Ya no se escribe poesía en Madrid
solo se escuchan las campanadas de un poeta
que trata de clamar la grandeza de una ciudad
que está
inevitablemente muerta.
Tocan con fuerza los tambores
y al dar el tiovivo
la vigésimo quinta vuelta,
se disipa el sonido entre los llantos, la lujuria y el grito.
Subsiste sobre el palacio la historia de España
en escultura y sepultura,
los transeúntes vienen a escuchar lo caótico del centro
por miedo
a escuchar sus propios pensamientos.
Porque desde que es tan frágil confundir la luz de la luna
con la de las farolas.
Desde que un "Te escribo" vale más que un "Te quiero".
Desde que la palabra "Amor" ha degradado su valor
al de la deplorable condición humana.
Desde que, como dijo Quevedo:
<< Poderoso caballero es don dinero>>
Desde que el tercer mundo es invisible a los ojos primer mundistas.
Desde que un vals a media noche, no es más
que el reggaeton de una quinceañera ebria.
Desde que quererse es un don que solo algunos tienen
Desde que soñamos con el no ser absoluto.
Desde que lloramos el muro ajeno
y no nos revelamos contra la verja que lucimos puesta.
HASTA QUE.
Hasta que nuestro propio Dios nos cierra todas
y cada una de las puertas.
