Capítulo 14

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Franco y Michael se habían ido a casa, pero Jade se quedó en el hospital junto a su amiga. Por lo tanto llamó a su primo y le informó de las buenas noticias, sin omitir que pasaría la noche allí para acompañar a Ámbar.

Eran las 3 de la mañana cuando un susurró a lo lejos le arrebató el sueño

-¿Jade, Jade...?- la voz de la rubia aún se escuchaba un poco débil.

-¿Cariño, cómo te sientes?- preguntó con somnolencia, mientras se incorporaba para sentarse en el pequeño sillón, en el cual dormía hace unos pocos segundos.

-Ya me siento mejor, pero aún tengo un leve dolor- afirmó la chica.

-El médico dijo que sería algo normal, debido a que tu embarazo es muy delicado y tendremos que tomar medidas para que no vuelvas a correr peligro.

-Me siento una completa estúpida. Todo esto no me estaría pasado sino no hubiese ido al bar el día que conocí a Michael.

-No tienes porqué sentirte así amiga, sabes muy bien que por algo pasan las cosas y además nosotras no necesitamos de ese cabeza hueca que no quiere aceptar su paternidad.

-Por cierto... ¿le dijiste algo?- preguntó angustiada.

-Sólo le dije... bueno, no... Franco y yo le dijimos que el niño que esperas es de él.

-A ver... a ver, a ver, ¿el bebé que espero es un niño? ¿y cómo está eso de Franco y yo? ¿cómo supo que yo estaba aquí?

-Sí Ámbar, creo que tampoco sabías el sexo del bebé y lo de Franco... pues es amigo de Michael, además trabajan juntos y cuando se enteró de lo que te sucedió, vino a ver cómo te encontrabas, además te aprecia y tú le caes muy bien.

-Santo cielo, ¿de qué me perdí? Vaya sorpresa, me alegra que el bebé sea un niño- afirmó con una enorme sonrisa-, pero... ¿Franco y Michael? Eso no lo esperaba.

-Yo quedé igual de sorprendida cuando Franco llegó al hospital, te juro que no quería verlo en una centena de millones de años, pero ahora me parece que...- vaciló tratando de encontrar las palabras adecuadas para describir al empresario cuya sonrisa había martillado aquella coraza que cubría el dolido corazón de Jade.

-Te gusta- refirió la rubia ganándose una mirada desconcertada por parte de su amiga.

-No, claro que no, yo no creo que el me guste- refirió con nerviosismo, recordando aquel abrazo que sin querer le había robado.

-Yo tampoco lo creo, lo afirmo. Estoy segura que sientes algo por él.

-No digas esas cosas Ámbar, yo no me puedo permitir sentir algo por alguien... pero ahora te vas a burlar de mí por la estupidez que cometí.

-¿Qué estupidez? Lo besaste de nuevo- refirió la rubia con entusiasmo.

-¡No! Eso no... verás, la emoción por saber que tu bebé era un niño me invadió y automáticamente abracé a Franco- refirió la castaña apenada.

-En verdad no te entiendo. Primero dices que lo odias, que no lo quieres volver a ver y luego me sales con que  te lanzaste a sus brazos- aludió con diversión.

-Sólo fue por la emoción y luego me aparté de él, sintiéndome como una idiota

-Yo creo que el abrazo ya lo tenías planeado y te encantó, simplemente te faltaba una excusa aceptable, aunque la que me has dado no sé si sea aceptable- la rubia achinó los ojos.

-¡Claro que no! Sabes muy bien que, aunque él me haya tratado bien el día de hoy, no puede, ni podrá haber algo entre nosotros dos... somos de mundos diferentes y él está consciente de ello.

El Chico De NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora