La realidad oculta

Segundo sueño

Estaba yo en mi habitación, una noche de febrero, en donde todo parecía estar en calma. Me acosté y comencé a soñar:

Estaba yo en mi cama durmiendo cuando algo comenzó a inquietarme y desperté. Algo extraño sucedía a mí alrededor. No sabía que era, pero tenía esa extraña sensación de que algo iba mal, algo siniestro estaba por suceder.

Me levanté de la cama y me disponía a salir de mi cuarto para saber que estaba sucediendo. Pero al abrir la puerta de mi recamara, vi como corría agua por el pasillo y las escaleras. Era como un río que manaba del extremo del pasillo y bajaba por las escaleras, pero en el primer piso no había ni una sola gota de agua. ¡Estaba totalmente seco! Todo esto lo visualizaba desde la puerta de mi cuarto, aterrorizada, sin poder moverme. De repente, comenzaron a aparecer espíritus malignos que rondaban por todo el pasillo. Estaba congelada del miedo. No podía gritar. No podía ni siquiera hablar. No podía moverme. Estaba inmóvil ante la descabellada idea de que "ellos" pudieran hacerme daño. Y desperté. Aquel sueño terrible me había dejado llena de terror.

Era la pesadilla más espantosa que hubiese tenido en toda mi vida. Sudaba. Seguía llena de miedo, por lo que decidí ir por mi madre que se encontraba en la recamara del primer piso, para que se durmiera conmigo y me transmitiera un poco de paz. Era la primera vez desde hacía años que necesitaba la compañía de mi madre para no tener miedo a la hora de volver a dormir.

Desperté a mi madre y le dije que se fuera a dormir conmigo. Que necesitaba sentir que no estaba sola. Se levantó a regañadientes y comenzó a subir al segundo piso dirigiéndose a mi recamara. Me di cuenta que el primer piso estaba tan seco como el segundo piso. Nos acostamos en mi cama tamaño individual. No quería cerrar los ojos y continuar con ese sueño espantoso que había intranquilizado mi mente y mi corazón, así que me repetía en mis pensamientos: "no volverás a soñar lo mismo, no volverás a soñar lo mismo". Me acosté boca arriba, cerré los ojos, y en pocos segundos me dormí.Mis esfuerzos por evitar que continuara esa pesadilla fueron nulos. De nuevo comencé a soñar:

Esta vez me encontraba en la misma posición en la que había conciliado el sueño: Abrí los ojos, acostada boca arriba. Mirando el techo, veía como fantasmas rondaban por todo el techo de mi recamara; pero esta vez me miraban, me acosaban como vil fantasmas y exclamaban - ¡aaaaaAAAAaaaaah, aaaaaaAAAaaaaah!- Estaba muerta del miedo. Los sonidos eran tan reales! Hice lo posible por despertar, y lo logre! Desperté en la misma posición en la que había quedado dormida. Cuál fue mi sorpresa, seguían las exclamaciones de los fantasmas. ¡No podía estar pasando! Estaba segura que ya había despertado de aquel sueño y ahora me encontraba despierta en la realidad que todos conocemos.

Estaba hecha un tronco inmóvil. Aquellos sonidos me tenían helada. Apenas si respiraba. Hice un esfuerzo por voltear a ver a mi madre que la tenía al lado mío; y cuál fue mi segunda sorpresa, ¡La que había estado exclamando como un fantasma había sido mi madre! No podía creer lo que estaba sucediendo. ¿Coincidencia de los fantasmas de mi sueño con los sonidos de mi mama? ¿O acaso le había transmitido mi pesadilla a mi mama? Nunca entenderé que fue lo que pasó realmente, pero esa noche será inolvidable para ella y para mí.

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