Capítulo 2. Adiós, Newark, te echaré de menos

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Le envíe un mensaje a Kelly, tenía que hablar con ella urgentemente. Me daba igual si estaba en buen o mal estado por la graduación.

«Hola, Kelly. Tenemos que hablar. ¿Te acuerdas que mi madre me dijo que tenía una noticia que darme? Pues ya me la ha dado. Tenemos que hablar de ello..

Ella me respondió rápidamente y me dijo que iba hacia mi casa. Como crecimos juntas, a mis padres les daba igual que viniese en cuanto ella quisiese. Cuando ella llegó, abrí la puerta, casi llorando:

—Hola —le dije triste, no he descubierto aún cómo es que no había llorando aún.

—Hola, Cath. ¿Qué te pasa? ¿Cuál era la noticia? ¿Era buena o mala? —demasiadas preguntas para que mi cerebro procesase de golpe— Hola señor y señora Wersten —les dijo a mis padres—. Vamos a tu habitación y me lo cuentas todo —dijo refiriéndose a mí.

Subimos a mi habitación con un refresco cada una y, finalmente, le dije con todas mis fuerzas:

—Me mudo —hice una pequeña pausa y vi que Kelly se quedó pálida y muda, en estado de shock— a Colorado...

—¿¡Qué!? ¿Que vas a hacer qué? —dijo con un tono... ¿Enfadado? Sí, enfadado— Dime que es una broma, Cath, dime que es una broma-yo negué con la cabeza—. ¿Por qué te vas?

No sabía si responder. Sentía que si respondía, me echaría a llorar... Pero, finalmente, me rendí ante tanto pensamiento y hablé:

—¿Te acuerdas de la charla con mi padre respecto al trabajo de hace un par de años? —ella asintió—. Pues le hicieron una propuesta de trabajo, para Colorado, y él, sin remedio alguno, dijo que sí. De todas formas, no era tan malo, ya que yo no había empezado la Universidad aún y mi hermano se tomó un año y tampoco la había comenzado...Al parecer ellos preapararon y enviaron nuestras solicitudes a la Metropolitan State University of Denver porque hicieron el trato en abril. Me acabo de enterar que mi madre me mintió sobre enviar mis sobres de admisión a Harvard y ya entiendo por qué nunca apareció un sobre en el buzón de Harvard.

Tras responderle todas las dudas, las dos nos echamos a llorar y, de vez en cuando, mi hermano venía a mi habitación a animarnos, pero nunca lo conseguía.

Pasé el resto de días de junio llorando y recogiendo todas las cosas y pasé el poco tiempo del mes que tenía libre para quedar con mis amigos y estar tiempo juntos.

Al fin llegó la última noche en Newark. Dormí en el suelo porque la estructura de mi cama estaba en una caja camino a Littleton. A penas dormí, no podía parar de llorar. A decir verdad, aborrecía el hecho de tener que irme, pero me limité a hacerles caso a mis padres.

El sol comenzó a brillar y me desperté, me duché, me puse una camiseta en la que ponía «I corazón Rock», unos vaqueros largos ajustados y Converse negras. Me recogí el pelo en una coleta alta y me puse unas gafas de sol ya que me ardían los ojos de tanto llorar, los tenía rojos todavía y sabía que seguiría llorando en el camino. Me uní a mi hermano y a mis padres y esperamos a los padres de Kelly.

Nos llevaron ellos al aeropuerto, los cuales también lloraban, pero menos que Kelly y yo. Nosotras no parábamos de llorar. Éramos como una sola familia y ahora íbamos a ser dos familias distintas separadas por miles de kilómetros.

Llegó la hora de irnos y tomamos el vuelo. Fue, seguramente, el peor día de mi vida. Estuve todo el viaje escuchando The Best Damn Thing, A Thousand Suns, Sawdust e iba cambiando a canciones aleatorias, generalmente de Muse. Intentaba animarme de esta manera y lo iba consiguiendo hasta que escuché algo que me volvió a deprimir:

—Pasajeros con destino a Colorado, vayan abrochándose los cinturones, llegaremos en quince minutos.

No pude evitar hacer que una lágrima saliese y resbalase por mi mejilla. «Sé fuerte, serán tres o cuatro años, será bueno y luego, volverás.» Me dije para alegrarme un poco. Ya llegábamos... Cogí mi móvil y me acordé de enviarle un mensaje a Kelly en cuanto llegase.

Cuando llegamos al aeropuerto, ya habíamos recogido las maletas y estábamos esperando al taxi que nos llevase a nuestro nuevo hogar, yo saqué mi móvil y le envíe un mensaje a Kelly. Cuando hice eso, escribí una nota, la cual tenía grabada lo siguiente: «30 de Junio: el peor día de mi vida».

Llegó el taxi y nos llevó a nuestra nueva casa. ¡Dios! Era enorme. Era mucho más grande que mi antigua casa.

—Algo bueno de este sitio, al menos la casa está bien... —me dije a mí misma.

—¡Chicos! —gritó mi padre— Hay mucho trabajo que hacer, así que empezamos ya mismo —dijo, dió dos palmadas y todos fuimos buscando las cajas de nuestras respectivas habitaciones.

Cuando tenía puesta la cama y un armario para poner en algún sitio mi ropa (al menos eso...), dejé mi habitación y me fui con mi hermano a hacer la cocina. Había pocos muebles que poner, ya que era una cocina prefabricada.

Tras haber puesto el salón, la cocina y muebles básicos en nuestras habitaciones, cenamos algo simple y nos fuimos a la cama ya que estábamos agotados y mañana eran las inscripciones a la Universidad y eso no lo podía perder, eso no. Mi hermano las hacía por la tarde, pero yo por la mañana así que me fui directa a la cama.

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Bueno, este fue el segundo capítulo. Siento la demora. Hoy tuve mi primer día de instituto y los profesores ya me atacaron y ahogaron con tareas y no podía subir hasta ahora. Espero que les guste, comenten y voten :3

Freaking life (Ross Lynch)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang