Leif

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Me desperté a causa de la alarma.  ¿¡Por qué existía el puto instituto!?

Cuando abrí mis ojos casi me caigo de la cama al ver a alguien durmiendo a mi lado pero recordé que se trataba de Toby y me quedé más tranquila.

No quería despertarlo porque era muy temprano así que salí de mi cama cuidadosamente e hice mi ritual mañanero.  Cuando ya estaba lista decidí llamarlo. No me gustaría que mi madre o mi hermano viniera y lo vea durmiendo en mi cama... Definitivamente no.

—Toby... —Le llamé mientras lo zarandeaba.

Al principio se quejaba diciendo cosas extrañas pero al final abrió sus ojos y al parecer se asustó cuando me vio.

—¿Me he quedado dormido? —Preguntó notablemente nervioso.

—No, aún es temprano, no te...

—¡No es temprano! Me debería de haber ido a la madrugada... —Me interrumpió.

Se levantó rápidamente y se apoyó en mi ventana.

—Eso me pasa por dormir contigo —Me miró, sonrió y saltó por ésta.

...

De camino al instituto me puse muy nerviosa por el echo de que alguno de los amigos de Brian podrían estar siguiéndome ahora mismo. Una parte de mí pensaba que debería olvidar todo eso, no iban a estar las 24 horas observándome. Pero otra parte de mí pensaba que debería de estar siempre con la guardia alta pues al fin y al cabo yo sabía el secreto que tan bien tenían guardado.

Cuando ya veía la puerta fui corriendo tras ella y entré rápidamente. ¡Salvada!

Al llegar a mi aula sentí que hoy algo iba a cambiar pero no sabía qué.

Me senté en mi sitio correspondiente y comencé a leer un libro que tenía guardado en mi mochila y me tenía siempre con curiosidad en cada capítulo que leía.

Poco a poco la gente comenzó a entrar hasta que estábamos todos.

—Sacad el libro de Orgullo y Prejuicio. —Ordenó el maestro de literatura mientras dejaba su maletín en la mesa.

Yo saqué el mío mientras escuchaba a los demás alumnos quejarse porque no traían los libros.

—¿¡Es que siempre pasa igual!? ¡Ya van dos días seguidos que la mayoría no trae el libro! ¡Tendré que poner... —El sonido de la puerta hizo que el maestro se callara y los alumnos también —Pasa.

La puerta se abrió y pasó una maestra con un chico que llevaba una capucha negra puesta y las manos en los bolsillos de ésta. La maestra estaba hablando con nuestro maestro y luego se fue, dejando al chico aquí.

—Bueno, alumnos, éste es Leif y viene de Texas y será vuestro nuevo compañero. Bueno... Si quieres decir algo más, dilo —Le dijo el maestro al nuevo alumno.

—No, no quiero decir nada más —Dijo y sonrió.

Ya se escuchaban murmullos de las chicas alabando su belleza y las caras de los chicos molestos. Por mi parte me daba igual, no era mi tipo. Bueno, no tenía ningún tipo en concreto pero estaba segura que él no lo era.

—Bueno, siéntate entonces donde quieras —Mandó el profesor.

Miró por toda el aula, había bastantes sitios libres, hasta que su mirada paró en un sitio a mi lado. ¡No, por favor! ¡Hay sitios mejores!

Se acercó a mi lado y se sentó, me miró y me sonrió. Yo por mi parte me centré en mi libro.

Se escuchaban las quejas de las chicas. ¡No es mi culpa! ¡Yo os cambiaría el sitio con mucho gusto!

La hora pasó muy lenta ¡Y exasperante! Aquel chico llamado Leif estaba intentando darme conversación y yo todo el tiempo esquivándola. ¡En este momento me gustaría ser invisible como siempre!

Me acerqué a mi casillero para tomar los libros de la siguiente hora cuando ví a Leif pasando por mi lado, escondí mi cabeza en mi casillero para que así no me viera.

Me tocaron el hombro.

—¿Estás bien? —Preguntó el mismísimo Leif.

Saqué mi cabeza de allí y le miré.

—Yo... ¡No! La verdad es que no... ¡Me duele mucho la cabeza! Cada vez que alguien me habla me mareo... No sé que me pasa —Me quejé mientras me tocaba la cabeza y sobreactuaba.

—¿Y te acaba de pasar ahora? —Preguntó preocupado.

—No... Desde el principio de la clase, es por eso que no te hablaba. ¡Ay! Ya me está empezando a doler de nuevo... Bueno, será mejor que me vaya a la siguiente clase, adiós —Me despedí.

Uff, por los pelos.

...

Ya estaba en la salida, dispuesta a irme a mi casa rápidamente. Había estado esquivando a Leif todo el tiempo aunque me ha tocado en bastantes clases juntos, al menos solo me saludó y ya.

—¡Hey! —Me tocaron el hombro y di un respingo.

Me giré y ¿Cómo no? Era Leif.

—¿Qué quieres ahora, Leif? —Respondí tocándome la cabeza par seguir con la mentira.

—He pensado... En... Darte mi número de teléfono y hablamos por mensaje mejor, así no te duele la cabeza ¿Qué te parece? —Preguntó esperanzado.

Por una parte no se lo quería dar. Él tiene pinta de un chico problemas y, aunque me encantaría tener un amigo, él no era para nada la clase de amigos que quería tener pero por otra parte se veía muy esperanzado y no quería ponerlo triste, así que al final accedí.

Intercambiamos números y ¡Por fin! Me fui a mi casa.

—Ya he llegado —Anuncié al entrar.

—¡Hija! ¡Ven aquí! —Me llamó mi madre.

—¿Qué quieres? —Pregunté cuando llegué al comedor y me reí al ver a mi hermano con la cara llena de chocolate por culpa del postre.

—Me he enterado de que ha venido un chico nuevo a tu clase... —¿Cómo lo sabía? Ah claro, el estúpido grupo de whatsapp de los padres de los alumnos de mi curso —Y, escucha lo que te voy a decir. Ese chico no está por gusto en nuestro instituto ¡Lo expulsaron del suyo! Lo último que hizo antes de que lo echaran fue encerrar a un maestro en el cuarto de la limpieza con llave toda la noche, así que, espero que no te relaciones mucho con él. ¡Ni respires en su dirección! ¿Entendido? —Me ordenó.

Ya sabía yo que él tenía pinta de chico malo. Mi sexto sentido nunca me falla.

—Tranquila mamá, no me interesa en lo más mínimo, así que no te preocupes por nada —Le tranquilice.

—Eso espero —Finalizó y me senté a comer.

Cuando terminé me fui a mi cuarto y mi móvil sonó.

Número desconocido: ¿Estás mejor? ¡Ah, por cierto! Soy Leif :)

Ya estaba tardando en escribirme.

Yo: ¡No! Todavía me duele mucho la cabeza, incluso mirar el móvil hace que me duela más. Intenta no enviarme muchos mensajes.

A ver si con ese mensaje me dejaba en paz.

Leif el chico pesado: ¿En serio? Deberías ir al médico, parece que está empeorando. ¡Recupérate!

Después de leer el mensaje ya no le escribí más. ¡Menuda pesadilla! ¿Podría ser peor el ir al instituto? Al parecer, sí.

Understand 『Ticci-Toby』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora