Compañía

8.4K 324 14
                                    

Aquí, solos en este balcón con una fiesta impresionante en la planta baja, la música cada vez parecía estar mas alta, las risas, chapuzones al agua o gente bailando daban un agradable ambiente. Pero el parecía perdido, miraba su celular algo molesto o angustiado, cuesta distinguir sus emociones.

Nazarena—— ¿Esta todo bien? ——

Pregunte algo preocupada, la fiesta era genial y era imposible que el ambiente le disgustara. Le resto importancia a mi pregunta respondiendo con un movimiento leve de cabeza, de forma afirmativa. Se levanto del pequeño sillón extendiendo su mano hacia mi, la tome levantándome con su ayuda y apoyándonos en las barandillas del balcón.

Nos pusimos a hablar acerca de la fiesta, molestándonos un poco mutuamente. Bailábamos un poco entre risas, contando los minutos para irnos y disfrutando hasta lo ultimo el cumpleaños de Esteban.
Hasta que la hora nos interrumpió, solo teníamos que buscar a Mateo, despedirnos de nuestros amigos y me alcanzarían hasta mi casa.

Miguel—— Antes quiero llevarme un recuerdo ——

Me freno apunto de cruzar la puerta corrediza, saco de su bolsillo su celular y paso su brazo por alrededor de mis hombros, en un gesto amable, para sacarnos una foto. Al bajar su celular ahí estábamos, cerca uno del otro, retiro su brazo de mis hombros con una amigable sonrisa y bajamos a buscar nuestras pertenencias, a nuestro amigo y a despedirnos de todos los conocidos para volver a casa.

Finalizábamos la noche dentro del auto de Miguel, de camino a nuestras casas, antes que a mi nos parecía buena idea dejar a Mateo, quien llevaba varios vasos de alcohol. Entrando con el auto a un exclusivo barrio de casa antiguas pero enormes, lleno de pinos y lavadas en cada casa, ambos bajaron y una chica de una edad similar a la nuestra ayudo a Mateo a entrar en la casa, despidiéndose de nosotros con un leve movimiento con su mano.

Dentro del auto, me contaba sobre la familia Miller, sus dos hijas mayores y el pequeño Mateo. Todos se conocían desde el jardín de infantes, quitando a Miguel quien había llegado dos años tarde a New York tras vivir sus primeros años en Suiza con sus abuelos.
Interrumpiendo la charla, llegamos a la entrada del barrio, insistentemente se ofrecía a alcanzarme hasta la puerta de mi casa, a lo que me negué. Me baje de su auto dedicándole una sonrisa, me despedí con un leve adiós pensativa de si ambos esperábamos algo mas.

Camine las pocas calles hasta llegar a mi casa, subí las escaleras evitando provocar cualquier ruido que pueda despertarla y discutir a estas horas de la madrugada. Alcance a tomar una ducha rápida antes de tumbarme sobre mi cama viendo las mil fotos tomadas de esta noche que pasaban mis amigos, entre ellas nuestra foto.

El fin de semana transcurrió sin noticias de mi padre, sin llamadas de su parte ni mensajes, Emma no tocaba el tema a pesar de lo evidente que era mi malestar por el asunto.
Volvía a comenzar una nueva semana, caminaba al instituto junto con mi amiga, viendo al grupo mas cerca de la entrada del campus. Nos acercamos a saludar, escuchando sobre el intercambio de Esteban dentro de una semana.  

Los mejores alumnos destacaban en Winchester High con un promedio casi perfecto entre nueve y diez, una cantidad nula de reportes y siendo prácticamente un alumno ejemplar. Lo que le había tomado dos años de perfeccionamiento a Esteban, obligado por sus padres y su historial de familia académicamente correcta. Dentro de una semana viajaría a Francia, quedándose en la casa de su compañero de intercambio que hasta el momento desconocía. 

