Como lo supuso desde el inicio el japonés era realmente un enigma de misterios, era un chico que lo había cautivado, era todo lo que el necesitaba en su vida, aquel vacío que antes había en el, se lleno de calidez inigualable, realmente se veía junto a el por siempre, si bien aquello era mal visto en su país natal, no había nada real que lo atara a él, además de que Japón era un lugar muy agradable y placentero.

Lo beso, por fin había probado los labios del chico que lo volvía loco, el chico que lo hizo sentir de una manera inenarrable; sus labios, oh sus labios habían sido como tocar el cielo y si bien antes lo había hecho llorar, ahora trataba de compensarlo con aquel acto, si bien no eran pareja oficialmente el ver que lo correspondió y no se alejo como lo hacía antes fue el detonante de que aquel chico azabache correspondía sus sentimientos, sin embargo acabando el kiss and cry le pediría aquello oficialmente

Ya habían pasado ocho meses desde que conoció a Yuuri Katsuki, ocho cortos meses a su parecer en los que se encontraba pérdida mente enamorado de ese hermoso sentimiento que nació por él, se hallaban en Barcelona, estaban en la Grand Prix Final, por fin aquellos meses de dedicación y esfuerzo los llevaron hasta ese lugar, y estaba emocionado por Yuuri, por su Yuuri. Se hallaban comprometidos, al fin estarían juntos, sería cuestión de que Yuuri ganara la medalla de oro y se casarían, esa fue su promesa, ya anhelaba el día de la premiación, ya quería ver a su amado en un traje blanco a acorde con el suyo. Sin embargo lo que escucho salir de la boca de Yuuri al final de la noche que para él fue la más hermosa en su vida, se destruyo.

Hay que acabar con esto tras la final.

Si bien, a lo largo de aquellos mese había conocido que Yuuri Katsuki tenía una baja autoestima y era nervioso, también que solía frustrarse bastante y que se deprimía bastante al no lograr algo, y que aquellas palabras fueron dichas por la presión, le dolió, le dolió bastante aquello, el vacío que había dejado de sentir volvió, se hizo más grande de lo que era antes, o ¿es que se había acostumbrado demasiado rápido a aquella calidez? No lo sabía, pero dolía, no había sentido aquello desde que tuvo que cortase su largo cabello por culpa de un pequeño ataque de ansiedad. Sentía su alma irse de su cuerpo y como el mismo empieza a temblar, ya no era frío por culpa de la fría agua de la piscina del hotel, era uno que calaba hasta los huesos, deseaba con toda su alma que aquello no fuera real, sintió las lágrimas de golpe en sus mejillas, el tacto del azabache en su rostro levantando su flequillo viendo como las lágrimas recorrían su rostro. Realmente anhelaba que aquello fuera solo un mal sueño.

Yuri habían ganado, no gano Yuuri, pero la medalla de plata no sonaba tan mal cuando le dijo que lo entrenara para la siguiente competencia, aquello lo hizo sentir tan feliz, sintió como el aire regresaba a sus pulmones, sentía su vida volver.

Ya había pasado otro año, aunque en un principio fue difícil, muy difícil a decir verdad siendo que estaba como competidor y entrenador a la vez, sin embargo no le molestaba perder si era contra Yuuri, no le molestaba perder si era para ver la hermosa expresión de superación en su rostro, simplemente aquel rostro lleno de determinación lo enamorado por décima novena vez, aunque no podía decir con exactitud cuántas veces se había enamorado de Yuuri en el tiempo que habían estado juntos.

Como prometió, beso la medalla de oro de su amado azabache a lo que este se sonrojo de la única manera en que este lo hacía tierna según sus propias palabras, realmente amaba cada reacción de este chico, lo amaba por completo.

Sin embargo aquella noche no término como esperaba, realmente aquello no lo esperaba para nada, su amado, su lindo y tierno prometido lo había roto.

¿Como me podría enamorar de alguien como tú? Estas vacío, no tienes nada, Crees que por tener todos esos reconocimientos, dinero y un lindo rostro eres el mejor, pero no significas nada para mí.

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