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SEBASTIAN STAN
Odiabas a tu hermano.
Él te había dicho que te llevaría a esa conferencia en la que asistiría con tu crush.
Nada más, ni nada menos, que con el mismísimo Chris Evans.
El problema fue que esa conferencia sería durante la semana y lo cual significaba universidad, y claro que podrías faltar, pero el problema era que estabas en exámenes finales.
Ya habías conocido a Evans en persona, pero jamás entablado una conversación con él. Siempre que él te hablaba, contestabas cortantemente, te sonrojabas y salías prácticamente corriendo. Esta vez ya ibas tan decidida a hablarle pero todo se jodió.
Bufaste.
-Será la próxima vez.- te dijo un Sebastian apurado.- Te lo prometo Pam.
Te dio un beso en la frente y salió por la puerta que conducía hacía la salida, esa puerta que tu no habías cruzado, esa puerta que seguías viendo con odio y tristeza.
Y para rematar Sebastian no dejaba de mandarte fotos con Chris.
...
Ya era viernes, saliste de la universidad y te dirijias a tu casa.
Viste estacionado el auto de tu hermano, así que corriste para poder abrazarlo.
Y así lo hiciste, en cuanto cruzaste la puerta de la entrada lo encontraste saliendo de la cocina con un plato grande de palomitas, la cuales se calleron al devolverte el abrazo.
-Sebastian.- susurraste en su oído.
-Yo también te extrañe Pam.- te apretó más contra él para luego soltarte y revolver tu cabellos.
Sonreiste.
-¿Y para mí no hay un abrazo?.- dijo una voz que reconocerias en cualquier lugar.
Sebastian te dio una sonrisa burlona.
Te volteaste y encontraste a Chris haciendo un adorable puchero.
-Anda.- te empujó tu hermano.
...
Los tres se la pasaron increíble. Jugaron X-box, vieron películas y comieron de todo.
-¿Te la pasaste bien Pam?.- preguntó tu hermano mayor.
-Si, gracias Sebby.- lo abrazaste.
-Aún no supero tu caída.- se carcajeó.
Te sonrojaste recordando el momento en el que te caíste, cuando ibas en dirección a Chris para abrazarle.
-¡Cállate! Él si fue un caballero y me ayudó a levantarme, no como tú, que te quedaste ahí parado y riendote.
-Yo no necesito ser un caballero, porque soy tu hermano.- continuo riéndose.
-¡Basta!.- dijiste mientras te reías y golpeabas su pecho juguetonamente.
-Te quiero Pam.- te dijo mientras detenía tus manos.
-También te quiero Sebby.- le contestaste.
-Nunca cambies tu forma de caerte.- soltó una carcajada para luego salir corriendo.
