SEBASTIAN STAN-Stan deja de reírte.- me dijo mi mejor amigo.
-No lo puedo evitar.- le contesté.
-Pues los papás de tu futura esposa no te están viendo muy bien que digamos eh.- me dijo haciendo una mueca y señalandolos disimuladamente.
Intenté sonreírles, pero fallé.
Me era imposible.
Cada vez que estaba nervioso o mentía me entraba un ataque de risa. Y si los papás de mi chica me veían raro, los invitados me veían mucho peor.
Pero de pronto comenzó a sonar la música que indicaba la entrada de la novia.
Cuando levanté la mirada, el mundo se detuvo, sólo eramos ella y yo.
Su sonrisa me tranquilizó e hizo que le sonriera de igual forma y dejará de reír.
-Te ves preciosa.- le dije una vez que ya estuvo a mi lado.
-Usted no se ve nada mal señor Stan.- me contestó coqueta y me sonrojé.
...
Estábamos bailando lentamente, no nos importaba que la música fuera de estilo electrónica.
-Te amo.- susurró.
-Yo la amo más señora Stan.- me dio un casto beso.
-Le creo si me lleva por una rebanada de pastel señor Stan.- dijo separándose de mi.
Solté una gran carcajada.
-No se diga más.
La tomé de la mano mientras nos dirigíamos a la mesa en donde se encontraba el pastel.