Mateo--- ¿Vendrá alguna Francesa? Quiza no querramos que vuelvas si eso sucede ---

Sus amigos le gastaban bromas sobre su viaje, Keyla se sumaba ya que ambos son grandes amigos gracias a sus clases de tenis, por mi parte charlaba con Eric y Miguel, quienes me daban recomendaciones de lugares en la ciudad que debía conocer, ya que prácticamente era una turista aquí. Marcando el inicio del día, la campana nos mando a cada quien a su salón despidiendonos de forma breve, nos veíamos en los recesos para continuar hablando.

Tras finalizar las clases del dia sali del salón rumbo a mi casillero para tomar mi uniforme deportivo para poder cambiarme en los baños, dejando mis libros guardados para no traer todo ese peso en los hombros, salí del baño acomodando mi cabello atado, viendolo a el venir en mi dirección.

Miguel--- ¿Primer dia? ---

Sorprendida de verlo asenti a su pregunta, se notaban mis pocas ganas de correr, mi cabeza daba vueltas pensando en mi padre, me afectaba no saber de el y al mismo tiempo sentirme tirada, a pesar de vivir estas situaciones cada año aun no me acostumbraba a sentirme así, decepcionada o dolida por sus acciones. Evitaba hablar o pensar en el, por que hacerlo significa apretar los labios para no gritar, cerrar los ojos para no llorar y abrazar una almohada para no sentirme sola.

Comenzamos a caminar a la par por el pasillo del instituto, charlando y riéndonos hasta llegar al campus, donde nos sentamos a esperar la hora de mi ingreso a la clase, me parecía raro verlo a esta hora deambulando por los pasillos, su curso se había marchado hace unos minutos y en el campus solo había alumnos de mi curso. Decidí preguntarle, teniendo como respuesta una sonrisa y una breve explicación de el por que estaba aquí fuera de horario.

Miguel--- Espero a mi madre, iremos por un café y seguramente me habla de sus asuntos importantes, lo diario básicamente ---

Podía notar como nos parecíamos bastante, esperando a nuestros padres y siempre saliendo decepcionados o agotados. Debido a esto el traía en su mano su celular, esperando algún mensaje o llamada, y me recordaba bastante a mi hace unos años rogando que mi padre se contactara para las fechas importantes.

Agradecia su compañia, era amable de su parte hacerme sentir bienvenida dentro de el inmenso campus que desbordaba de alumnos esperando el toque de la campana. Podía observar miradas discretas de ciertas chicas que pasaban cerca nuestro, yo no existía para ellas, lo importante era el rubio de un metro ochenta aproximadamente, quien relataba anécdotas graciosas sacandome una sonrisa, realmente podía entender el porque tantas chicas lo miraban.

En ese breve instante yo fui como esas chicas que volteaban a observarlo, es un chico llamativo, no lo hubiese ni imaginado por como lo conocí el primer dia. Sus anécdotas fueron interrumpidas, la campana daba inicio a las clases deportivas y yo ya debía ingresar, ambos nos levantamos del suelo donde estábamos sentados, colgué mi bolso en mi hombro y estaba por darle mi mano para despedirme, sorpresivamente se acerco aun mas a mi para besar mi mejilla, notando mi rostro sorprendido. 

Miguel--- Espero no te agotes princesa ---

Movió levemente su mano con un gesto de adiós, caminando con su celular en mano hasta la entrada del campus, yo lo observaba yendose sonriendo luego de escuchar sus palabras. Camine hasta el campus de deporte, la clase transcurrió siendo leve, entradas en calor trotando alrededor de la cancha y un poco de voley intenso con chicas que realmente se lucían jugándolo.

Al finalizar la clase, todos se acercaron a buscar sus bolsos, hidratándose y despidiéndose de la gente que conocían, en mi caso estaba a un costado buscando mi celular para pedir un taxi. En ese justo instante la vi llegar, captando la atención de varias de mis compañeras.


Chegaste ao fim dos capítulos publicados.

⏰ Última atualização: Nov 29, 2020 ⏰

Adiciona esta história à tua Biblioteca para receberes notificações de novos capítulos!

Del Odio Al Amor  1ra TemporadaOnde as histórias ganham vida. Descobre agora