—Hola —la saludó él—. Espero que te guste la universidad.

           —Gracias —respondió la de menor tamaño en un intento por sonar calmada, pero los nervios la carcomían por dentro. Arthur se había alejado con los demás.

           —Y... no eres de aquí, ¿cierto? —cuestionó el pelinegro antes de mirar a sus amigos, estos hablaban entre ellos.

           —No, soy de Reddale —respondió ella, suspirando levemente al recordar su ciudad natal—. Tu si eres de aquí, supongo.

           —No, soy de Bewford.

           — ¿Inglaterra?

           —Inglaterra —afirmó con orgullo mientras asentía con su cabeza.

           —Que linda escena —musitó Arthur, quien se acercaba nuevamente—. Son más lindos que Joshua y Lilly —añadió, provocando la risa de todos.

           Pasaron un rato más conversando entre todos, mencionando que era el primer año de los presentes, a pesar de las variadas edades, como Savannah, se habían tomado unos años de descanso. Unos más que otros, Savannah se había tomado sólo dos, y ahora tenía diecinueve años, el mayor ahí era Chase, de veinte.

           —Vamos a hacer los arreglos de las habitaciones y luego vamos a la cafetería, ¿vienen? —preguntó Chase, dirigiéndose a las dos chicas mientras comenzaba a caminar hacia la puerta del ya vacío auditorio.

            —Si —respondió la castaña antes de pasar junto al de ojos azules, este pasó su brazo sobre los hombros de ella y así estuvieron un tiempo.

            Después de haber hecho todo el papeleo para las habitaciones fueron a la cafetería, donde cada quien tomó su respectiva bandeja de comida antes de sentarse en una mesa y comenzar a comer. Sav había intercambiado uno que otro comentario con todos, pero parte de su confianza se la había llevado Chase, con el cual no paraba de hablar, y por otra parte Arthur, que no paraba de hacerla reír con sus bromas.

           —Eres tan pequeña —musitó el rubio colocando su codo sobre la cabeza de la más baja, como si fuese una mesita. Aunque estaban sentados él era más alto que ella.

           —Creí que era el único que lo había notado —apoyó Chase a la vez que reía.

           —Ya, dejen de molestarme —musitó ella, fingiendo enojo.

           —No te enojes, eres genial —dijo el pelinegro antes de abrazarla.

           Savannah sólo rió levemente, en un intento por disimular el sonrojo en sus mejillas.

           Siguieron comiendo y riendo, congeniando unos con otros, aunque de que Sav era nueva parecía todo lo contrario, los seis muchachos la trataban con mucha confianza, al igual que Lilly.

           —Cuéntanos Savannah, ¿de dónde eres? —preguntó Tom.

           —De Reddale —respondió ella.

           —Entonces... —comenzó a decir Chase, antes de llevar una fritura a su boca—. Las chicas de Reddale son bonitas.

           La castaña sonrió ampliamente, a la vez que sus mejillas tomaban un color rojizo. No tardó en escuchar las pequeñas burlas picaras por parte de sus nuevos amigos.

           —Creo que Chase está enamorado —se burló Brandon.

           —Oye, no —respondió una nerviosa Sav, antes de lanzar un caramelo en dirección al creador de aquella burla, luego emitió una suave risa.

           —Y Savannah también —agregó la pelirroja entre risas—. Miren que se sonroja cuando Chase le dice alguna cosa linda. Dile algo lindo, vamos.

           —Eres hermosa —dijo el mayor después de reír. Se había acercado un poco más a la más nueva ahí, ella no tardó en sonrojarse.

           — ¿Lo ven? Ellos están enamorados—dijo la pelirroja en un claro tono de broma, provocando la risa de todos, a excepción de los dos aludidos.

           —Cállate —se defendió la más baja en un tono divertido—. Mejor besa a tu novio.

           —Sí, mejor bésame —respondió Joshua, mientras abrazaba a su novia.

           Lilly no tardó en obedecer, por lo que Savannah apartó la mirada, brindándoles un poco de privacidad.

           — ¿Qué tal si tú me besas a mí? —cuestionó el inglés, mirando los labios de su nueva amiga. Sólo por molestarla un poco.

           —No me molestes, Chase—respondió, antes de soltar una risa nerviosa.

           — ¿Escuché bien? —Cuestionó Cristian luego de voltear hacia ambos un tanto sorprendido—. ¿Chase pidiendo un beso? —Volvió a preguntar de manera burlona, al no recibir respuesta de ninguno, agregó—: Anda, bésalo.

           —Bésalo —apoyó Arthur, que se veía ligeramente emocionado.

           —No —respondió ella, que negaba con su cabeza—. Chicos, los acabo de conocer.

           —Y ya estamos en confianza —añadió Cris—. Vamos, no lo hagas sufrir.

           —Pero no podría —dijo, sin doblegarse ni un poco.

           — ¿Por qué no? —Cuestionó Chase, quien con sus labios formaba un adorable puchero.

           —Porque los conozco hace poco —repitió antes de ocultar su cara entre sus manos.

           —Solo un beso de cinco segundos, Sav —pidió Brandon quien miraba esperanzado a la chica.

           ¿Cómo saldría de aquel gran enredo en el que se había metido?

           — ¡De acuerdo! —exclamó por fin.

           Fijó su mirada en los ojos azules del inglés, quien la miraba sorprendido. Llevó una de sus manos a la negra cabellera del chico, dándose el lujo de acariciarlo por unos segundos, se acercó un poco y posó sus labios sobre la mejilla ajena, ganándose miradas de sorpresa y diversión.


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Pase lo que pase.  [COMPLETA] #PGP2018Where stories live. Discover now