Capítulo XI: Una ultima carta

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Ha llegado el día de la junta con los accionistas y socios de la compañía, hoy Serenity será quien les explique cómo se maneja el sistema antifraude que diseñó y como descubrió todo el embrollo que terminó con dos personas tras las rejas.

En lo que hablo otro asunto con los demás, a mi móvil llega un mensaje

Serenity: " Ya estoy aquí, pero la recepcionista no me deja entrar"

Yo: "dile quién eres y a qué vienes"

Serenity: "no me cree, dice que no puedo pasar sin carnet"

Yo: "ok, mandaré a Antonio"

Salí de la sala de juntas y mandé a Antonio a buscar a Serenity.

Por fin llego ella y se presentó ante todos, una mirada filosa tuvo lugar entre ella y Kristine, aunque es evidente (para mi) que está nerviosa, ella respira hondo, se presenta y comienza a explicar tanto el proceso como uso del programa que ha implementado, la forma del fraude y otras cosas del sistema.

— El sistema es fácil de verificar y seguro, protege la empresa de cualquier tipo de fraude y además el sistema regulariza los datos de ganancia y gastos realizados normalmente para aportar mayor control sobre las finanzas — les dijo.

— Eso no es nada nuevo, ¿qué tiene de especial tu sistema? — le pregunto Kristine

— La mayoría de los fraudes se ocultan asimilando gastos comunes, incluso los hay casi indetectables, regularmente nadie se fija en los robos demasiado pequeños, por eso alguno se aprovechan y crean miles de robos pequeños que en conjunto son un gran desfalco y como ya dije antes, el sistema mantiene un control estricto sobre el sistema financiero (es decir, regulariza las ganancias y gastos) por eso, es capaz de detectar cualquier cambio, por lo tanto prevé fraudes; Necesitas que te lo vuelva a explicar — dijo esto en un tono altivo que yo no le había oído jamás.

— ¿Y qué pasa con las transacciones grandes? — pregunto un ejecutivo.

— Para eso existe el sistema de registro, las transacciones grandes deben ser registrada, pero descuide los fraudes grandes son mucho más fáciles de localizar y la persona que lo intente quedará expuesta.

Ella respondió con seguridad y franqueza a las dudas y preguntas de todos, al final al terminar con la exposición todos estaban más que satisfechos.

— ¿George, podemos hablar un momento? — me dijo Hans, por lo que tuvimos que salir de la sala de juntas.

— ¡La muchacha es una Genio! — me dijo asombrado — ahora más que nunca quiero que ella le haga una revisión a mi empresa.

— Bueno, es posible que ella lo haga, pero es con ella que debe de hablar, no puedo controlar sus decisiones.

— No lo tomes de ese modo George, aunque me siento tentado a darle un contrato permanente para que trabaje en mi empresa como consultora.

No le respondí nada, y di un vistazo a la sala, solo para ver que Serenity le mostraba su anillo de bodas a uno de los caballeros, este retrocedió un poco y a ella se le dibujó una pequeña sonrisa en los labios.

Todos querían seguir hablando con ella, había demostrado su valía frente a un grupo de ejecutivos codiciosos que darían cualquier cosa por defender sus intereses.

— Disculpen — les dije — necesito hablar con la consultora.

Lleve a Serenity a mi oficina.

— ¡George, tu empresa es increíble! — me dijo cuando estuvimos solos — y tu oficina es gigantesca.

— Lo hiciste muy bien niña, como toda una profesional.

La Ultima Vez Que LloréWhere stories live. Discover now