Era de noche, lo recuerdo, yo solo podía correr sin saber muy bien por donde iba, todo estaba en completa oscuridad, mi respiración era agitada, no entraba aire en mis pulmones y las heridas en mi pierna y en mi brazo no paraban de sangrar, tenía miedo, pero aun sentía sus pasos tras de mí así que no había forma alguna de detenerme, casi caigo al tropezar con una rama que había incrustada en el camino por donde corría, pero sus manos lograron inmovilizarme antes de que eso sucediera. -te atrape- susurro en mi oído- y todo acabo.