CAPITULO 1

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Cuando desperté el miedo llenaba cada espacio de mi cuerpo, no podía respirar, me sudaban las manos, mi pecho subía y bajaba a una velocidad totalmente anormal, mis ojos ardían y estaban totalmente nublados por las lágrimas que aún no habia derramado, puse una mano en el pecho y sentí cuan agitado estaba mi corazón, respire hondo mantuve todo lo que pude y bote el aire contenido en mis pulmones muy lentamente, justo cuando empezaba a tranquilizarme fui capaz de percibir un extraño movimiento en la oscuridad de mi habitación haciendo que mi miedo se incrementara nuevamente.

no lo pensé dos veces y con rapidez intente alcanzar el interruptor de la luz, pero cuando todo se iba a iluminar un dolor insoportable atenazo mi pierna e hizo que callera al suelo de inmediato, seguido de un dolor igual o peor en mi brazo derecho que me hizo gritar hasta sentir que mi garganta ardía, trate de levantarme y alcanzar el interruptor de nuevo y de nuevo cuando estaba por alcanzarlo algo me embistió, con fuerza y sin nada de piedad, estando tirada en el suelo distinguí una densa bruma negra que tomaba tonalidades rojas y naranjas sin una forma específica, pero fue lo único que pude reconocer antes de perder el conocimiento y hundirme en una pesadilla peor a la que habia vivido.

El dolor en el cuello al amanecer sin duda es de lo peor, mamá solia decir que dormía como un gato me enrollaba y estiraba toda la noche, por eso amanecía adolorida como si hubiese peleado en un ring contra el hombre más fuerte del mundo.

Extrañaba mucho a mamá.

Ser la famosa jovencita que sobrevivió al trágico accidente de varios autos en una carretera era tan agotador como frustrante, tenía ventajas económicas dignas de reconocer, pero no tener privacidad era un precio alto, tuve que contratar un abogado que pudiera alejar a los periodistas semana a semana con una demanda y con la tortura constante de que te pregunte por tu familia, o que las personas a las que no les caes bien digan que hubiese sido preferible que murieras con los demás.

Luego de cuatro años, la trágica noticia se dio por terminada, mi momento de terror y fama habían pasado, y aunque supe sacar provecho a pesar de estar devastada finalmente pase al olvido y fue tan solo un preludio de lo que se avecinaba.

Luego de eso las cosas cambiaron, yo cambie física y emocionalmente, mi entorno fue distorsionado según todos para que yo no "sufriera" más, todas las personas a mi alrededor cambiaron, trataron de mitigar el dolor y la perdida, pero nunca nada funciono no volví a ser nunca esa niña de 17 que se alegraba cuando salía el sol, o cuando hacia un lindo día afuera para salir a jugar con sus amigos, ya no portaba nunca una sonrisa en el rostro, y después de 7 intentos de suicidio decidí mudarme, lejos de la tragedia, de los recuerdos, con el dinero suficiente para empezar una buena vida en cualquier otro lugar, cambie mi nombre, me mude sin avisarle a nadie, borre mis redes sociales, cambie mi número telefónico

Yo soy Cassandra Blake, tengo 21 años vivo en una no tan lujosa casa ubicada cerca al rio Támesis en Londres, vivo de un trabajo jodidamente bueno como secretaria ejecutiva, estudie administración de empresas y lenguas modernas, llevo desde hace un tiempo una vida ordenada y tranquila superando todo lo que implica mi pasado, o eso pensaba hasta que cosas extrañas comenzaron a pasar.

Una mañana que supuse sería normal note un figura extraña siguiéndome, no sabía si era hombre o mujer, empecé a notarla a los 17 luego del accidente y sin embargo hasta ese día nunca le habia tomado la importancia que tal vez debí darle, me acostumbre tanto a esa figura, a esa forma abstracta siguiéndome que termine por pensar que todos podían verla y que era extraño cuando no estaba, desaparecía cuando me encerraba en mi casa con una carga inmensa de trabajo y no salía hasta dos días después renovada y con todo listo para alguna junta.

Muchas veces incluso sentía el peso de un cuerpo junto al mío cuando me iba a dormir, mi imaginación me hacía pensar que decía cosas hermosas hasta que lograba conciliar el sueño, pero nunca me atreví a voltear para verificar si alguien dormía junto a mí en aquellas noches, siempre sentía pasos tras de mí, y una que otra vez pensaba que alguien me seguía con intenciones de robarme y hacerme daño lo raro es que eso nunca paso.

Las cosas se tornaron cálidas y complejas la primera vez que aquella bruma se manifestó, en ese momento no tenía la menor idea de quién o qué era, hoy al recordarlo siento escalofríos, un espasmo cálido y temeroso recorre mi cuerpo de solo evocar el recuerdo de la primera vez que pude verlo.







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