- Está bien- accedí- Solo quiero una amistad, algo que no vaya mas allá de eso, Liam. Y lo digo en serio.
- Esas son tus opiniones ahora, pero las respetaré.¿A que se refería con eso? ¿Ahora? Yo siempre estaría varada en la misma posición, no sé de que habla.
-No sé a que te refieres con AHORA. Estaré siempre queriendo ser tu amiga, no algo más. Sabes que me hiciste sufrir y todavía no digiero que me quieras de nuevo en tu vida.
- Y yo todavia no digiero que no te des cuenta que aun eres la única...
- ¿La única?Liam me miró a los ojos y me transmitió a través de ellos algo inexplicable. Una oleada de mariposas subió desde la punta de mis pies, hasta la punta de mis cabellos.
Siempre amé sentir eso, y él era el único que lo lograba hacer.- Eres la única chica en mi vida y lo vas a ser siempre. La única que me amó y cuidó siempre. Aun eres la que me hace suspirar. Te amo.
Aquellas palabras solo hicieron que las mariposas se intensificaran y me entraron las ganas de llorar. Pero no lo iba a hacer.
No frente a él.
El que aun ocupaba mi corazón y mente al 100%.No sabía como reaccionar, pero ya no soportaba no poder tocarlo y sentir su piel rozar la mía.
Me separé del muro en el que estaba apoyada y lo abrasé. Con todas mi fuerzas.
El lo correspondió, rodeando mi cadera con sus brazos en forma protectora.
Me besó el hombro, y susurró en mi oído:
- Sé que muy, pero muy en el fondo, aun me amas. Y que aun piensas que tambien soy el único.
- Lo eres- aspiré su exquisito perfume- Aun lo eres, Liam.
Luego de unos minutos de caricias, nos separamos y dimos por terminada la charla. Intercambiamos número de teléfono y direcciones de apartamento.- ¿Mañana vamos por un helado? Sólo tu y yo- sonrió.
- Vale, ¿a que hora?
- No sé cuando quedo libre. Te mando un texto para avisarte cuando pueda y paso por tí.
- Okay, quedamos así. Debo irme, Liam- le sonreí- Nos vemos mañana.Lo volví a abrasar y besé su mejilla. Sonrió y me miro directo a los ojos; como consecuencia, me sonrojé.
- Nos vemos, linda- sonrió y me alejé por las puertas del hall.- ¿Las Directioners ya están controladas?- le pregunté a Paul.
- Ya no queda ni una.
- Genial... gracias- lo saludé y salí para tomarme un taxi y volver a mi apartamento.