Capítulo 3 Con los archivos

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—Sherlock —habló John, pero este le ignoró. El detective no dejaba de acechar a la niña. Era como si a través de sus ojos le pedía que no dijera nada con respecto a la jeringa—. ¿Sherlock? —cuestionó, un tanto molesto.

—John —respondió, sin dejar de observarla.

—¿Qué pasa aquí?

Bell cambió su ceño para sonreírle al detective. Lo había comprendido. Ella volteó con esa sonrisa y vio al Doctor Watson, quien estaba extrañado por la situación.

—¿Está todo bien? —preguntó Lestrade. Al oír su voz Sherlock volteó, un poco confundido.

—¡Oh, Greyson! —exclamó.

—Es Greg —dijo molesto.

—¿En serio? —Preguntó curioso y se alzó del sofá—. No importa —y acomodó su saco—, ¿tienes lo que te pedí?

—Aquí tengo una parte —mencionó mientras alzaba un folio amarillo.

—¿Y el resto?

—Donovan lo traerá en un rato más.

—Bien, espero que no demore. Nos urgen datos de este caso.

Sherlock colocó sus manos detrás de él, Bell tomó asiento en el sofá que pertenecía a John y sin disimular el detective mostró una mirada colérica.

—¡Ese es el sillón de John! —protestó. La niña alzó una aterrada mirada.

—Sherlock, no empieces —advirtió el Doctor.

—Me gusta aquí —respondió la pequeña a voz baja y a su vez nerviosa.

—Necesito que esté en su lugar —continuó mientras le miraba exasperado.

—Sherlock, no pasa nada si estoy en otro lugar. No es el fin del mundo —John tomó la famosa silla para los clientes y la colocó en medio de los dos sillones—. ¿Vez? El mundo sigue girando.

Casi humeando por sus orejas, Sherlock retomó la vista a John, el cual ya estaba sentado en la silla, y siguió con Lestrade

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Casi humeando por sus orejas, Sherlock retomó la vista a John, el cual ya estaba sentado en la silla, y siguió con Lestrade. Se acercó a él y extendió su mano demandando el folio. El inspector suspiró amargamente y obedeciendo le dio el folio. Este se lo arrebató y retornó a su sagrado sillón.

Teniendo en frente a la niña le lanzó una mirada llena de rabia. Bell lo ignoró y subió sus piernas al brazo del mueble, las dejo ahí colgando y se recostó, sin dejar de mirar a Sherlock. El detective sentía la mirada de la pequeña y en el fondo comenzaba a incomodarle.

—Sería bueno que comenzarás a contar que fue lo que le pasó a tu madre —aún molesto pidió—. Así nos será más fácil identificarlo en los archivos.

—Sherlock —mencionó John en tono de advertencia.

—¿Qué es lo que exactamente está pasando? —Cuestionó Lestrade—. Necesito saber en qué me estoy metiendo.

La Niña que llegó al 221B de Baker Street. 【E D I T A N D O】Where stories live. Discover now