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Blair

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Blair

—Por favor —rogué por tercera vez.

El rector me miraba sin una pizca de sentimientos, mientras negaba con su cabeza y sacaba su libreta para anotar mi detención para después de clases.

—No volveré a llegar tarde.

—Eso ya lo escuché Russell, desde el año pasado —dice escribiendo con una voz lenta y aburrida, enfatizando la ultima frase—, tu clase ya empezó.

Me doy por vencida cuando me entrega mi hoja de detención. Se despide como el gran ogro feo y gruñón que es. Camino hacia el jardín de la escuela.

Hoy me levanté más tarde de lo normal y mi querido hermano —después de lo que le dije— no se dignó a pasarme la voz. Gasté mi dinero del almuerzo por venirme en auto y ahora me quedé sin clase de Biología y sin almuerzo.

Eres tan inteligente Blair, me sorprendes.

Vaya vida.

Después de aburrirme y que casi un ejercito de hormigas me ataque, decidí ir a sentarme a las gradas de la cancha mientras nacía una esperanza de encontrar a Fred practicando fútbol americano con el equipo.

Ingreso a la cancha y escucho el silbato del entrenador, avanzo y observo que están entrenando. Bajo las gradas y me siento en la última de abajo y comienzo a buscar con mi mirada a Fred, a los segundos lo localizo, él se encuentra hablando con el entrenador.

Mírate, estás sonriendo como boba.

Bajo la cabeza tratando de controlar y no parecer una psicópata en serie. No entiendo que sin mirarme él hace que mis hormonas se vuelvan locas. Rio para mis adentros y pongo mi mochila en mi regazo, busco un cuaderno cualquiera y lo saco. El buscar un lapicero dentro de mi sucia mochila es un trabajo difícil, pero lo primero que encuentro es un lápiz y lo sostengo con mis labios mientras cierro la mochila y la hago a un lado.

Tomo el cuaderno entre mis manos, lo coloco en mi regazo y lo abro en una página random. Llevo el lapiz a mis labios y mordisqueo el lado del borrador. Comienzo hacer dibujitos o frases de canciones que se me vienen de la nada. Simplemente para pasar el rato.

—¡Perkins, sé más rápido! —grita el entrenador. Levanto mi cabeza y por ende busco con la mirada a Fred, él cual se encuentra despeinando su cabello un poco irritado.

Lo miro y por un breve momento observo como juega, y lo hace bastante bien diría yo, además de alentar a sus compañeros de equipo.

Hago una mueca y fijo de nuevo la vista en mi cuaderno, paso la hoja y escribo en la parte superior de la hoja:

Razones por las que Fred nunca se fijaría en mí. 

Aprieto mis labios, sintiendo la suficiente autoestima para relatar mi inexperiencia con chicos y él por qué nunca me soportarían. Vuelvo a morder al borrador y divago en mi mente.

Sujétame muy fuerte [AG #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora