Siento como la sangre me hierve cuando veo esa fotografía, misma donde sale un niñito de cuatro años, sonriente tomado de las manos de una mujer de dulce sonrisa y de un hombre de expresión fuerte que tiene la cara tachada con una "X" roja.

Solo hay una cosa que si tengo clara.

Haré que ese maldito se vaya al mismo infierno. Ya no siento ni pena, ni miedo de solo pensar como seria ver su sangre brotando desde lo más profundo de su ser, bañando el suelo, mis manos... todo.

— Hey — escucho que alguien me llama y también silba por lo bajo — Llamando de tierra a marte el chico raro de extraño nombre.

No me hace falta levantar la mirada para saber que es Blair.

— ¿En serio que ahora soy el "raro de extraño nombre"? — pregunto incrédulo.

— Si. No hay más sillas aquí, así que por favor ¿puedes mover tu mochila del asiento vacío?

— Siéntate en el suelo — respondo. 

— De mil amores lo haría, eso si no fuera porque me ponen problema a mí por estar tirada en el suelo y a ti por egoísta.

Hago una mueca de algo de burla y muevo mi mochila, dejándola en el suelo a un lado de mi pierna derecha. Blair toma asiento y nuevamente ordena sus cosas sobre el escritorio.

Otra vez y cosa que ya me enferma, son las presentaciones. Eso de presentarme apenas el maestro nota mi presencia se esta volviendo algo  bastante molesto.

— Muy bien, todo mundo silencio que vamos a iniciar la clase. Si tienen teléfonos ahí será mejor que los guarden y dejen de cotillear — dijo el maestro mientras se coloca de pie y escribe una palabra que en realidad hace que me dé una punzada en el estómago "Religión" — ¿Recuerdan el tema de la clase pasada chicos? — nadie respondió ante su evidente pregunta — Vaya, pero no todos a la vez. Haremos algo — apoya  las manos en el escritorio y mira a todos los que estamos en el salón de clase — Quien me diga con sus palabras que es la religión queda exonerado del examen.

Más de uno al oír esa palabra "examen" renegó  con molestia. Joder primer día aquí y ya hay examen.

— Vamos, que el examen no va estar tan duro ¿Quién toma la palabra?

A mi lado Blair levantó la mano.... Vaya.

— A decir verdad y sólo hablo en mi opinión. Creo que la religión es solo una forma como muchas de las que ya  existen para manipular y  tener de cierto modo a una persona aplacada, para tener el control entre sus manos. Siendo realistas, un religioso cree que si hace mal hay un infierno que le espera cuando muera o si hace el bien, pues que hay un cielo. Para mí eso es la religión, un montón de creencias que cohíben al ser humano para demostrar quién es realmente.

Todo mundo queda con la boca abierta cuando Blair terminó de hablar. Y debo decir que yo no soy la excepción... no puedo negar que ambos tenemos un mismo punto de vista a la hora de hablar sobre este tema.

— Muy buen punto de vista señorita Morgan, creo que usted queda exonerada del examen. Puede retirarse de la clase si gusta. El resto saque una hoja y la marcan con su nombre. No vaya ser que ese diez quede sin dueño por falta de orden.

Blair recoge sus cosas y sonríe  de una forma bastante tenue, apenas como un amago. Me observa y guiña un ojo para luego susurrar con sus provocativos labios (no lo niego) "suerte"

Toma sus cosas y sale  del salón yéndose para quién sabe dónde.

Debo decir que a esa chica le ha tocado una parte fácil del examen. No responder esas preguntas quiebra cabezas, esas que me tenían pensando más de lo normal, pero igualmente al final pude responderlas y entregar la hoja perfectamente marcada.

El timbre volvió a sonar marcando el famoso cambio de clases. Tocaba salir directo al salón de literatura.

 Libros, nunca he sido un buen lector.  Otra cosa es que no me gusta nada esos libros de romances o novelas juveniles, las detesto. Me parece que quieren vender una idea bastante barata del romance.

¡Como si fuera tan fácil hallar a tu alma gemela! O peor aún, cuando dañan la figura de ciertas criaturas que en un pasado se creían verdaderos seres merecedores de respeto.

Solo escuchó por encima algunos hablar de libros o sus adaptaciones en películas y me enferman. Es como escuchar la historia del estúpido vampiro y el lobo que se derriten por una tipa anémica que vive con problemas familiares y se quiere echar a morir.

Nena, yo vi morir frente a mis ojos a mi madre y aquí me ves con una sonrisa estúpida estampada en la cara, y no por eso voy andar queriéndome suicidar o llorando como una magdalena.

¿Lo triste?

La vida sigue y hay que llevarle el paso para no quedar atrás, cobrar los golpes e intentar vivir con el alma en paz. 

Al igual que contenerse de no querer partirle una silla en la cabeza a tanto idiota que se cruza en mi camino.

Por eso es que todas esas novelas y esos dramas me parecen ridículos. Amores que terminan en tragedias como los cuenta el mismísimo William Shakespeare, amores entre seres sombríos y humanos.... Finales felices.

Hay que ser sinceros

¡Los finales felices no existen!

¿Cuándo entenderán que es solo una idea que les meten en la cabeza a las adolescentes estúpidas? Creyendo que algún día de la nada llegará ese galán que pone su mundo de cabezas y a la semana ya se dicen "Siempre estaré contigo"

Puros cuentos que en realidad yo no me trago.

Mejor me quedo con la Divina comedia de Dante Alighieri.

Al entrar a la clase de Literatura me encontré  con que Blair ya ocupa la banca que siempre está ubicada en la parte de atrás.

Sin decir nada, llego hasta ella y me acomodo a un lado.

Su semblante se nota relajado mientras tenía los auriculares puestos.

— ¿Me has guardado lugar? — preguntéo mientras tiro  mi mochila a un lado.

Ella solo gira su mirada y se retira los auriculares.

— ¿Qué dijiste? — pregunta.

— Nada.

— Okey.

— Tengo una pregunta.

— ¿Qué?

— ¿Por qué estabas llorando en el baño?

Ella me mira nuevamente  y nirga con la cabeza.

— No es de tu incumbencia.

Rousseau: La sombra de un caídoWhere stories live. Discover now