Capítulo 40

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Muy temprano, Winter se levanta a darse una ducha y vestirse, como le dijo a Spring que haría. Así lo va a hacer, irá donde el rey Cold II pedirle ayuda, o a rogarle que la deje ir al monasterio, no puede evitar pensar en Summer, y se sacude varias veces la cabeza como si haciendo eso pudiese sacarlo de sus pensamientos. 

Intenta salir con sigiles para no levantar a su amiga, pero ya ella se ha despertado.

—¿Piensas que te irás sin despedirte? —regaña. 

—Nos vemos muy pronto —dice con frialdad —. No le digas a nadie en donde estoy, sólo dile a Akku cuando estén solos por si me necesita, a nadie más. 

—Está bien, ¿Y si me ruegan? 

—Sólo di que no sabes, que no me ves desde que me fui de la fiesta. 

—Okay. Espero que te vaya bien y que no vuelvas loca como tú mamá que envió a muchos al laberinto del olvido; no supero al chico que se lanzó un pedo sin querer frente a tu ella y por eso tu mamá se lo dio a la mismísima Macabra. 

—Pero sabes que Macabra no le tiene miedo a mamá. 

—Lo sé, pero a ti sí. Siempre recuerdo la vez que casi la matas. 

Ruega a que nadie la vea por ahí, desea irse con el silencio más posible que pueda existir. No desea que salgan más rumores que digan que ella y Summer están en una relación, no lo soporta. 

Se encuentra frente a la enorme puerta de la habitación del rey Cold II, no sabe cómo explicarle todo lo que está sintiendo, ¿Y si él se burla nuevamente de ella? ¿Y si sale con otra rara frase para que ella la descifre? En definitiva, si él le dice alguna de esas pendejadas va a insultarlo. 

El rey aún está en pijamas, le parece muy raro que la chica esté allí, pero la invita a pasar y a que se siente en un sofá que está cerca a su cama. 

—¿Qué te trae por aquí? Es muy raro que vengas a buscarme. 

—Quiero que me hagas un inmenso favor antes que yo pueda cometer una catástrofe o volver al mundo un completo caos. 

—¿Qué quieres decir? 

—Me estoy sintiendo muy extraña cuando estoy con Summer, creo que estoy loca y que necesito descansar por un tiempo, aunque sean unas semanas para ver si es a causa del estrés que están pasando todas estas cosas. 

—¿Te gusta Summer? 

—No, no estoy diciendo eso. 

—Sí lo estás diciendo, pero prosigue. 

—He decidido ir a un monasterio en las montañas chinas, ahí fue mamá cuando sintió que estaba dejando de ser fría. 

El hombre la mira sin decir nada, y Winter traga en seco, piensa que el hombre se negará. 

—¿Y con qué quieres que te ayude? 

—Diciéndole a la directora que tuve que hacer algo relacionado con el reino, no quiero que nadie se entere de esto. 

—Me parece que estás madurando, estás haciendo lo correcto. Winter, recuerda siempre que invierno y verano no pueden estar juntos, es la naturaleza de las estaciones y si esta naturaleza es modificada...

—Habrá una segunda era de hielo —interrumpe ella. 

Las montañas están llenas de árboles y plantas de color naranja, se nota lo mucho que el otoño ha obrado en ellas. Ha sido una camino muy largo y ha estado dando vueltas y vueltas sin poder encontrar el templo, maldice y maldice, según el mapa, el templo debería estar en el sitio donde ella está parada. 

Travis la observa metros atrás y se burla de ella, pues la muy tonta no sabe que hay que decir unas palabras secretas para que el templo se deje ver. 

—Eres un poco tonta —le dice Travis. 

La chica mira hacia atrás y se encuentra con una de las caras que menos ha deseado ver. Lo odia, no sabe a quien odiar más, si a él o a Summer.

—Tonta tu abuela, ¿Qué rayos haces aquí? 

—Te seguí —responde —. Ni siquiera te has dado cuenta de eso, te he estado siguiendo desde que saliste de la habitación de Spring, pero como eres tan boba ni siquiera caíste en cuenta de eso. 

—Ojalá y te partas una pata...mejor lárgate, no creo que los monjes quieran violarme o hacer cualquier cosa en mi contra.

—Debo protegerte siempre, entiende eso, no es porque yo quiera esto, es mi deber y voy a cumplirlo. 

—Muérdete un codo. 

—Más bien deberías mordértelo tú, niña estúpida. Para poder hallar el templo debes decir el nombre de donde perteneces en chino.  

—¿Dōngjì? —pregunta Winter. 

Mágicamente, los árboles se sacuden con mucha fuerza, pequeños remolinos alzan las hojas caídas y de la nada se abre un camino hacia el templo que se ve muy lejano a ellos. Winter suspira con cansancio, no desea caminar más, está demasiado débil, sus piernas no dan para más.

Travis se agacha delante de Winter y a ella le parece muy extraño, ¿Qué está haciendo ese idiota?

—Súbete en mi espalda —dice. 

—No. 

—Te ves muy cansada, tu cara está más fea de lo normal. 

—Idiota. 

—Eso suelen decirme. 

Luego de discutir por un largo rato, Winter se sube en su espalda, pero esto hace que recuerda a Summer, cuando las stilíperas atacaron y ella se torció el tobillo; Summer la llevó en su espalda. 

Los monjes están esperándolos a ambos frente al templo, al parecer ya estaban enterados de la llegada de Winter. Hacen una reverencia en el momento que ella toca suelo, cuando se baja de la espalda muchacho; no entiende nada de sus tradiciones, pero ya está lista para un nuevo reto, para lo que les toque que hacer o si les toca meditar. 

Pero no hay nada que hacer por hacer, ellos están muy fascinados con la visita, hacía tiempo y no llegaba alguien nuevo al monasterio; a ninguna chica le es permitido la entrada a él si no es parte de las estaciones, y como Winter sí lo es, la tratan con mucha amabilidad y respeto, como se lo merece una reina. 

Bajando la colina, hay un pequeño río con una cascada, ahí están ella y Travis, escuchando el sonido del agua caer en completo silencio, sin discutir, sólo sintiendo con los ojos cerrados, con la más inmensa calma que ninguno de los dos sintió en su vida. 

Ella se quita la ropa porque siente ganas de nadar, y él se pone de pie para tomar algunas uvas que cuelgan en un viñedo a pocos metros de ellos, se ven deliciosas; pero Winter no lo dejará ir, tiene planeado lanzarlo con todo y ropa al agua. 

Lo empuja, pero él es más astuto y la toma del brazo, arrastrándola al agua junto a él. 

—Te odio. 

—Y yo a ti. 

—Muérete.

—Tú también.

—Jódete —Nada hacia la orilla.

 No puede creer que el chico la rete, siempre hace lo mismo y ha sido muy tolerante, pero no está de muy buen humor para discutir, así que se sale del agua. 

—¡Oye! Se te cayeron los calzones —grita él. 

La muy tonta cae en su broma y mira hacia abajo, pero sus calzones no se han caído. Arde de rabia, y le saca el dedo medio. Toma sus prendas de vestir y se larga. 

Los monjes son muy agradecidos, primero les han servido la cena a ellos, luego oran y dan las gracias por los alimentos a los espíritus de la naturaleza y los elementos. Winter no le ha dirigido la palabra a Travis desde el río, ella ha venido a buscar tranquilidad para poder concentrarse en el corazón de hielo y recuperar la frialdad, pero ese estúpido lo que ha hecho es seguirla y fastidiarla. Pero se ha ingeniado un plan, se deshará de él, lo jura por las tetillas de Aqua Marina.   


Winter [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora