IV.

2.8K 378 359
                                    


✣ ✣✣

Las noches eran una agonía para el Coronel, la pesadilla se había repetido un par de veces más, y era cada vez más vívida. No había logrado conciliar el sueño y el inexplicable deseo que había nacido en él por el muchacho no hacía más que crecer con el paso de los días, JunMyeon aceptó que necesitaba verle con urgencia, no podía esperar más. 

Desde el momento en el que averiguó su nombre, sus ansias por verle de nuevo aumentaron, y cuando menos se dio cuenta el nombre del muchacho era lo primero que le venía a la mente al despertar, y lo último antes de irse a la cama.

Estaba encaprichado con SeHun, con verle de nuevo y averiguar tanto acerca de él como le fuese posible. Nunca había tenido tanto interés por nadie, y ahora que había encontrado a alguien que había logrado despertar en él algo distinto al odio o la indiferencia, no pensaba dejarle ir tan fácilmente.                    

JunMyeon tenía que volver a Kaechon, pero necesitaba una excusa, aun y cuando era el Coronel del Ejército Popular no podía andar por ahí haciendo lo que se le daba la gana, y tampoco quería levantar sospechas en nadie, si alguien llegaba a enterarse acerca de su interés por SeHun, las cosas se podrían poner muy feas para ambos en menos de un parpadeo.

Necesitaba un plan, encontrar alguna excusa que le permitiese viajar a Kaechon sin despertar sospecha alguna, pero nada se le ocurría y estaba comenzando a frustrarse.

Como último recurso pensó en buscar a JongDae para tratar de distraerse un poco y aclarar su mente, pero las últimas veces que habían follado el Comandante no había sido de mucha ayuda para Kim.

JunMyeon no era alguien que necesitase sexo con urgencia, ya no era un adolescente y sabía controlarse. Usualmente se masturbaba en la ducha para aplacar sus ganas, pero en ocasiones no era suficiente, en ocasiones su libido llegaba al límite y necesitaba de otro cuerpo para descargarse, y siempre había sido JongDae quien prestaba su cuerpo para que el Coronel deshiciera a su antojo.

JongDae siempre había sido suficiente para él, y Kim no terminaba de entender cómo es que ahora el Comandante era incapaz de satisfacerle por completo. Quizá se había acostumbrado finalmente a él, y ese era el motivo por el que su boca alrededor de su polla había comenzado a perder calidez y vigor.

                    
No pensaba perder más su tiempo buscando a JongDae, podía sobrevivir sin sexo, o al menos eso era lo que le gustaba pensar. A Kim le gustaba pensar de sí mismo como un hombre fuerte e independiente, y la idea de que su satisfacción sexual dependiera de JongDae nunca le había gustado mucho, pues sabía que aquello tenía una connotación completamente distinta para el Comandante.

JunMyeon no era estúpido, mucho menos ciego, era consciente de los sentimientos que JongDae tenía por él, no era difícil darse cuenta de la forma en la que brillaban sus ojos cada vez que lo penetraba, había algo en ese brillo que iba más allá de la lujuria, había algo en esa mirada, un destello de adoración que siempre lograba revolverle el estómago al Coronel.

Kim nunca fue un hombre de sentimientos, para él el sexo era sólo eso, y si JongDae lo veía como algo más no era su problema, a JunMyeon no le interesaba siempre y cuando JongDae estuviese dispuesto a abrirse de piernas o ponerse de rodillas.

El Coronel tenía cosas importantes que hacer, y JongDae no estaba entre ninguna de esas cosas. Lo más importante en su lista era idear un plan para ver de nuevo a SeHun, y averiguar qué demonios podía darle de comer a Vivi.

Nunca había tenido un perro antes, intentó darle arroz y un trozo de pollo, pero Vivi parecía ser muy especial, había rechazado rotundamente la comida que el Coronel le ofrecía, y esa mañana no había sido la excepción.

Days of War, Nights of Love | SeHoOn viuen les histories. Descobreix ara