Sashay

The day (parte III)

"¿Sasha?"
–¿Si?
—¿Dónde estabas hija? Te estaba diciendo que ya hemos llegado a la iglesia, debemos bajar del auto.
Sonreí a aquella pregunta puesto que me perdí realmente en mi imaginación y no noté todo el viaje.
–Papá, yo sé que eres más un amigo que un padre, necesito un consejo.
—Claro hija, dime... Oh no... Espera...— ¡Dios mio! ¿Ya tendrá idea? Aunque no creo, no he sido tan obvia, o, eso es lo que yo digo... —¿Ya no eres virgen y estas embarazada?
–No– Dije en medio de una carcajada, osea, no, ya no lo soy pero, los dedos de Shay no son mágicos, bueno si, pero no embarazan. –No lo estoy – Logré decir ya después de que mi ataque de risa disminuyera
—¿Entonces que pasa? – Estábamos entrando a la pequeña recepción de la iglesia.
–¿Que pasa... ¿Que pasa si con quién estas a punto de pasar el esto de tu vida no es con quien quieres pasar el resto se tu vida? – Reí al ver la cara de confusión en su rostro.
–Bueno, si me estas diciendo que a quien le diste el "si" para pasar el resto de tu vida con él, no es en realidad a quien debiste darle el "si" para pasar el resto de tu vida, entonces, no pases el resto de tu vida con él. — Ambos reímos y comprendí que los dos somos un par de dementes y que por lo tanto él me sabría entender, o eso espero.
–¿Y los invitados?
—Dales sólo el platillo, el recuerdo y lo olvidarán
–Papá – Volví a reír –Hablo enserio.
—Yo también hija. Si no quieres hacerlo es porque tú corazón sabe lo que realmente quieres, no hagas algo que tu corazón o tú no quieran.
–¿Que hay de ti? ¿De mamá? A ustedes les agrada Hudson
—Es agradable, pero mi hija no esta realmente enamorada de él, así que sólo es un amigo más. Sasha, princesa, escuchame bien. Si no quieres esto, o al menos, no ahora, no lo hagas, los demás no importan porque cariño, es tu felicidad. No importa con quién o qué, si quieres hacerlo con alguien más, hazlo, si te hace realmente feliz, adelante hija.
Bien, no fue como lo imaginé, pero igual él lo tomó bien.
–Gracias. – Fue lo único que pude decir antes de comenzar a llorar, me sentí tan bien al saber que él aprobaba mi felicidad y que me apoyara en no hacer esto, no ahora, porque la verdad me encantaría hacerlo pero con alguien más, en un futuro.
—Entonces... ¿Entro ahí y les digo que se canceló la boda?
–No... Yo enfrentaré esto...
—De acuerdo, pero no sola, estaré ahí, cerca, para lo que necesites.
–Lo sé, no lo dudo. ¿Puedes llamar a Hudson, primero quiero hablar con él...
—Claro princesa. Ahora vuelvo.