Una pared en blanco.
Un suelo, blanco.
Un techo blanco, también.
Soy pequeña
y de aire.
Soy de humo
y siento.
Cómo me desintegro, Cómo desparezco
Cómo alimento al monstruo que controla
los hilos de mis articulaciones,
cómo busco la respuestas en mi propia espalda
perdiéndome así en espirales infinitas e inestables.
Gritando por dentro la cólera que esconde esta sonrisa falsa.
Dudando en mi ciudad natal, he olvidado mi calle.
Llorando en un soportal y esperando el derrumbe.
Cogida de las rodillas pienso que mi callejón de pasiones se cierra y me ahogo porque no tengo fuerzas.
La cabeza me falla, también lo hacen mis pies, justo en el ultimo paso de baile.
Y quedo tirada
de nuevo
en un suelo blanco
un techo, blanco
una pared en blanco, también.
Organizando mi desastre en orden alfabético.
Pasa así el tiempo, efímero e inquieto, por nuestras vidas.
Dejando a su paso
el vértigo
y perdiendo de vista al niño indiscreto,
que creía en los reyes
en papa noel
en los duendes
creía en la buena suerte.
Pasa así el tiempo
dejando un rastro de historias
y encerrando en el subconsciente
esos recuerdos
que fueron y serán siempre
nuestra peor pesadilla.
Pasa así'el tiempo
otorgándole al pasado
ese sabor añejo.
Brindándole al progreso
libros en blanco
dispuestos a hacer historia.
Y tirada, de nuevo, miro
un techo en blanco
una pared, en blanco
un suelo en blanco, también.
Soy el humo
que un día fumé.
Soy el viento
que un día me llevó.
Soy la suerte
que un día tocó.
Soy el sexo,
que un día exhaló.
Soy el vértigo ,
que un día sentí.
Soy la niña indecisa y torpe que un día escribió
la historia blanca
que su propia sombra
le narró.
