—Solo ándate con cuidado por favor.

—Me lo has dicho tal vez 30 veces en los últimos días. Ya te lo dije, puedo cuidarme sola.

—Esta bien, esta bien. Lo siento.

—Estas perdonado celoso inseguro. Y de una chica... eres increíble. Ahora con permiso, necesito subir a bañarme y decidir que me pondré.

—¿Saldrás esta noche?

—Si. Me veré con Camila.

—Lauren...

—No hay nada mas que discutir Joel. Déjame vivir mi vida, déjame descubrir como era antes. No sabes cuánto lo deseo, solo déjame ¿si? —Me di media vuelta y me metí a nuestra habitación. Era bastante temprano como para pelear en este momento. Además, nadie arruinaría la emoción que tengo el día de hoy.

El día paso relativamente rápido y no volví a saber nada de Joel. Ambos estuvimos en casa pero cada quien anduvo por su lado haciendo sus cosas. El viendo el football en el living y yo en el estudio viendo un par de cosas en internet.

Después de un tarde bastante inquieta contando cada minuto que faltaba para la hora comencé a arreglarme y justo cuando el reloj marco las 6:30 me dirigí a la puerta del departamento.

—¿A dónde vas? —Pregunto Joel desde el sofá.

—Ya sabes a donde.

—No regreses tarde.

—Claro papá.

—Lauren es en serio... podría pasarte algo.

—No me pasara nada.

—Solo cuídate ¿bien? —Entonces se levantó del sofá y camino hacia mi. —Ven... —Abrió sus brazos invitándome a ellos —Odio que estemos así —Entonces lo abrace y el me beso. —Lo siento, mucho.

—Estas perdonado, lo sabes. Solo deja de ser tan histérico.

—Lo hare. cuídate. Toma un taxi de vuelta, suerte.

—Lo hare, no te preocupes. Adiós.

Sali del departamento con un sonrisa aun mas grande en el rostro. Su apoyo era lo único que faltaba para hacer de esto algo de lo mas perfecto. Tan pronto Sali le robe a un hombre su taxi y le dije hacia dónde ir. Mi estómago no dejo de jugarme malas pasadas todo el camino. Este sentimiento era uno de los mas extraños que había sentido hasta el momento.

Llegue al hotel y literalmente Sali disparada de ese taxi para entrar al lobby. Tan pronto localice la recepción corri hacia ella.

—Buenas noches, disculpe, necesito ver a la chica que esta hospedada en la habitación 83.

—Buenas noches... un momento por favor. —El hombre tecleo algo en su computador y regreso su vista hacia mi. —¿Su nombre es Lauren? Por casualidad.

—Si, esa soy yo.

—La señorita Cabello esta esperándola. Adelante. Es el octavo piso.

—Muchas gracias.

Corrí de nuevo hasta el elevador y toque el botón con el número 8. Mientras subía sentía que la sangre de mi cuerpo se iba hasta mis pies. Ahora mas que emocionada estaba nerviosa, casi podría salir huyendo del lugar.

—Tienes que calmarte Laur... —Dije para mi misma justo cuando el elevador se abrió.

Camine por el largo pasillo hasta que vi a una chica recargada sobre la puerta de la habitación a la que vengo. Era casi tan alta como yo, de cabello castaño claro y llevaba unas gafas de armazón bastante grueso. Cuando me miro se quitó de la puerta y me quedo mirando. Creí que iba a decirme algo así que me quede inmóvil pero, ella no hizo nada. Se quedó ahí, parada, observándome como si fuera algo extraordinario. Justo iba a preguntarle donde estaba Camila cuando ella simplemente se lanzó a mis brazos. Me abrazo tan fuerte que sentía que el aire escaseaba en mis pulmones y pude sentir ligeros sollozos sobre mi hombro. Lo único inteligente que se me ocurrió hacer fue responder el abrazo.

—Se que no entiendes nada... que incluso debes estar asustada. Pero... no tienes idea de lo feliz que estoy de verte. —Y entonces lo supe. Ella al igual que Camila me conocía de antes. Y de la nada las ganas de abrazarla aun más fuerte surgieron e incluso mis ojos comenzaron a humedecerse. Después de unos minutos nos separamos. —Por dios estas fantástica Lauren, nunca creí que yo... tu... bueno ya sabes. —Ella seguía llorando y yo estaba en shock. —Pero bueno, no viniste aquí del todo a verme, si no a lo que esta adentro.

—¿La famosa sorpresa? —Pregunte mirando aquella puerta.

—Camila y yo pasamos horas haciéndolo. Ojala te guste pero... sobre todo sirva de algo. —Ella se acercó a la puerta y tomo la manija para abrirla. —Bienvenida de vuelta a tu vida, o algo por el estilo.

La puerta se abrió y yo quede completamente perpleja por lo que mis ojos estaban mirando.

¿esto era real?

A prueba.Where stories live. Discover now