III (Maratón 2/2)

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  Puntual como si se tratara de algo vital, Shawn buscó el número de teléfono de __ en su agenda personal y le marcó. Tuvo que llamarla varias veces dado a que no le contestaba.

- ¿Si? -dijo __ al teléfono- Hey, hola Shawn.

- ¿Estás ocupada? -rió mientras se miraba al espejo.

- No, no lo estoy. ¿Qué querías?

- ¿Vienes?

- Shawn... ya te he dicho lo que pienso. No te soporto. Y no creo que pueda pasar la tarde contigo.

- ¡Eso no me lo habías dicho! -bromeó- Haz un esfuerzo. Eres una mujer inteligente, sabrás cómo tratarme.

- ¿Poniéndote una mordaza y atándote a la silla? Porque no hay otra forma de pararte.

- Hay una.

- Oh no, no. ¿Ya vamos con lo de antes? , ¿Qué vas a comer? Así cambiamos de conversación.

- Me gustaría comerte a ti, pero no te dejas. ¿O sí?

- Sabes la opinión que tengo. Te he comentado que si quieres algo tendrás que currártelo. Además, no me podrías manejar... como tengo carácter...

- Haría una excepción. Nunca me han dominado, siempre hay una primera vez para todo. Paso yo a buscarte ¿Si?

- No sé por qué tienes tanto empeño en que vaya contigo al estudio. ¿Tantas cosas tienes que hacer que requieran ayuda femenina?

- Sí, tengo que hacer muchas cosas.

- Ya sabes que no conseguirás nada.

- ¿Qué estás haciendo?

- ¿Para qué quieres saber tanto ah? ¿No te interesaré un poco no?

- Para nada cariño, no te hagas ilusiones conmigo.

- ¿Cariño? __, eso se llama tontear. Si no quieres nada, no vayas por esos caminos porque si me buscas me encuentras.

- Y... ¿si quiero buscarte y después encontrarte qué?

Shawn rió. Una risa grave y sexy que hizo suspirar a __.

- Pues entonces, sigue así

- ¿Estás muy necesitado de cariño verdad?

- Estoy necesitado de una mujer como dios manda. Y esta mañana, dios mandó a una echa una furia a la que calme con un par de palabras.

- Si me invitas a comer, acepto. Sólo a comer. Comida cocinada. No lo que se te acaba de pasar por la cabeza

- ¡Ya estamos! Yo no he dicho nada, has sido tú. ¿Qué ha hecho que cambies de opinión? -preguntó sorprendido- ¿Entonces voy a buscarte?

- Sí. Pero que sepas que no va a pasar nada de lo que quieres que pase.

- Yo no quiero que pase. Eres tú.

- No quiero.

- Oh, cierto. Lo anhelas.

- Anhelo un caballero, no un polvo con Shawn Mendes, el peor indicado para tener asuntos de cama.

- El polvo con Shawn Mendes puede acabar en un caballero Shawn Mendes. ¿Qué dices?

- No te creo. Eres un picaflor. Te gusta mojar en todas.

- Ninguna es como tú ¿A que no tienes las tetas operadas? ¿A que no llevas extensiones? ¿A que no estás teñida?

- Mm... no.

- ¿Ves? Cariño, estás hecha para mí. Tú, yo, cama, esta noche. Y cuando tú quieras.

- Después de comer me gusta más, de todas formas, no hay quién te entienda. Dices que nunca estarías conmigo y ahora me lo pides.

- ¡Pues ya está, si te gusta después de comer, lo hacemos!

- Que me guste no quiere decir que vaya a hacerlo.Y no ignores lo que te he dicho después.

- Jo*der __... ¡Piensatelo!

- No me metas prisa idiota. Sigues cayendome muy muy mal.

- ¿Entonces por qué me has dicho esta mañana esas cosas?

- Que me caigas mal no quita que estés de buen ver. Y que me den ganas de... -paró de repente- No debo decir nada más.

- De qué. Sí, dilo. Dilo.

- De hacerlo contigo. Sin compromisos. Sin nada...

- En quince minutos paso a recogerte. ¿Me has oído?

- Sí -dijo exasperada- no tardes. Me canso y me pongo de mal humor.

- Me gusta verte de mal humor cielo. Así te bajo los humos. ¿O te los encendería?

Él rió de nuevo.

- Hasta ahora. Piensa en ti. Y en lo que te gustaría hacer en mi cama , o en la mesa, o sobre la alfombra...

- O en las escaleras -añadió __ por último con un tono sarcástico.

- No te maquilles. Ya que eres natural, no dejes de serlo -colgó.

Quince minutos después, ni uno más ni uno menos. Shawn llamó al timbre de __. Ella salió de su habitación echándose perfume, que dejó sobre el recibidor antes de abrir. Respiró hondo y abrió la puerta.

- Hola -dijo él parado, mirándola intensamente- ¿No me vas a saludar?

- Hola -contestó ella con una voz que parecía no ser la suya- Me esperas un segundo , voy a por las llaves y el bolso.

- No tardes, tengo hambre.

Ella lo miró a él y supo a qué tipo de hambre se refería. Se encontraba en una extraña situación. Sin comerlo ni beberlo, de repente se había visto envuelta en un bucle vicioso que no la permitía dejar de coquetear con él. Lo conocía desde hacía algunos años y nunca había pensando nada con él, pero desde aquella mañana, las cosas habían cambiado.

- Estás muy bien -piropeó con gran facilidad- Me gusta tu ropa.

- Es la misma que llevaba esta mañana.

- ¿Si? No me había fijado. Tus ojos quitaron protagonismo a la ropa.

¿Qué estaba oyendo __? No iba a caer en su trampa de don juan. O sexo. O nada. Sin cursilerías. Shawn le abrió la puerta del coche y lo rodeó para subirse después en él. Al cerrar la puerta, la miró y sonrió. Ella le devolvió una sonrisa atractiva.

- ¿Dónde vamos?-dijo sonriente

- Donde quieras, tú eliges. Yo solo quiero comer. Me muero de hambre. No me apetecía cocinar. Y he aprovechado para engatusarte para que me lleves a algún sitio.

Cambió las marchas y paró frente a un semáforo. Se veía tan sexy. Sus brazos parecían fuertes, o al menos es lo que la camiseta de manga corta daba a entender. Un moreno natural, de ese que sale simplemente cuando pasas horas bajo el sol, sin quererlo. Los pantalones vaqueros se le ajustaban a los muslos como a nadie... __ empezaba a sentir mucho deseo hacia él.

- ¿Te acuerdas de cuando nos presentaron? -rió ella, tocándose el pelo- Tú estabas como un palillo.

- Y tú eras más simpática que ahora. Y menos suelta.

- Vaya, si antes me has dicho que era muy tontita.

- Nunca ha salido de mi boca tal palabra.

- Lo has insinuado.

- No, únicamente he dicho... -ella lo interrumpió

- Sí, sé lo que has dicho , no hace falta que me lo repitas más. Solo tengo que decirte que te equivocas en todo.

- No lo creo. Tengo intuición y buen ojo

- Pues tu intuición y buen ojo se confunden conmigo. Será porque no soy el tipo de chica al que están acostumbrados a analizar ¿No? -rió para sí misma- Los hombres sois tremendamente inútiles e ignorantes. Creéis que lo sabéis todo y no tenéis ni idea de nada.  

Por el placer de estar contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora