—¿Cómo lo hiciste?

—Bueno yo…

—Digamos que ustedes, los Jauregui siempre han sido unos extremadamente ordenados, perfeccionistas de lo peor y tuvimos mucha suerte de que tanto tus padres como tu le pusieran fecha y ocasión a cada foto que imprimían —La chica que me recibió en el pasillo había regresado —Pero que tonta, perdóname, se me olvida que tu… yo… bueno ya sabes. Soy Sandra, la mejor amiga de la latina que se cree italiana aquí presente —Y abrazo a Camila por el cuello.

—Vaya… ¿siempre eres tan así en todo lo que haces?

—La mayoría del tiempo… y contigo solía ser así siempre. Espero no te moleste pero… ya te he extrañado demasiado. —Yo solo podía sonreír. Después de eso me di cuenta de la cara de nostalgia de Camila. No se veía ni la mitad de completa que esta mañana.

—Camila… —Ella me miro —¿Estas bien?

—Claro… muy bien.

—¿Estas segura? —Ella solo sonrió falsamente y me miro de nuevo.

—Anda a encontrarte Lolo.

Lolo. En el momento en el que dijo eso un centenar de imágenes vinieron a mi cabeza. Recuerdos de muchas de las fotografías tomadas. Pese a todo el mareo decidí sentarme un momento en uno de los sillones y Camila vino a sentarse a mi lado.

—¿Qué pasa?

—Imágenes… recuerdos. —Ella me quedo mirando con una triste sonrisa en el rostro y me alcanzo de nuevo el portarretratos.

—Los de atrás… ellos son tus padres. Michael y Clara. Eres tan parecida a tu mamá… pero puedo jurar que mucha de tu personalidad la sacaste de Michael. —Yo solo sonreía. —Ellos son Chris y Taylor. Tus dos hermanos menores. Son absolutamente de los mejores chicos que conocí. Taylor es muy alegre y optimista. Siempre le gusta estar cerca de ti y sacarte una sonrisa. Chris es mas reservado, tiene todo el porte de un alto ejecutivo. Es un chico demasiado noble. Tu… eres parcialmente un pedazo de cada uno de ellos. Tienes un poco de todos. —Deje la fotografía en una mesa de enfrente.

—Tienes que contarme mas.

—¿Mas? Bueno… por aquí yo vi una con unos tíos tuyos…

—No no, mas sobre ti.

—¿Sobre mi?

—Si.

—¿Por qué tanto interés sobre mi?

—Camila…

—Es verdad ¿Qué quieres que te diga? Éramos amigas. Nos conocimos en la preparatoria.

—¿Cómo nos conocimos?

—Ammm no lo recuerdo muy bien.

—Oh por favor, claro que recuerdas. Dime, te lo pido.

—Esta bien, ok. Bueno… era mi primer año en la prepa y en esa escuela. El segundo tuyo. Solo conocía a una sola persona en toda la escuela y esa era Dinah, una vecina mía que venía conociendo desde no se, quizás siempre. Ella, se puso a correr por los pasillos y me dio miedo quedarme sola o perderme así que comencé a correr detrás de ella… y, en el segundo piso doblando hacia los casilleros me tope contigo. —Ella rio un poco. —Aun recuerdo ese momento. Ambas caímos al suelo pero yo tarde bastante en reaccionar. Te recuerdo a ti sobre mi golpeándome en la cara para que dijera algo. Tire tus libros, tu bolso y derrame tu termo de café el cual, era tu favorito. Pero tu… nunca te enojaste. Creo que te preocupaste por mi mas que otra persona. Desde entonces somos… amiga.

—Vaya, golpes del destino ¿no?

—Así es.

—¿Siempre fuimos amigas tu y yo?

—Ah… si. Siempre fuimos muy cercanas. Siempre hasta el último día que te vi.

POV CAMILA

En ese momento sentí a Lauren lanzarse a mis brazos para abrazarme. Era una tortura y a la vez tan satisfactorio ese sentimiento.

—El destino nos volvió a golpear después de tanto tiempo. Gracias por esto. Por ser mi amiga. —Y mis ojos comenzaron a humedecerse, no estoy segura si de impotencia o alegría. Literalmente tuve que quitármela de encima antes de que todo mi autocontrol se fuera.

—Dios, tengo tanta hambre. Ven cenemos.

—¡SI! ¡POR FIN! —Grito Sandra

—Me parece, ¿Qué cenaremos?

—Pues… Sali y compre comida tailandesa, japonesa y sushi. Mucho sushi.

—¿Sushi dijiste?

—¿Qué? ¿Acaso no te gusta?

—¿Qué si me gusta? ¡Me encanta!

—No me parece raro, era lo único que comías hace años atrás —Dijo Sandra tomando una de las cajas y un par de palillos.

—¿De verdad? —Me pregunto

—Generalizando… la comida asiática siempre fue tu favorita. —Le pase una de las cajas. —Provecho Laur…

Las tres nos sentamos en el living a comer y platicábamos de muchas cosas. La mayoría lo contábamos Sandra y yo. Ella estaba muy entretenida saboreando su sushi y escuchando nuestras patéticas anécdotas. Después de un rato me di cuenta de que Lauren había dejado de sonreír y su mirada estaba perdida. Era como si de un momento a otro se hubiera vuelto ajena a la conversación.

—Estas muy callada Laurenza ¿No esta bueno el sushi?

—Lo esta, de verdad lo esta.

—Entonces ¿en que piensas Lolo? —Le pregunte

—Quiero ir a Miami

A prueba.Where stories live. Discover now