenta sin filtro. —Sabes que serás guardiana cuando me asesines.

—Lo se... — respondo dándole la espalda al piso, mirando el techo.

—Así que deja de empatizar conmigo y haz tu trabajo. — escucho como se aleja de mi hacia su cama.

Escucho como mi cuerpo hace su trabajo poniendo los huesos en su lugar y curando mis heridas abiertas. Esta mucho más rápidas mis células, antes tendría que estar días esperando a recuperarme. Ahora en tan solo minutos mis huesos están en su lugar y mis heridas están cerrando. Apuesto que de tanto casi morir en este lugar han mejorado mis defensas.

He entrenado para no usar siempre mi aurora para que me salve la vida la mayoría del tiempo. Puedo controlar cualquier elemento ya que este cerca de mí, no puedo crearlo sino usarlos a mi favor. Mi nivel sigue estando muy atrás del de Arco, que puede crear reacciones químicas y hacer que elementos que se encuentran lejos se acerquen a él.

Me levanto y camino hacia lo que sería nuestro cuarto, Nilo me está dando la espalda. No sé cómo podré asesinarla, no le tengo rencor ni odio para hacerlo. Tomo ropa nueva y me encamino hacia donde estaba entrenando. Escucho como el fuego hace su sonido característico, extiendo mi brazo y las llamas se levantan del agua para quedar en mi mano. Hago que vaya a las antorchas que hay en el lugar y purifico el agua.

—Ni tan siquiera intentas cuando tienes una oportunidad. — escucho como me regaña Nilo detrás de mi mientras me desvisto.

—No quiero asesinar a mi maestra. — le respondo con tranquilidad logrando que suspiré exasperada.

Alfa Iris: ConexionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora