Capitulo 14 "Casa del lago"

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Una vez afuera, nos encontramos con una gran camioneta con capacidad para ocho personas. Clary estaba apoyada sobre la parte trasera, y cuando nos vio, sonrió alegremente. Tomó nuestros bolsos y los metió adentro.

—Suban muchachos—dijo al tiempo en que le daba una palmada cariñosa a la Van.

Con Theo dimos la vuelta, y cuando llegué a la parte de los asientos, Paige salió de su edificio. La saludé, e iba a preguntarle en donde prefería sentarse, hasta que mis oídos captaron una risa que conocía bien.

Anna.

Estaba sentada en el regazo de Ethan, en el asiento del fondo.

Mi panza dio un vuelco y mis piernas casi me abandonan. Apoyé mis manos en la puerta, y traté de respirar hondo. ¿Anna estaba aquí? ¿Iba a venir con nosotros? No lo podía creer.

Yo sabía que no debería haber venido.

Estaba a punto de decirle a Clary que me sentía muy mal y que era mejor que me quedara en casa, cuando Theo vio lo que estaba mirando, tiró de mi brazo con delicadeza, y obligó a que me siente al lado de él. Detrás mío, Paige entró y se dirigió a los asientos del medio, dejándonos solos a mi hermano y a mí en la primera fila.

–No te preocupes–me dijo Theo en voz muy baja, mirándome preocupado.–Tú tienes a Jake.

Asentí con la cabeza, y traté de pensar en eso.

Pero no funcionó.

Porque yo quería a Ethan.

El viaje a la casa del lago transcurrió deprisa, porque dormí todo el trayecto. No quería pensar en nada–o mejor dicho en nadie–y lo logré. Cuando desperté, el auto estaba estacionado en lo que parecía ser una gran mansión. No me sorprendió, es más, esperaba que la casa fuera así. Considerando que son millonarios, era muy probable que todas sus casa sean súper lujosas.

Bajamos todos y luego de agarrar nuestras pertenencias, Clary golpeó la puerta. A los pocos segundos, Jake la abrió, y para mi sorpresa, estaba sin remera.

No pude evitar recorrerlo con la mirada. Tenía un traje de baño e iba descalzo, y unos anteojos de sol estaban enganchados a la parte posterior de su cabeza. Su buen físico me seguía sorprendiendo. Se le marcaba la V al final de sus caderas, los abdominales parecía que tenían vida propia, y los pectorales casi que gritaban: "Ven. Tócame". Lo más sorprendente de todo, que nunca había visto, aunque solo estuve con el desnudo en la fiesta de Derek, es el arito que tenía en uno de los pezones.

Una sensación de calor me recorrió e pies a cabeza, y de repente quería tirarme al lago.

–Llegaron. Qué bien. Estábamos justo haciendo pizza–dijo con una sonrisa. Abrió más la puerta y se puso a un costado.–Pasen.

Todos lo saludaron, y como yo me había quedado clavada en el suelo a causa de el repentino subidón de calor, fui la última en entrar.

–Hey–dijo mientras atravesaba el umbral de la puerta.–Déjame que te ayude con eso.–Estiró la mano y antes de que pudiera reaccionar, agarró mi bolso.

Puse mala cara.

–No hacía falta, Jake, en serio. Pero gracias...

Sonrió y cerró la puerta de tras de mí. Miré al frente y un espacio totalmente abierto se desplegó ante mí. El lugar era enorme. Había un sinfín de sillones por un lado, un ascensor a mi derecha (si, un ascensor), una gran mesa vidriada del otro lado y más allá, un ventanal enorme que daba a un jardín, con piscina y un lago.

–Vaya...–dije sin poder contenerme.

Mis amigos se encontraban en el exterior, saludando a los amigos de Jake, pero yo no podía dejar de apreciar el lugar.

Nueva York y élWhere stories live. Discover now