Con un traje negro y su cabello revuelto, dio una sonrisa de lado dejándome ver sus hermosos dientes blancos bajo la poca luz del club. Sus ojos quedaron fijos a los míos y en ese momento no pude respirar más. Simplemente era lo que siempre había imaginado en algún chico.

-Ella es Hailey - Mels rompió la burbuja de él chico y la mía y señaló a todos los chicos mientras daba nombres.

Pero solo uno estaba en mi mente.

Travis.

-Tierra llamando a Hailey - Movió su mano frente a mi y sonrió - Tu celular estaba sonando.

Dejándome en el sillon de nuevo, tomé mi celular para poder hablar.

El nombre de mi nuevo jefe apareció en la pantalla, suspiro y coloco el teléfono en mi Oído.

Travis

Mi nena ya había regresado, estaba más que feliz, no podía esperar a darle mi noticia.
¡Había sido ascendido, joder!
No podía más, quería gritarle y decirle que por fin podría darle una vida mejor  con esto, casarnos y poder tener una familia.

Pero escondí la noticia con un "aburrido día" quería decir le en la noche, donde podría hacerla mía nada más. Ella solo seria mia para siempre, solo mía.

Ella se quedó mirándome a los ojos vagando en algún recuerdo cuando su celular comenzó a sonar.

-Tierra llamando a Hailey - pasé mis manos por su rostro y ella pestañeó - Tu celular estaba sonando.

Me levanté dejándola en la sala. Había estaba preparando la cena y tenía una "sorpresa" para ella en la habitación.
Encendí la estufa mientras ella Fruncia el ceño y salía de la sala, odiaba que se fuera para hacer llamadas. Tenía ese loco pensamiento de que ella pudiera engañarme y estaba casi al borde del enojo cuando mire que jugaba con uno de sus mechones de cabellos como si estuviera tonteando con alguien.

-¿No podríamos vernos Mañana?...... Acabo de llegar a casa.. - Bajó la voz y miró a todos lados. Yo me escondí entre la oscuridad y ella continuó - Travis esta aquí...... No puedo.

Aquello fue lo que rebalsó el vaso.
Le arranqué el celular y corté la llamada.

-Tú eres solo mía - mi voz salió dura y no me importa, quería enseñarle que yo tenía poder sobre ella.

Muda ante mi reacción le di una cachetada.
Y me gustó hacerlo.

Hailey
Me desperté y miré a mi alrededor, estaba en un hospital. No quería estar en uno de nuevo hasta que nacieran los bebés y ahora tendré que afrontar esto.
Estaba sola en la habitación y no había nada más que una máquina a mi lado dando mi pulso cardíaco y una aguja en mi brazo.
Me removi y me incorpore en la cama mientras detallaba donde estábamos. Había una mesa en un costado de la sala con algunas revistas y unas cuantas canastas pequeñas con chocolates.

Unos globos a mi lado tenían una cara sonriente y dándome buenos deseos. Ciertamente, sabía que esos globos no venían de Jay.

-¿Mocosa? - Mi padre entró a la sala y cuando me observó comenzó a llorar y corrió hasta mi y darme un abrazo.

-Papi- aspiré el olor de su crema de afeitar y sonríe dando vueltas a mi pasado junto a él.

Mi padre se conservaba con los años y a pesar que estaba casi en los 50 seguía igual de radiante desde que los deje de ver hace unos años.

-Te he extrañado tanto Mocosa - Dijo besando mis mejías - Sigues siendo la misma Chica hermosa.

-Y yo a ti papá -  toqué cada uno de sus rasgos y me detuve en sus ojos, esos ojos que jamás me faltarían aun que lo decepcione. - ¿Recuerdas cuando tenía 6 y me prometiste que jamás me dejarías?

El novio de mi hermanaWhere stories live. Discover now