"La primera impresión es la más importante"

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Evan Blackhawk era un importante empresario, reconocido en distintos lugares, sin embargo no era un pionero en su campo, claro que había  gente por encima de él. Pero eso no le quitaba que fuera un egocéntrico millonario, al cual no le importaba nada, más que su propio bienestar.

¿Pero como no estar conforme?, si ese hombre lo tenía todo: dinero por montones, una prometedora carrera laboral, le sobraban pretendientes, pues, obviamente era apuesto; con un par de exóticos ojos, que resaltaban en donde fuera, pues poseía una rara enfermedad la cual provocó que sus ojos tuvieran colores diferentes; uno azul claro, y otro rojo. Esto llamaba la atención de las personas a su alrededor.

Por supuesto, el resto de su cuerpo también  destacaba notablemente; poseía un esbelto, pero musculoso cuerpo; su piel era lisa y clara, como de porcelana y su oscura cabellera hacia que todo lo demás contrastase, dejando así una figura inigualable ante quien lo mirase.

Destacaba en diferentes ámbitos, era hábil en su trabajo, en las estafas y juegos sucios con los que lograba expandirse cada vez más. Tenía un gran dominio en Europa, y planeaba extenderse hasta América, haciéndose de socios, amigos, amantes. Algunos bastante influyentes, afiliándose por una simple y predecible razón: dinero.

Todo lo logró fácilmente con la influencia de su fallecido tío abuelo, el cual dejó la empresa en sus manos al morir, dándole así iniciativa e impulsándolo a aplicar los conocimientos que le habían sido entregados por parte del mismo; para lo cuál le había criado con tanto esmero.

Aunque, se volvió aún más importante, cuando el jefe de la mafia rusa le mandó a llamar, pues recordó que antiguamente sus padres habían trabajado para él y habían hecho un excelente trabajo, y por lógica pensó de manera similar hacia si único hijo. Así que lo hizo parte de su enorme organización, dándole papeles importantes en cuanto a sus finanzas, volviéndose su administrador y una parte fundamental de los planes de trafico y venta de armas ilegales en América.

Todo iba de acuerdo a lo que tenía planeado, sus socios americanos le dejaban una gran ganancia y tenía más vías para distribuir su mercancía. No tardaba mucho en volverse un gran e influyente empresario, eso le traería mucha más satisfacción.

Sin embargo, había un hombre en especial, alguien a quien con certeza podría llamar un verdadero rival.

Sus adversarios caían uno a uno ante él.

Solo le había costado tres años apoderarse del 65% del crimen organizado en América, abrir prestigiosas empresas y negocios.

Básicamente era el dueño de Japón y la mayoría de los negocios alrededor del mundo, tenía el control de la economía.

Ni siquiera la policía podía tocarlo, el FBI o la DEA. Era intocable hasta por la mano de los dioses de cualquier religión habida y por haber.

No existían pruebas de ninguno de sus crímenes, todo lo ejecutaban sus encargados y el quedaba impune.

Estaba por convertirse en un Yakuza entre muchos, con tan sólo veinticinco años estaba logrando lo que muchos hubiesen querido.

Sus negocios crecían con cada día que pasaba. Siempre lograba crear un nuevo modo de sacarle dinero a todo lo que hacia.

Era el pionero en el trafico de drogas y no tardaba mucho en apoderarse del territorio de la mafia china, con la cual tenia disputas des de hacia un tiempo.

Pero en todo lo demás estaba satisfecho, era un egocéntrico hombre que no sabía de amores, solo de traición y negocios sucios, maneras de apoderarse de lo que el quería y engañar personas, era toda una persona toxica. 

Falling Together [En constante edición]Where stories live. Discover now