Capítulo 29 - Ben NO es mi novio

4.8K 506 348
                                    

Sabía que si Ben se quedaba en mi casa esto se convertiría en un desmadre total. Debía encontrar la forma de sacarlo de aquí.

—¡Benito! ¡Sal de mi casa ahora mismo! —le grité colérica.

Bueno, directamente era mejor hacer las cosas.

Él se giró hacia mí y me sonrió. De repente, miró a Jay.

—¡Oh! ¿eres Jay? —preguntó, y el susodicho asintió con la cabeza—. Ayleen me habló sobre ti.

Abrí mis ojos de par en par. Ben debía parar ahora mismo.

—Ben... —musité, apretando mi mandíbula.

—¿De veras? —preguntó sorprendido.

—¡Genial! ¿verdad? Lástima que tenga que irse ya —comenté, agarrando al maldito Ben de la muñeca y arrastrándole hasta la salida.

—¿Irme ya? ¡tú estás loca! —exclamó mientras salía de mi agarre y se acercaba a Jay de nuevo.

—Tú debes ser ese chico pijo y mimado el cual Ayleen detesta. Encantado, soy Ben —le dijo finalmente, posicionando su mano para ser estrechada, pero no fue así.

Jay miraba a Ben con semblante oscuro.
Ben, esta te la guardo. Te juro que te la guardo.

—Esto... —tartamudeé, sonriendo con nerviosismo— él se equivoca. Él... ¡él habla de otra Jay! Es uno que vive en... y se apellida... y es...

—Basta, Ayleen —me interrumpió sin quitar esa mirada.

Le miré preocupada y luego miré a Ben, quien aguantaba la risa, como si esto fuese realmente cómico. Quería golpearlo hasta que echase las tripas por la boca.

—Buen, esa era la visión que tenía sobre ti cuando no te conocía... —insistí.

—De verdad, no tiene importancia Ayleen —me dijo sonriente, aunque sabía que estaba bastante dolido en el interior.

Me sentía la peor persona del mundo en este preciso instante, y de nada servía culpar a Ben pues si no hubiese sido tan prejuiciosa, nunca hubiese pensado mal sobre Jay y, por consiguiente, nunca le habría dicho nada sobre eso a Ben.
Aunque claro, por tras parte, Ben no debió haber dicho aquello, sobretodo con ésas intenciones.

Aunque ahora que lo recordaba, Ben me dijo tiempo atrás que sentía algo por mí...
Una bombilla se encendió en mi cabeza.

—¡Lo siento tanto, Jay! —empecé a sobreactuar y ambos chicos me miraron preocupados—. Es cierto que al principio pensaba así de ti, pero ahora es diferente, puedo notar que has madurado, y esta faceta de ti... me gusta —mentí, mientras me acercaba más a él.

Pude ver las mejilla de Jay sonrojándose.
Debía admitirlo, aquello me pareció bastante adorable.

Por el rabillo del ojo, pude visualizar cómo Ben transformaba su rostro de «te jodes, Ayleen» por el de «¿Qué mierda acaba de ocurrir?».

—Ya te dije, Ayleen, que no me importaba —recordó, nervioso.

Le agarré del hombro.
Escuché que el contacto era importante a la hora de querer enamorar a un chico.

—Pero me siento mal. Creo que te debo una —insistí con una amplia sonrisa—. Si necesitas algo, lo que sea, tan sólo házmelo saber —dije, recalcando «lo que sea», para intentar darle un doble sentido.

Jay tragó saliva.

—¡Eso no es justo! —exclamó Ben, sorprendiéndonos— ¡tú me haces enfadar todo el tiempo y me insultas cada segundo, sin embargo no me tratas de la misma forma! ¡Exijo que me ofrezcas lo mismo que a Jay! —dijo molesto.

Me reí.

—Tú te jodes, por idiota —respondí.

Me miró indignado.

—¡¿Pero no ves que no es justo?! ¡Exijo igualdad! —insistió.

Suspiré con paciencia... o todo lo que me quedaba de ella.

—¡Deja de exigir cosas y sal de una buena vez de mi casa! —le advertí.

—Disculpad... —habló Jay— ¿sois pareja? —nos preguntó.

—¡Por supuesto que...!

—¡Sí! Eso es, así que aléjate de ella —finalizó Ben mi frase, aunque modificándola, y me acercó a él.

¿A qué jugaba este idiota?
Apreté mis nudillos, preparándolos para el golpe que Ben se llevaría, pero desafortunadamente, mis padres hicieron su no grata presencia en casa.

—¡Es fantástico, señora! —exclamó Hay, emocionado— ¡qué rápido crece su hija! Jamás imaginé que tendría novio. Parece haber asentado la cabeza.

¡No, idiota, no!

Mi madre nos miró a Ben y a mí. Si yo hubiese sido mi madre o mi padre, hubiese malpensado de la misma forma, pues yo estaba apoyada en el pecho de Ben, y él me estaba sujetando.

—¡Sabía que tenías algún romance, por ahí, jovencita! —exclamó mi madre, pero no la escuché molesta.

Me separé rápidamente de Ben.

—Mamá, te equivocas, él no es... yo no... —intenté decir, pero estaba demasiado nerviosa.

—¡Benjamín! ¡es difícil olvidarse de ti! —dijo mi madre, alegre, ¡incluso le abrazó!

Notaba cómo me subía la fiebre.

—¡Estoy tan alegre de ser el novio de su hija! —exclamó él.

¡Maldito mentiroso! ¡desde luego hoy tenía planeado amargarme el día! No, espera... ¡tenía planeado amargarme la vida!

Tomé aire y me preparé para lo que iba a decir.

—¡Yo no soy la jodida novia de Benjamín! —exclamé irritada.

Todos miraron hacia mí.

—No tienes por qué esconderlo, cariño, comprendemos que detrás de esa faceta de chica ruda hay un corazón y puede enamorarse. ¡Voy a preparar la comida! ¡hoy comeremos en familia como Dios manda! —exclamó mi madre.

Definitvamente estaba loca. Loca de remate. Fatal de la mollera.

—Mamá, esto es ridículo...

—Vamos a dar una vuelta mientas mi suegra prepara la deliciosa comida, cariño —propuso Ben, y pasó su brazo por mis hombros. Lo quité rápidamente y agarré su muñeca, tirando de ella hasta salir de mi casa.

Desde luego, debía hablar seriamente con este loco.

Cuando me percaté de que estábamos lo suficientemente alejados de mi casa, empecé a hablar.

—¡Tienes menos inteligencia que un mosquito anormal! ¿qué te pasa? ¿estás amargado y tienes como plan amargarme mi jodida existencia? ¡porque si ese es tu plan, entonces vas a encontrar problemas, Benjamín! ¡problemas muy gordos! —exclamé, sin ser consciente del escenario que estaba montando frente a todo el mundo. Aunque eso no era mi principal preocupación en este preciso momento.

—¡Ahí tienes! ¡por no haberme tratado bien! —respondió.

Algo no me olía bien, metafóricamente hablando.

—¿Esto lo haces por eso? ¿crees que no te trato bien?; ¿esa es tu solución, o el detonante de tus futuros problemas? Porque te voy a decir una cosa bastante clara, Benjamín Peters: si quieres que deje de tratarte mal, no lo estás consiguiendo. ¿Cómo puedes pensar que después de esto voy a tratarte mejor?

Y dicho aquello, me giré para marcharme.

—Lo siento, Ayleen —escuché decir a Ben.

Let's play『Ben Drowned』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora