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Jos hablaba con Alonso aun recostado en su pecho, la noche era fría pero el calor corporal de uno alimentaba al otro y viceversa, nada era sucio y nada estaba prohibido en aquel lugar, nada les hacía sentir más bien que el contacto que ambos sostenían, no solo el físico, era aquel espiritual.

—¿Alonso? —Jos rompió el cómodo silencio que ambos sostenían recostados sobre la ropa desordenada.

—¿mmh?

—Tengo que salir un par de días de la ciudad.

—mmm —Alonso se reincorporo —¿a donde?

—a hacer unos trámites para poder desistir del sacerdocio.

—solo dos días ¿verdad?

—si, nada tardado, ya sabes algo de rutina.

—Te lo perdonare solo si me dejas algo de ti.

Jos sonrió con malicia y se dejo caer sobre el cuerpo del pelirrojo iniciando así un nuevo round de aquella pelea mental.

Cuando ambos llegaron con la ropa enterregada y las caras extrañas Columba pregunto sobre lo sucedido, ambos se miraron con las mejillas arreboladas y entonces Jos le contó sobre "los ventarrones" que azotaban aquel lugar dando así una breve pero muy creíble excusa.

Al siguiente día Jos se despedía de la familia Villalpando alegando que solo se iría un par de días.

Le entregó una carta a Alonso y le pidió que no la abriera hasta que él le llamara, fue algo muy extraño pero de igual manera acepto.

Alonso miro a Jos partir, con aquella promesa de regresar. Jos por su parte llevaba el corazón roto, con miles de recuerdos de aquel niño que sin siquiera imaginarlo cambio su percepción del mundo, que aun a su corta edad lo había llenado de enseñanzas y sabiduría. Nunca nadie hizo sentir a Jos tan amado como él pelirrojo. Toda su vida se sintió la peor abominación del planeta, sin encontrar su propia voz, aceptando incluso una vida que no era para el, pero no más.

Alonso no podría quedarse con alguien que prácticamente podría ser su padre, Alonso estaba lleno de vida, de colores, de tiempo, Jos en cambio solo podría ir en picada al paso de los años.

Jamás le pregunto a Alonso si realmente solo le resultaba excitante estar con él, dijo que lo amaba, pero eso bien podía explicarse como compensación a una figura paterna.

Alan había pensado bastante en pedirle a Alonso ser más que amigos, las últimas dos veces que estuvieron juntos por alguna u otra razón no pudo concretar nada de lo que tenía en mente. No sabía nada sobre la vida amorosa de Villalpando, supuso que realmente no había nadie más en su vida.

Decidió que esa tarde por fin haría lo que tanto tiempo paso por su cabeza.

—¿alo Alan?

—Alonso, ¿crees que podrías venir hoy?

—claro, ¿a que hora?

—lo más pronto posible.

—estoy allá en quince.

La llamada fue finalizada y quince minutos después Alonso se encontraba en la casa de los Navarro.
La madre de Alan lo hizo pasar, la mujer siempre era de lo más amable claro que sus intenciones eran meramente de casamentera.

—¿Alan? —dijo recién abriendo la puerta, sin siquiera tocar, no era algo que hiciera constantemente de todos modos—¿por que tenía que venir con tanta urgencia?

Alan estaba mirando sus manos con detalle, Alonso comenzó a sospechar que algo malo le había sucedido.

—¿Todo bien? —pregunto ya que el chico no era capaz de levantar la mirada ni articular una frase.

Al no obtener respuesta se sentó junto al moreno, rodeando sus hombros con un brazo, hasta entonces Alan fue consciente de los microscópicos detalles en todo el cuarto, miro a Alonso a los ojos pero no podía encontrar su propia voz, de un momento a otro su boca fue a parar en los labios del su acompañante, Alonso estaba en shock, de ninguna manera esperaba aquel desenlace, no sabia como cortar el momento, Alan movía sus labios delicadamente, y el pelirrojo no respondía, por su mente cruzo la imagen de Canela, y puso sus palmas sobre el pecho de Navarro, para separarlo de a poco.

—perdón—musitó Alan, en verdad estaba arrepentido, pero estar tantos meses con la idea de los labios de Alonso en la cabeza no había ayudado en nada.

—¿Todo bien? —pregunto de nuevo.

—no, Alonso,me gustas —dijo de golpe,tratándose el rostro con ambas manos.

—Alan, yo... Humm, ok, estoy con alguien, lo siento.

—no lo sabía, perdón —los ojos de Alan comenzaban a cristalizarse, un diluvio caería de pronto si escuchaba de nuevo la voz de Alonso.

—Te amo Alan, pero, no de esa manera.

Era peor quedar como el eterno mejor amigo, que simplemente ser despreciado. Al parecer Alonso solo quería hacerlo sentir mejor, pero su técnica era muy mala y ahí estaban, las gruesas, silenciosas, saladas y sobre todo dolidas lágrimas resbalando por las mejillas de Navarro.

Alonso no fue capaz ni de abrazarlo ya que tuvo que salir corriendo del lugar, se sentía una mierda, intento no llorar en el recorrido hacía su casa, una amistad fallida acababa de dar inició, se metió a bañar y fue a la cama a leer esperando la llamada de Jos.

La llamada no llego esa noche.

***
Creo que quedo un poco corto pero bueno, frienzonearon al Alan, vieron.

Señoritas estamos a cada vez menos capítulos de terminar esto.

Se han llevao mi jart.

Besos 😘 😘 😘 😘

Pederasta    |J.V.| (Editando)Where stories live. Discover now