Capitulo 7.❁

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Querido Diario:
Ya han pasado siete días desde que se fue Destiny. Todo ha sido un desastre. Ya sabes, Jimmy en un lado, mi madre en el otro. Gracias que Pumba aunque sea un perro, esta aquí conmigo. Extraño mucho a Destiny. Espero que este bien, y este disfrutando. No he podido hablar con ella por la mala comunicación de su celular. Ojalá y venga antes, aunque sé que no será así. Jimmy y sus secuaces siguen burlándose pero gracias a Dios que no han intentado nada, o hecho una broma. Todo esta hecho un desastre, pero no esta tan mal. Ya me pude acoplar.

Atentamente,

La que nació por pena.

En estos siete días sin Destiny, ha sido un desastre cuidar a Pumba sola. A veces ladra, a veces mi madre esta, a veces si. Cuando ella esta y Pumba comienza a ladrar, ella me toca la puerta preguntando: «¿Qué hay ahí?» «¿Hay un perro ahí?» «¿Qué haces allá dentro Grace?» Siempre respondo lo mismo: «Tengo música y parecen perros ladrando» «Estoy viendo vídeos en la computadora» ¡Mentiras! ¡Que buenas son cuando las usas para el bien! Mi única intención aquí es cuidar a Pumba y que este saludable, tenga casa, y amor. A veces me arrepiento de haberlo traído, ya que si mi madre se entera, yo dejaré de existir. Eso es lo que quiero, pero no quiero ser asesinada siendo golpeada o algo peor y menos en manos de mi temerosa madre. Por otro lado, cuando juego con Pumba, duerme conmigo o lo acaricio, es la mascota mas buena, fiel, y adorable que pudieras conocer. Es como un mejor amigo, un hijo. Despertó en mi esas ganas de cuidarlo y no dejar que le pase algo malo. Si ella se llegara a enterar de esto, no sé que haría.

Hoy era sábado, por lo que ya había pasado una semana desde que Destiny se fue a China, lo que significaba que faltaba exactamente siete días para su regreso. Hoy era un día especial para las dos, íbamos a ir al concierto de Melanie Martinez. Ella nos había comprado dos taquillas en arena para su concierto, pero se fue de viaje ¡Coraje es lo que siento yo! Hubiese querido ir con ella. Destiny me había dado las dos taquillas y me dijo que fuera y que no me preocupara por ella, y que invitara a alguien. Mi pregunta es: ¿A quién puedo invitar? Rápidamente le pregunte a varias de mis amigas cibernéticas que supiera que vivieran cerca de aquí. Me respondió Sophia, ella vive cerca del coliseo. Así que le dije que le regalaría una de las taquillas, si llegaba allí. Ella aceptó ¿Quién iba decir que no al concierto de Melanie Martinez en arena y GRATIS? Nadie.

Me prepare, me puse una camisa que había comprado a mediados de año que decía «CRY BABY» un pantalón corto con rotos y unos converse altos rosados. Me maquille, si me maquille, algo raro, jamas me maquillo. Me maquille como Melanie lo haría, y me puse unos diamantes en las cejas. Le di de comer a Pumba y le prepare su camita, que yo misma le prepare con unas sabanas que encontré. Salí de allí cerrando la puerta con mi llave echándola en mi cartera.

—¿A dónde vas?—Dice mi madre en el otro lado del pasillo, ella estaba recostada de una de las dos paredes con los brazos cruzados.

—Al concierto de Melanie, te lo dije hace un mes que tenía las taquillas—Le respondí, no iba a permitir que me prohibiera el paso.

—Mm okay, no llegues tarde—Me dijo, siempre dice lo mismo cuando salgo blah blah.

—Adiós—le dije abriendo la puerta, retirándome.

Me fui caminando, vivo a veinticinco minutos del coliseo, faltaban dos horas para el concierto e iba irme caminando para no tener que pagarle a un taxi tanto. Iba a coger uno pero cuando estuviera más cerca, así el costo iba a ser menos. Ya les había dicho que amo caminar. Mientras caminaba, veía las marcas de los coches que pasaban, de los perros que me pasaban por el lado, y los recién nacidos al hombro de sus madres. Amaba el resplandor del sol dándome en la cara y odiaba las bocinas de los carros. Odio los ruidos en general, amo el silencio, ese silencio que puedes escuchar las hojas caer, los pájaros cantar o los niños reír. El ambiente era mi medicina, mi droga para estar bien. Seguí caminando, ya faltaban como diez minutos para llegar así que pedí un taxi. Me subí a él, y le dije que me llevara hacia el coliseo. Solamente me cobró 7 dólares, por la cercanía del coliseo.

Llegamos y ya mi amiga Sophia estaba allí de pie esperándome. Ella rápidamente me reconoció y me saludo con la mano a lo lejos.

— ¡Hey Gracie! ¡Aquí!—Ella gritó.

—¿Sophia, cierto?—Pregunté a la verdad, ella no tenia muchas fotos y se me hizo un poco dificil reconocerla.

—Sí, soy Sophia, es un placer conocerte en persona, gracias por la invitación—Me dijo sonriendo y abrazándome.

—De nada. Mira, ya están comenzando a entrar. Entremos.—Le dije al ver que ya estaban entrando gente.

Entramos, y nos sentamos, rápido que entramos,  empezó el concierto. Yo estaba brincando de la emoción con Sophia a ver a Melanie tan cerca. Ella canto todas sus canciones, pero cuando empezó a cantar Mrs. Potato Head comencé a cantar, a gritar, a bailar y a gritar como una loca.

—Don't be dramatic, it's only some plastic, no one will love you if you're unattractive. Oh, Mrs. Potato Head, tell me. Is it true that pain is beauty? Does a new face come with a warranty? Will a pretty face make it better?—Comencé a gritar al unisono con Melanie, ella me mira y se comienza a reír y por poco me desmayo allí, ¡Mi idola me sonrió!

Melanie canto esa y otras canciones como Alphabet boy, pacify her, soap, pity party, carousel, dollhouse, etcétera. Acabo el concierto y le di las gracias a Sophia por acompañarme.

—Gracias por venir, ¿Tu mamá viene por ti?—Le pregunté.

Sí, viene por mi, la verdad es que vivimos cerca. ¿Y a ti?—Me respondió mirando fijamente a la calle.

—No, me iré caminando—Le respondí a su pregunta, la verdad era que quería que me ofreciera llevarme.

Sí quieres te llevamos, no te preocupes por eso—Respondió a mi pensamiento, me cumplió el deseo y ni siquiera le había preguntado.

¿Enserio?—Le pregunte.

—Sí, mira ahí llegó mi mamá—Dijo señalando un carro color vino.

Sophia me llevo a mi casa, le di las gracias a su madre y a ella por traerme. Su mamá era una mujer joven, muy preciosa y super buena. Sophia era un reflejo de los valores y la belleza de su madre. Nos despedimos con un abrazo, y así decidí entrar a mi casa. Mi madre al parecer estaba en su habitación durmiendo, o haciendo otra cosa. No lo sé, todo estaba apagado.

Subí a mi habitación, saque las llave y abrí la puerta. Pumba estaba acostado en la cama, y estaba raro. Me acerco, toco a Pumba y mis manos se llenaron de sangre.

—¡Pumba! ¡No! ¿Qué te hicieron?—Grité, estaba llorando del dolor.

Pumba estaba muerto.

La que nació por pena #CarrotAwards2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora