--- Confirmo. --- Oikawa sacó de su bolso un pequeño espejo y preocupado comenzó a tocar con las llemas de los dedos las pequeñas curvas debajo de sus ojos.
--- Imagina, que vergüenza que
iwa-chan me vea hecho un ¡desastre!

--- Creo que todos te han visto ya con las lágrimas cuando fuiste al baño.

Toruu jadeó con un ¡Hick!

--- ¡Noya!

--- ¡Lo siento! ¡Lo siento!

¿Cuántos minutos llevaban ya?
¿Diez? ¿Quince? El grupo de siete no hacia más que verse entre sí, sin un tema de conversación.

Se estaba tornando incómodo, Hinata no hacia más que escoger los pies y balancerse de un lado a otro.

Koushi estaba teniendo suficiente.

--- ¿Sabes?

¿Debería decirlo?
Con las manos detrás de la cabeza y la vista hacia el techo sus dedos comenzaron a temblar.

--- Yo también soy gay.

Cerró sus ojos avellana con resignación. ¿Qué podía salir mal?
Ya, lo había dicho y no podía volver al pasado y cambiar de opinión por un par de segundos.

Los ojos de Toruu se abrieron con sorpresa. El silencio que reinó en el círculo no se sintió denso, al contrario, se sentía en paz y de alguna forma liberado.

Si lo aceptaban o no, no importaba. Oikawa estaba en las mismas.

--- Espera...--- Yaku frunció el seño.
--- ¿Gay? ¿Gay de verdad? ¿Cómo pasó?

Suga se alzó de hombros. ¿Cuándo había pasado? ¿Quizá cuando nació?
Nunca se había preocupado en eso, le gustaban los chicos y no pudo darse cuenta hasta que comenzó a sentir cosas muy fuertes por el chico de cabello negro y piel morena que conoció su primer año de camino al club de voleibol.

--- No lo sé. Quizá me di cuenta el día que Daichi comenzó a ser amable conmigo. --- rió, parando en seco sus ideas.

Se llevó las manos a la boca y ahogó un pequeño grito de frustración.

¿Lo había dicho?
Sí.

¡ Idiota, idiota, idiota !

--- ¡¿Daichi-san?! --- Exclamaron Noya y Shoyo al mismo tiempo. Koushi quería que el piso se partiera en dos y se lo tragara vivo.

Shoyo se acercó hasta su regazo y sin dejar de abrir la boca, pequeñas estrellitas reflejaban sus ojos.

Podía jurar que la sorpresa estaba plasmada en el rostro de todos sus compañeros. El único que parecía no afectarle aquella declaración fue Kenma.

El chico teñido de rubio no apartó la mirada de su consola.

--- ¡Daichi! ¡Oh! ¡Yo lo sabía! --- Toruu se colocó de pie y con el espejo en la mano comenzó a celebrar. --- ¡Tenía razón! ¡Demonios!

--- No le digan a nadie ¿Esta bien?

--- ¿Eh? ¿Por qué? --- Yamaguchi se acercó con las mejillas rosadas.
Era un fanático de los romances ajenos, si de él dependiera, le encantaría ser un metiche o como las niñas de su salón apodaban a sus amigas "Un consejero del amor"

Pero el único problema era que no tenía idea de como dar consejos, tampoco sabía nada del amor por experiencia.

--- ¡¿No piensas declararte Suga-san?!

Koushi negó, Noya era alguien muy soñador. Su inocencia y positivismo eran cosas que nunca podría manejar, era abrumador tratar de seguirle el paso.

 Sin Opciones [ En edición] Where stories live. Discover now