Ya no le tenía miedo a la oscuridad.

Por fortuna, quedó en manos del orfanato de Santa Clara" donde vivió parte de su infancia, agobiado por sus demonios que se aplacaban gracias a los buenos tratos de ese lugar. Eso a pesar de que lo hicieron arrodillar a la fuerza frente a un Dios que le parecía extraño e indiferente, e igualmente, repetir como loro oraciones y miles de ave María

Un intento de asesinato en su contra, del cual Rousseau con suerte logró huir. Acusó a Dennis, ya que sabía bien que él había enviado a ese alguien para acabar con su mísera vida. Pues conocía a ese hombre y lo había visto muchas veces trabajando para su padre.

Nuevamente, nadie le creyó, y fue allí donde por órdenes de "alguien más poderoso", fue enviado sin reparos a un hogar de paso donde solo atendían gente con problemas psiquiátricos. Pues como no ¿quién creería en la palabra de un loco?

Lo llamaron esquizofrénico, lo cual, él no era, estaba muy cuerdo, más de lo que podía incluso el desear.

Esquizofrénico por contar de forma sincera como Dennis Hendry había asesinado a su madre frente a su mirada paralizada y llorosa.

Allí encerrado y con la mirada perdida en la nada, sabía que debía tomar venganza, no le importaría nada más que el hacer sufrir a ese hombre, lo que más amaba lo había perdido, las únicas dos personas que en serio habían ganado su corazón, no existían más.

Bella y Yannick...

Justo allí fue donde Rousseau aprendió que había quedado solo, que nadie creía en su palabra por más que lo jurara hasta por el mismísimo Dios cristiano, lo cual de nada le sirvió mientras estaba encerrado y golpeado como un animal. O peor que un animal.

Estaba solo y no debía esperar nada de nadie.

«Si yo no hago algo por mí, nadie hará nada por mi...así es la vida, así es mi vida»

Y que para conseguir lo que quería, no debía reparar en nada o en nadie, a menos de que se violara aquella idea que jamás abandonaría su cabeza.

8 años después

— Jack ¿estás seguro de esto? — preguntó Norman mientras miró al hombre castaño con lentes de sol.

— El crío es bueno ¿bien? O eso dicen aquí. Me gusta su perfil. Será mejor que dejes tu paranoia. Que no se te olvide que tú también saliste de un lugar como estos.... o bueno, no tanto. Un orfanato.

Norman cerró la boca por un momento y luego volvió a mirar a Jack.

— Es un psiquiátrico ¿Qué esperas que digan de un chico salido de aquí? No crees que...

— Necesitamos gente, me darán el chico ¿bien? — contestó Jack dando por finalizada la charla que tenía con su ayudante.

— Señores — llamó la atención una mujer rubia bien presentada — Rousseau, espera.

— ¿Se llama Rousseau? — preguntó Norman enarcando una ceja.

— Si.

— Casi como el filósofo ¿no? — comentó.

Las tres personas empezaron a caminar hasta donde está ubicada la habitación de Rousseau. Los pasillos de aquel psiquiátrico eran bastante tétricos, pero no tanto para igualar alguna película de terror de buen rating.

— Y dígame... — Jack bajó la mirada a un costado de la chaqueta elegante que lleva la mujer rubia y observó la placa dorada — Kerry ¿conoce bien usted el chico?

— Lo conozco hace más de tres años, supongo que lo suficiente — respondió ella a sabiendas que aquel hombre que tenía a un lado, quería saber más sobre el chico.

— ¿Qué tal es? ¿amable? ¿grosero? — preguntó.

— Yo más bien lo denominaría como alguien neutral, no es ni alegre ni sombrío, es más alguien que se mantiene al margen de cualquier cosa. Algo si le digo, es muy inteligente y de pocas palabras. Algunos aquí simplemente le tienen miedo, pues no sé, solo suelen decir que la mirada de ese chico tiene algo. Algunos afirman que es demoníaco, pero yo creo simplemente que es una mirada normal. La que tiene cualquier chico solitario.

Kerry terminó de hablar cuando se vio en frente de la puerta blanca. Giró la perilla, la cual estaba sin seguro. Al abrirla, un chico de cabellos negros y piel pálida estaba sentado sobre una estrecha cama y jugaba con una pelota de pin-pon, haciéndola rebotar entre su mano y la pared.

— ¿Dieciséis años? — preguntó Norman con una ceja enarcada al chico pelinegro.

Kerry ignoró el comentario del hombre rubio. Entendió bastante bien que lo decía por su apariencia y estatura. Era por nacionalidad y raíces. Nacido en París, Francia, pero con raíces inglesas.

— Rousseau. Ya han llegado — dijo Kerry para llamar la atención del chico.

Rousseau levantó la mirada y simplemente miró a los tres personajes que hay en la puerta. Un hombre alto, fornido, con lentes de sol sobre la cabeza. Al lado, un hombre rubio de grandes ojos verdes y unas ojeras grises bastante notables.

— Saluda Rousseau — dijo Kerry — Él es Jack Morgan y él...— Kerry miró al hombre rubio al no saber el nombre de este mismo.

— Ah, Norman Rivers — contestó él.

— Te irás con ellos ¿ya tienen todo listo? — preguntó Kerry con amabilidad.

— Ya — es lo único que contestó Rousseau y se colocó de pie, eso no sin antes despegar una fotografía que tenía en la pared gris de concreto. Luego guardó la pelota de pin-pon en el bolsillo de su pantalón negro.

Sin decir nada, salió pasando de largo al hombre castaño y al rubio.

— Suerte — es lo último que dijo Kerry a Rousseau mientras lo frenó tomándolo del hombro. — Allá afuera el mundo está lleno de sombras y no para nada amigables, cuídate que tú eres un buen chico.

— ¿Eso le dices a todos? — contestó Rousseau y se zafó del agarre de Kerry y caminó siguiendo paso hacia la salida — Antes deberían cuidarse de mí — susurró para sí mismo.---------------------------------------- 

¡Nota!

Quiero dar gracias a todos aquellos que se molestan en leer mi historia y corregirla. Sus aportes me halagan en verdad, así que muchas gracias y no teman en dejar una crítica o corrección ¡Para mi todo es cariño!

¡Mil gracias!

¡Ahora si! ¡Bienvenido a la primer parte de la saga! (No le tengo nombre a la saga, pero bueno, algo se me ocurrirá luego jejeje) Hay chocolates y refresco, pasa, pasa, no te quedes afuera. 

De nuevo gracias por pasarte y darle un oportunidad. 

Att: Barush 

Rousseau: La sombra de un caídoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon