Epílogo

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¿Qué hacemos aquí, papá?

— ¿Recuerdas que te dije el domingo que empacaras todas tus cosas?

— Sí, pero ¿qué tiene que ver eso?

— Nos mudaremos mañana, y esta será nuestra nueva casa. ¿Te gusta?

Una gran casa se alzaba entre las demás de esa calle. Dos pisos, hecha de ladrillo, con ventanas grandes y una puerta de madera decorada con ramas viejas, que parecían seguir dando flores. Una maravilla a los ojos de Newt. Parecía una tienda más que una casa. Y quizá eso habría sido tiempo atrás.

¡Me encanta, papá!

Que bueno que te gustó, Newt. Volveremos mañana a desempacar todo.

— Okay — asintió el infante mientras se acomodaba la playera que le había dado su papá. Tenía un logo extraño, y si lo leía, decía algo parecido a "AC" y al lado "DC".

Le preguntaría a su papá qué significaba eso ... después.

《 Al día siguiente 》

Como dijo su papá, los dos volvieron al día siguiente a mudarse. Jared cargaba varias cajas mientras su hijo se entretenía leyendo un libro. Newt le había tomado un gusto a la lectura desde muy pequeño, y ahora, con 7 años, leía ensimismado El Principito, bajo la vista de su padre.

De pronto, un ruido lo distrajo de su pequeña lectura. Escuchó una puerta cerrarse, y después, vio salir a una dama realmente hermosa. Tenía el pelo y los ojos cafés, acompañados de unos lentes. Mientras caminaba, su atuendo y actitud atraía miradas ajenas. Su blazer largo y suelto era apropiado para el clima de aquel día, tan frío pero tan cálido.

Su camisa blanca tenía el logotipo de Nirvana, que parecía irreconocible y raro pero atrayente a Newt. Una extraña cara feliz la decoraba casi por completo. Su faldaba negra tenía un tul que la adornaba de una forma majestuosa en conjunto con sus medias, y sus botas negras hacían un constante ruido que la hacía que la voltearan a ver aquellos que estaban a sus espaldas y lados.

Tic-tac

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Tic-tac

Sus botas hacían ese ruido.

Como las manecillas de un reloj.

Tic-tac

Esas botas daban pasos hacia Newt y su libro.

Habían despertado el interés de la desconocida.

Tic-tac

Los pasos se acercaron más a él.

Subió la mirada, encontrándose con la de la mujer bella y desconocida.

Tic-tac

Esos fueron los últimos pasos de su vecina.

— Hola pequeño, ¿cómo estás? — la saludó.

Hola señorita. Yo estoy muy bien. Estoy leyendo un libro — contestó educado. Ese era uno de sus rasgos más destacados.


— Eso veo. Yo lo leí hace tiempo. Es de mis favoritos...

— A mí también me gustó mucho... ¿cómo te llamas? — le preguntó Newt a la chica con la curiosidad rondándole en la cabeza.

— Mi nombre es Allison. Allison Rock. ¿Y el tuyo, pequeño?

— Newt Sorrow. Un placer, Allison — respondió con una radiante sonrisa.

Bueno, me tengo que ir, Newt. Nos vemos luego, ¿sí?

— Okay. ¡Adiós, señorita!

La señorita Allison se despidió con la mano de Newt, dándole una de sus mejores sonrisas a un niño que estaba segura, quería conocer.

El padre de Newt lo llamó y le preguntó por la mujer con la que estaba hablando. Al saber su nombre, sus ojos brillaron. Los recuerdos vinieron a su mente como un rayo lo haría con la tierra. Volteó hacia el camino por el cual se había ido, con la melancolía en su mirada.

"Esto el karma...

O quizá, una nueva oportunidad"

Pensó, antes de entrar a su nueva casa con su hijo.

Quizá si era una oportunidad. Una oportunidad para recuperar lo que antes había perdido, y a lo que tanto le seguía llorando, lo que tanto había añorado. Pero no toda segunda oportunidad llega ni se toma fácil. Y eso es algo que él sabe muy bien. La diferencia era que él ya lo sabía muy bien, y estaba dispuesto a tomar mil y un riesgos y métodos para hacer que ella lo perdonase.

Incluso si eso significara tenerla que volver a enamorar, porque pues... ¿a quién no le gusta que lo hagan volverse a enamorar una y otra vez?

La historia de la Chica Rock y el Chico Indie, al igual que las demás, aún no llega a su fin.

Y creo que jamás le llegará.

Hey, chica rock,

Espero nos volvamos a encontrar, igual que hace 10 años.

Aún te extraño, ¿sabes?

Bueno, de todos modos creo que lo haremos. Alguna vez me dijiste que las personas destinadas a estar juntos se encontrarían de una forma u otra, sin importar el tiempo, la edad o la época.

Ahora entiendo por qué lo dijiste. Sabís que esto iba a terminar.

Pero también sabías que nos íbamos a encontrar.

Te amo, Chica Rock.

Con mucho rock y chocolates,

Chico Indie.

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