Conociendo A Mi Amo

178 8 3
                                    

Era una mañana espléndida en Sengoku y una hermosa joven de ojos chocolate caminaba por las calles en dirección al castillo, era un camino un poco largo pero no tenía el dinero suficiente para poder pagar el transporte así que no le quedaba de otra más que caminar, de hecho no le desagradaba en nada.

Estaba nerviosa de eso no había duda, presentarse ante la reina y conocer al supuesto príncipe, muchas chicas del pueblo decían que era un joven muy apuesto, pero ella no iba a confirmar que tan guapo era el príncipe, sino en busca de empleo.

-¡Rayos!, no me importa la actitud, ni que tan apuesto sea el príncipe ese, conseguiré el empleo a como dé lugar- se daba ánimos antes de llegar al gran castillo.

Estaba tan sumergida en sus pensamientos que no se había percatado de que ya había llegado a su destino.

-¡Alto!,¡¿ qué es lo que desea?!- le dijo un guardia que cuidaba la entrada de la morada real.

-Yo.....yo- tragó saliva, con el nerviosismo a flor de piel- he venido a hablar con la reina, he escuchado que están escasos de personal, quisiera saber si puedo conseguir un puesto.

-Déjeme consultar con su majestad si puede atenderla, espere señorita-sin más que decir el guardia se retiró al cabo de 15 minutos el hombre volvió, abriendo las grandes rejas del lugar.

-Pase señorita.

Kagome se encontraba sumamente nerviosa, tendría frente a sus ojos a una mujer de gran porte, ¿cómo le diría las cosas?,¿qué tal si no era del agrado de la reina?, ¿qué pasaría si las cosas no salían como esperaba?,¿cómo se lo diría a su madre?, definitivamente eso le rompería el corazón, pensaba sin prestar demasiada atención en el camino, de manera repentina ya estaba en suelo.

-¡HEY!-se quejó un muchacho de larga cabellera negra, mientras la observaba con cierta arrogancia.-Oye niña tonta ¿por qué no te fijas por dónde vas?.

-Acepto que es mi culpa, pero ¿quién te has creído tú para hablarme así?-decía mientras se levantaba, aun mantenía los ojos cerrados pero al abrirlos quedo sorprendida al ver al hombre vestido muy elegante.

-Que niña más grosera ¿acaso no sabes cómo tratar a alguien de la realeza?.- seguía mirándola con desagrado.

-Lamento mucho mi torpeza- hizo una reverencia- pero no me importa quien seas y espero nunca volver a verte, niño mimado- dicho esto se dio la vuelta y fue tras el hombre que la llevaría con la reina, estaba a solo unos cuantos pasos de llegar, cuando finalmente estaba frente a una gran puerta, pasó saliva por milésima vez y por fin se decidió a tocar .

-Adelante-se escuchó una dulce voz, Kagome entró temerosa a la habitación y allí estaba la monarca sentada en su gran trono.

-Su majestad-dijo mientras hacía una reverencia.

-¿Cuál es tu nombre y qué es lo que te ha traído a mi castillo, pequeña?-dijo acercándose a ella.

-Mi nombre es Kagome Higurashi, yo he venido en busca de empleo.

-¿Y por qué motivo, cariño? -la reina era una mujer muy dulce con todos sus súbditos sin importar su posición social.

-Pues..... yo quiero ayudar a mi familia económicamente, ya que mi madre se mata trabajando para darnos los alimentos a mi pequeño hermano y a mí.....- empezaba a quebrársele la voz- mi abuelo, él...él está enfermo y no podemos pagar sus medicamentos, me duele mucho ver a mi familia sufrir- decía la azabache mientras intentaba retener sus lágrimas.

-Hummmm todos los puestos han sido ocupados, pero.......puedes ser la mucama de mi hijo, tu trabajo consistiría en que asearas su habitación y le ayudes en lo que pueda necesitar.

Mi Amado PríncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora