Josh miró a través de la pequeña ventana de su habitación y observó que el castaño se asomaba en una dirección inespecífica. Tomó un fósforo, lo frotó con el borde de la caja y lo encendió. Trago saliva y después lo acercó a su rostro, imaginando que la piel del pequeño castaño ardía un poco, pero, eso ya lo había hecho antes y no lo volvería a repetir, debía pensar en un 'plan mejor' y evitar hablar de el con alguien. Tenía algo para el pequeño e indefenso Tyler Joseph, quién poseía una belleza increíble tan difícil de ignorar.
Josh escuchó la puerta principal y después unas llaves caer a la mesa de mármol que yacía en su cocina. Imaginó que su padre había llegado del trabajo y que ahora tendría tiempo para él, apagó el fósforo y abrió la puerta de su habitación.
—¡Josh! —la voz de su padre resonó y el pequeño de diez años no dudó en bajar corriendo para abrazarlo.
—Haz vuelto, daddy —Josh sonrió ligeramente.
—Creí que estabas durmiendo pequeño.
—No, estaba pensando.
—¿En qué, campeón?.
—Sobre un pequeño plan para mañana, unos chicos me han invitado a jugar, creo que les agrado y quieren que sea su amigo.
—¡Hey Josh eso es muy bueno! —su padre lo estrujó aún más.
—¿Estás orgulloso, daddy? —Josh lo miró.
—Siempre he estado orgulloso de ti Josh, pero me alegra bastante que tengas amigos nuevos.
—Lo sé, me parece emocionante —Josh fingió una sonrisa angelical—. Ahora debo ir a dormir papi —lo abrazó una vez más—. Buenas noches.
—Buenas noches campeón.
Josh sonrió, le gustaba saber que su padre ya estaba en casa.
