Capitulo 6 Mi Departamento, Mis Reglas

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Sherlock estaba en absoluto silencio y con una mirada solemne casi de preocupación. Al descubrir su expresión, John no hizo más que poner su mano en su rostro y suspirar con una sonrisa.

—¡Oh, Sherlock! ¿Lo ves? Bell es una responsabilidad seria, no como un perro.

—Puedo con las responsabilidades —replicó rápidamente. John volvió a reírse ante esta ironía.

 John volvió a reírse ante esta ironía

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—¡Oh, Sherlock! —suspiró—. ¿Y qué harás con servicios infantiles? Sabes que Mycroft los va a mandar.

—Yo sabré que hacer con ellos —contestó severo.

—Esto es serio, Sherlock. No te ofendas, pero tú no tienes las capacidades de cuidar a Bell. Sabes que Mary y yo podemos llevarla a nuestra casa, no le faltará nada.

—Ella no quiere irse con ustedes —objetó. John volvió a suspirar—. ¿Te la llevarás, en contra de su voluntad? —preguntó mientras inclinaba su cabeza y fruncía con suavidad su ceño.

Sorprendido ante esa pregunta, John vio a su amigo quien parecía tener una media sonrisa en su rostro, fue como un touche ante todo lo que él le acababa de decir. Esta vez John Watson no suspiró, bufó ante el punto a favor del detective.

—De acuerdo —respondió molesto—. Pero no por ello querrá decir que no esté al tanto de cómo la cuides, Sherlock Holmes.

John dio la media vuelta para regresar al living room cuando, de la boca de Sherlock, salieron unas palabras, casi en forma de susurro que obraron que parara en seco.

—Podré cuidar de ella.

John volteó a verle y regresando a la posición en la que estaba le observó frente a frente

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John volteó a verle y regresando a la posición en la que estaba le observó frente a frente.

—Eso ya lo veremos.

Sin más que decirse, John subió las escaleras y Sherlock le vigiló hasta que entró al living room. Suspiró con cierta amargura, acomodó los botones de su saco y se alistó para subir los escalones.

Bell y Mary comían de aquellos postres con mucha alegría cuando entró John y, detrás de él, apareció un tranquilo Sherlock. Ambas los miraron con curiosidad, esperando que alguien dijera palabra alguna, pero se quedaron en absoluto silencio.

La Niña que llegó al 221B de Baker Street. 【E D I T A N D O】Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt